Imaginad que se pudiera erradicar el síndrome de Dawn mediante manipulación genética. De un plumazo.

Y como esta, más de 10.000 enfermedades graves (como el cáncer de mama de origen genético, por poner un ejemplo).
Imaginad que pudiéramos manipular el ADN para erradicar enfermedades hereditarias... ¡Ni más ni menos! ¿Cuánto tiempo crees que va a pasar, para que algo así suceda? ¿5 años? ¿10 años? ¿20 años? Pues como dice el logo del canal: "Futuro, es ahora". En efecto, todo eso ya se puede hacer... y no en teoría, porque en realidad, ya han empezado a hacerlo (y por cierto, a mi me parece un salto evolutivo sin precedentes).

 

Ya hablamos de la tecnología CRISPR: una reciente herramienta de edición del genoma, que actúa como unas tijeras moleculares, capaces de cortar cualquier secuencia de ADN del genoma de forma específica y permitir la inserción de cambios en la misma.
El desarrollo de esta tecnología ha inaugurado una nueva era para la ingeniería genética en la que se puede editar, corregir y alterar el genoma de cualquier célula de una forma fácil, rápida, barata y altamente precisa. Es decir, estará al alcance de prácticamente cualquier ciudadano (si se legaliza).

La era en la que los humanos podrán modificar su propia evolución ya ha comenzado, y recientemente un equipo científico internacional ha corregido con edición genética, una cardiopatía que se transmite de padres a hijos (y que es una grave enfermedad hereditaria del corazón, que provoca la muerte súbita en personas aparentemente sanas).

El punto en que nos encontramos, es que podemos curar enfermedades antes del nacimiento (o antes de que el feto sea gestado), manipulando el genoma humano en un laboratorio.
Los embriones de los que hablo en  concreto (concebidos con fecundación «in vitro»), se corrigieron, pero ninguno se implantó en el útero de una mujer porque el tratamiento aún no se contempla de forma legal. Fue solo un ejercicio científico, una prueba de concepto para demostrar que verdaderamente, se puede hacer algo así (y como digo, de forma sencilla y barata).

Si algún día se aplica en las clínicas (el debate está servido), se podrán corregir problemas de origen genético tan variados como algunos tipos de cáncer de mama o el síndrome de Down (como decía al principio), ya sea en el embrión, o en el útero materno.

Todo esto suena muy increíble (y puede que sea algo difícil de asumir), pero hoy, las parejas que no quieren transmitir una enfermedad hereditaria a sus hijos, pueden evitarlo con un tratamiento de fecundación in vitro. Se hace una biopsia a los embriones y se implantan solo los que están más sanos en las futuras madres. En cierto modo ya se está haciendo manipulación, pero de forma más rudimentaria (de forma selectiva).  Por eso, este tipo de tratamientos ha desencadenado también un debate ético importante en la comunidad científica.

Todo esto no es tan sencillo como parece. ¿Es mejor desechar (eliminar selectivamente), que manipular (corregir genéticamente)? Porque en lugar de desechar los embriones enfermos y matarlos, se podrían tratar y curarlos (pudiendo ser viables en lugar de exterminarlos).
Yo asumo que la manipulación genética antes de la gestación se permitirá y legalizará, pero a una pareja cuyo embrión tiene una tara detectada que se pueda curar, no puedes hablarle de tiempos, plazos y legalidad (querrán sanar a su hijo, aunque esté de 12 semanas). Y digo yo, que si puedes abortar y terminar con la vida de un embrión, ¿por qué no podrían permitirte sanarlo y que siga vivo? A priori, parece más lógico y humano. Todo esto es complicado, como veis (y cada cual tendrá su opinión).

Pero cuando en verdad todo esto se complica, es que esta tecnología también abre la puerta a la generación de «bebés a la carta».
Tarde o temprano todos vamos a estar más o menos de acuerdo en suplir deficiencias y sanar, pero... ¿Y en elegir el aspecto de tus hijos? ¿Es algo banal? ¿Demasiado caprichoso, quizás?
El aspecto es importante (para qué negarlo), y... ¿por qué la herencia génica de unos padres determinados (impuestos), debería arrojar mejores resultados que una elección concienzuda (libre)?

¿Queremos o no queremos ser dueños de nuestro destino? ¿Y hasta qué punto?
Muchas personas todavía no están preparadas (quizá nunca lo estén), para salir del paraguas de la selección natural (sí, esa que premia a los que se adaptan mejor, y extingue a los defectuosos).
La perversa maquinaria que mueve nuestra sociedad es disfrutar de la vida si estás sano, y compadecer a los que no lo están: "Esos no tienen remedio, la naturaleza ha sido cruel con ellos.... pobrecitos... pero oye, que se mueran".
Un día tendremos la oportunidad (y sobre todo, el conocimiento) de curar a los "defectuosos". ¿Qué pensáis que va a pasar? ¿Se antepondrá la lógica de la selección natural, o cogeremos las riendas de nuestra evolución?

Observad a esa persona de la derecha (deduzco que ninguno de vosotros, querría estar en su lugar).

Ahora vas y le dices que podrían haber sanado su aspecto, pero que por cuestiones éticas y legales tiene que sufrir. ¡Que la naturaleza es sabia! ¡La selección natural así lo dispone y sus motivos tendrá! ¡Que Dios así lo ha querido!

Hay personas que sufren mucho. No puede ser que vivan en el desamparo por siempre jamás. La naturaleza tiene sus cosas buenas (si tienes la suerte de salir bien), pero es muy cruel para muchas otras personas. No podemos olvidar esa gente. No podemos condenarla (y más, si podemos hacer algo para que no sufran más).
Como digo, debemos reflexionar qué tipo de evolución deseamos protagonizar (si una que delega su destino a la selección natural, u otra que como civilización inteligente y civilizada, salvaguarda a todo el mundo de las injusticias naturales).

Once organizaciones científicas se pronunciaron un día después de que se anunciara que habían corregido con éxito esa enfermedad del corazón de la que os hablaba, y apoyan la edición genética de embriones... pero, pide que todavía no se implanten.
Cautela, es el término más repetido. Y lo que más les preocupa, es que cualquier error en el genoma introducido en el laboratorio pueda arrastrarse en la línea germinal y afectar a futuras generaciones.
O para decirlo de un modo más comprensible: la técnica parece funcionar, pero antes de dar el visto bueno definitivo hay que estar completamente seguros que no haya efectos secundarios peligrosos.

Pero esa es la explicación educada. Más allá de cautelas, como reconoce Derek T. Scholes, director de Política Científica de la Sociedad Americana de Genética Humana:
«Aunque la edición genómica de la línea germinal podría teóricamente ser usada para prevenir que un niño nazca con una enfermedad genética, su uso potencial también plantea una multitud de cuestiones científicas, éticas y regulatorias y estas cuestiones no pueden ser dirimidas únicamente por los científicos, sino que es preciso un debate social».
Es decir, consideran que falta un debate ético (y que los gobiernos y sociedades se posicionen; este tema no puede dejarse solamente en manos de científicos).

Suplir deficiencias, corregir enfermedades... Bien, todo lo que sea paliar defectos parece de fácil digestión para nuestra sociedad (tarde o temprano, se hará).
El problema es dónde ponemos la línea roja (porque esto, puede desmadrarse).
Me imagino unos padres que "diseñan" a su bebé para  ser tal o cual cosa: una modelo (o un modelo), un futbolista, etc. Que los "fabrican" para ver colmadas sus expectativas y sueños... Y ya desde el día de su nacimiento, los direccionan para tal fin quitándoles toda libertad.
Bien, esto es indeseable, pero siendo realistas, no hace falta manipulación genética para que pase (esto ya sucede en la actualidad). Los malos padres, desgraciadamente siempre existirán.
Pero... ¿Y si pudiéramos "mejorar" esos malos padres? (como veis este camino no tiene fin...)

El caso es que quizá como especie, podríamos acordar que ciertos rasgos que queremos generalizar, se implementen convenientemente en futuras generaciones.
¿Queremos ser cooperativos, solidarios, comprensivos, tolerantes...? Simplemente, favorécelo.
Parecen cosas complicadas, que dependen mucho del entorno y experiencias vitales... pero sin embargo, con el conocimiento debido no lo son.

La neurología está averiguando, inexorablemente,  todos los entresijos del comportamiento humano (porque tiene explicación: no es algo que aflore de la nada, ni es un misterio místico e insondable).
Resulta que en gran medida, la fisiología cerebral determinada dictamina nuestra conducta.

Por ejemplo, unos Investigadores la Universidad de Bonn (Alemania), encontraron que una diferencia genética en un gen específico llamado COMT, aumenta significativamente la generosidad.

Según un informe publicado por la Universidad de Oxford (Reino Unido), científicos de dicha Universidad y de la University College de Londres han identificado una parte de nuestro cerebro que nos ayuda a aprender a ser buenos con los demás. Este descubrimiento puede ayudarnos a comprender ciertos comportamientos antisociales como la psicopatía.

También se ha revelado que  ciertas características en el lóbulo temporal derecho del cerebro, están vinculadas a la “hiperreligiosidad”. En este sentido, ahora ya sabemos que las experiencias que se han denominado espirituales, religiosas o de trascendencia, se producen cuando se hiperactivan estructuras cerebrales pertenecientes a lo que se llama “sistema límbico”. Etc.

Todo esto asusta, en efecto...
¿En qué momento dejamos de ser algo misterioso y divino, para convertirnos en piezas y engranajes descifrables mediante el conocimiento adecuado?

¿De verdad podemos auto-diseñarnos? Más importante aún: ¿Queremos hacerlo? ¿Seremos super-hombres, y las predicciones transhumanistas y posthumanistas se cumplirán?
Y como si tal cosa, hemos entrado en el terreno de la mejora de las capacidades...
¿Por qué no mejorar la capacidad memorística de alguien? ¿O su inteligencia? ¿O su capacidad de atención? (O mejoras físicas)

Quizá penséis que estamos lejos de lograr eso. Quizá penséis que en la actualidad todavía nadie si quiera, se plantea esas cosas...
Pero, Futuro; es ahora (como os decía).

El 'Bill Gates chino' (como lo llaman), articula una tecnología pionera que permitirá a los padres de ese país escoger el embrión más inteligente. Su controvertida investigación busca las raíces genéticas de la inteligencia, y promete que en pocos años, los padres seleccionen a los embriones en función de su coeficiente intelectual potencial.
Con más de 100 máquinas de secuenciación de genes, están descifrando alrededor de 2.200 muestras de ADN (la mayoría procedente de los estadounidenses más brillantes), con un coeficiente intelectual de 160 o más.
Dicen que van a tener éxito en la identificación de la base genética de CI, y que dentro de los próximos diez años, su investigación se utilizará para seleccionar embriones durante la fertilización in vitro, aumentando el coeficiente intelectual de los niños no nacidos hasta 20 puntos. El fin último es aumentar la proporción de niños superdotados chinos.

Hum... Pues ya veis, habrá que hacerse a la idea, ¿no?, porque de tener éxito, no dudo que otros países harán lo mismo para no quedarse atrás.
Yo desconozco si todo esto nos va a traer dicha o desdicha, pero lo que me parece a estas alturas innegable, es que los seres humanos respondemos a procesos materiales químicos y físicos descifrables, entendibles y manipulables.

Sobre el sitio

Soy un amante de la ciencia ficción y la tecnología, y en esta web publico mis obras futuristas. Gracias por la visita y recordad: ¡Futuro, es ahora!