Elysium 2013. El toroide tarado.

Que esta película fuese del director de “Distrito 9” me pareció una garantía suficiente. El visionado es otra historia.

La acción está situada en una tierra maltratada y superpoblada, concretamente en la ciudad de Los Angeles. Nuevamente se repite el esquema de una población, la amplia mayoría, que sobrevive a duras penas pero centra la atención en el problema de la sanidad. Sí, los ricos tienen acceso a máquinas de diagnóstico y curación que les vuelve prácticamente inmunes y los mantienen jóvenes. Lo interesante del caso es que éstos han creado una estación que orbita la tierra en la que simulan a la perfección un entorno perfecto y allí en ese complejo idílico es donde viven ajenos a la podredumbre de la tierra. Bueno, en ese punto ya se me cayó la historia.

En un cálculo muy optimista la estación puede albergar aproximadamente al 0,00001% de la población mundial.

Y cuando digo un entorno muy logrado hablo de tecnología con mayúsculas.

Comienzan las preguntas: ¿Esa estación a quién pertenece? Estados Unidos… no hay bandera ni identificación que así lo diga. Debemos suponer que “gobiernan” el planeta al completo. ¿Qué ha pasado en el mundo? ¿Es todo una inmensa dictadura por medio de androides? ¿En un mundo así porqué el dueño de la factoría de drones, que además ha construido el toroide, ha de mendigar que se le renueve el contrato? Debería ser uno de los tíos más ricos del mundo. ¿Por qué no existen esas máquinas médicas fuera de Elysium? Aunque sólo fuera para que los pobres tuvieran otro lugar que asaltar. ¿Se puede gobernar la tierra con un número tan bajo de dignatarios? ¿Y los ejércitos? ¿Cómo impiden que alguna facción les ataque? ¿Un golpe de estado desde la tierra? ¿Cuántos transbordadores les llegan al día de otras partes del mundo? Porque sólo Los Angeles envían unos cuantos… Y finalmente uno piensa que se come demasiado el tarro, que es una metáfora a la que no hay que buscarle sentido, que se trata del tema de la injusticia social. Bien. Pues aceptamos barco como animal acuático.

Pero no me dan tregua. El gobierno ahora parece un grupo de preocupados dignatarios que no quieren políticas tan duras como las de la responsable de “Homeland” (se las trae el título) y hablan de derechos civiles y demás cosas responsables para con el prójimo mientras viven a lo grande. ¿Por cierto antes de llegar a esa situación nadie pensó en el control de natalidad? En fin, ya me vuelve a pasar. El caso es que hay una mala malísima encarnada por Jodie Foster y el foco de atención se centra en ella. Pues menos mal que ella es el villano, porque si la tierra está como está con esos políticos, apañados estamos.

Inevitablemente me entran unas irrefrenables ganas de fumarme un cigarrillo y mientras lo hago recuerdo, no sé por qué, Avatar. Sí, esa película tan criticada por muchos. En especial pienso en la versión extendida, la que contiene lo que pudo y finalmente no fue. Me refiero a cuando el protagonista narra cómo es su vida antes del viajecito a Pandora. “Si tienes dinero pueden curarte la columna. Pero no con lo que te queda de la pensión de un veterano. Con ese talón y doce pavos te llega para un café. Estoy en el limbo de la lista de espera…” Descorazonador. La parte en la que la historia cobra sentido, aquella en la que la gente sobrevive en un hacinado mundo, que recuerda a Blade Runner en la que a gente como el protagonista se les trata como a carne de cañón. Le piden que lo de todo por la patria y sin embargo después queda prácticamente abandonado. Supongo que lo cortarían de la primera versión por no desalentar a los futuros marines, ni idea.

El caso es que habla aunque poco de un mundo en el que uno no quisiera estar. Uno en el que puedes tener una mierda de apartamento pero con una enorme tele. Donde parece primar que la gente esté entretenida. Con ese contexto se entiende que los Alienígenas recuerden a los indios, es una recreación del antiguo oeste, de la época de los tramperos y aquellos que se alejaban de la civilización para vivir por su cuenta, de los “Jeremiah Johnson” de este mundo (véase si se quiere “Las aventuras de Jeremiah Johnson” 1972).  

Pero volviendo al tema que nos ocupa tengo que retomar Elysium. A ver, a uno le cuesta entender tanta nave y robot parta indicar que el sistema económico en el que nos movemos ya está en camino de ser como el de la película. Cada día más la sanidad de muchos países tiende por intereses económicos, de los mismos que se irían a vivir a Elysium, a ser de carácter privado volviendo con ello a los que conocemos como “la antigüedad”. Es decir: si tienes dinero te curamos bien y rapidito, si no lo tienes, pues muérete esperando.

Eso me genera otra duda: ¿Pagan impuestos? Si lo hacen está visto que no es ni para sanidad ni para educación, sino para pagar los mismos drones que les esclavizan. A ver, la cosa es bastante básica: si el tema es la antidemocrática sanidad privada el director debería saber que ya se hizo una buena película sobre el tema que se llama “Repo men”(2010).

Van a hackear el sistema de Elysium, bla, bla, bla, y de repente todos pueden subir, bla, bla ,bla, y los robos se vuelven buenos… no sé no veía algo tan infantil desde el hackeo de “Independence Day”. Y por favor, que nadie me obligue a hablar del escudo de “fuerza” del mercenario. Eso… eso… bueno, qué decir y a saber por qué sólo lo usa él. ¿Es democrático el gobierno? ¿Es eso democracia? ¿Si hackeo el ordenador me convierto en presidente del “mundo mundial”?

¿Por qué un lugar como Elysium parece un coladero de pateras espaciales? Lo digo porque allí se colaría hasta un tonto atado a un cohete. De hecho en la imagen del hangar de deportación tiene a cientos de personas esperando… En serio. ¿Cuál es el mensaje de esta película? Porque sobre drones ya han hecho otra película aún mejor “Sleep Dealer” (2008). Una joyita sobre el futuro de la robótica más inmediata.

Sí lo sé, soy consciente, demasiadas preguntas. Pero es que a pesar de que tiene acción, tiros, chica guapa, etc. El resto es un puro sinsentido. Tanto que da miedo. Y lo digo porque recuerda a esas películas que parecen haberse rodado tan sólo para crear una realidad falsa, en la que nos dicen que nuestros gobernantes siempre serán buenos, que el sistema no falla, que el problema son “dos” malos que pueden ser vencidos por un héroe anónimo. Como si nos prepararan para aceptar una realidad como esa.

Como ciencia ficción es cutre. Muy pero que muy cutre. Y en primer lugar de la razón de su mediocridad está que la ciencia ficción en buena medida busca respuestas, no infinidad de preguntas. Sí, un 7 como blockbuster en cuanto a armaduras, armitas, ordenadores, peleas, navecitas… en fin. Eso es todo.