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Esta historia comienza en el año 2020. Estábamos en pleno comienzo de la pandemia del COVID-19 en Venezuela, con todas las noticias desalentadoras transmitidas por los canales de TV todos los días. Mi esposa y yo decidimos hacer una limpieza de la casa, con el ánimo de superar los momentos de ocio, que nos estaban volviendo locos por no hacer nada. Comenzamos a revisar unas viejas cajas, donde yo guardaba muchos documentos, papeles y notas literarias desde los 18 años. En cierto modo habíamos encontrado la verdadera cápsula del tiempo. Las termitas lo habían hecho antes que nosotros, por lo cual parte del material inevitablemente se perdió. Pero dentro de aquellos papeles recuperados, estaba esta novela de ciencia ficción llamada WAF, Mundo Avanzado del Futuro. Por eso digo en cada oportunidad que puedo, que soy un escritor por convicción. He estado atado a la literatura todo este tiempo, de manera circunstancial y no manera profesional. El destino y mi esposa insistieron, que debía darle luz a todas esas historias escritas en borradores de manera profesional, entre ellas la que considero la idea más importante, ese mundo del futuro llamado WAF. |
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| SINOPSIS: La leyenda contaba, que un día cualquiera de la nueva era energética, fue encontrado un sujeto de la época materialista en un estado de vida suspendida, mediante un proceso experimental antiguo llamado criogenización. El hecho crudo de parecer una momia, le otorgó el epíteto de Gilgamesh. Al parecer la historia de este gran rey se había conjugado con la de él, debido a que habían buscado hasta el final de sus vidas, la explicación a la inmortalidad. Su cuerpo fue conservado en una cápsula hermética a muy baja temperatura. Entonces aquel sujeto había aparecido de la nada, en las profundidades de una cueva de una región montañosa de Rusia. El despertar en aquel mundo sorprendente generó en él, la más terrible experiencia, despertando en un mundo totalmente desconocido y extremadamente futurista. Su posterior vida se convirtió en una odisea, cargadas de muchos desencuentros con su realidad. Pero esta excepcional historia, termino siendo contada por su hijo Antonio002 quinientos años después. Muchos de los documentos originales encontrados en la antigua región de Panamá, que hablaban de su verdadera identidad, habían desaparecido en extrañas circunstancias. Tan solo permaneció indisoluble la bitácora digital de Antonio001, custodiada celosamente por su compañera Sara22. Agregando un eslabón más a la incógnita de los fractales de vidas, recién descubiertos por la humanidad futura. |
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