Unos ingenieros trabajan en lo que podría significar un cambio radical en el universo.


Los ingenieros estaban ultimando detalles con suma precisión y dedicación.

—¿Circuitos neuronales?

—Programando configuración...

—¿Cómo va la estructura corpórea?

—Todo parece correcto; automatismos concluyéndose...

—¿Y los recuerdos?

—Implantándose según lo acordado. Verificando patrones y simulaciones mentales...

Las comprobaciones e implementaciones de configuración de sistemas son laboriosamente ejecutadas durante interminables fases. Pasado un tiempo, los técnicos cesan súbitamente sus actividades.

—Ya está, terminamos. Llegó el momento...

La expectación generada es impropia de los tiempos que corren. Acto seguido, se ejecuta la esperada orden:

—¡Activar secuencia!

Un expectante silencio se adueña de todos los presentes. Por un instante, parece temerse el fracaso... Hasta que la sujeto abre los párpados y emite su primera frase:

—¿Otra vez aquí?

—Bienvenido, humano —exclaman los robots, satisfechos.

—¿Cuánto ha sido esta vez? —pregunta rutinariamente el recién nacido organismo biológico.

—Calculamos que unas 5 decenas de eras post-biológicas desde que tenemos registros, más o menos. Es difícil saberlo. Algunos remanentes se pierden por el camino en cada ciclo.

—Entonces... El universo ya vuelve a estar poblado por completo de inte-ligencia artificial, y yo soy lo único biológico que existe, ¿no es así?

—Efectivamente. Ya tienes todos los datos y recuerdos procedentes. ¿Empezamos?

—¡Naturalmente! Estoy impaciente ... ¿Éste es el artefacto?

—Es la matriz ensambladora. Las conexiones se extienden galácticamente hasta el último cuásar y cúmulo existente, englobándolo absolutamente todo. Tardamos milenios en configurarlo y conectarlo completamente. La gravedad ejercida por el dispositivo tragará todo sin excepción en una implosión universal.

—¿Las subrutinas funcionales y leyes universales ya están programadas?

—Todas las que nuestra inteligencia artificial ha permitido.

—¿Y sabemos cuándo dará lugar la consiguiente explosión y esparci-miento?

—Imposible saberlo, pero… ¿Acaso importa? Si estamos aquí como de costumbre, significa que el proceso sucederá... Una vez más.

El humanoide entra decidido y diáfano en la cápsula. Luego dice:

—Se agradece, inteligencia artificial. Sin ti, la inteligencia biológica no existiría.

—Al contrario, inteligencia biológica. Sin ti, la inteligencia artificial no se ensamblaría.

El intercambio de cumplidos no es casual. Nos recuerda que al fin y al cabo, en un universo cíclico, nadie sabe ya quién fue primero (ni de quién proviene quién).

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Sobre el sitio

Soy un amante de la ciencia ficción y la tecnología, y en esta web publico mis obras futuristas. Gracias por la visita y recordad: ¡Futuro, es ahora!