Máquinas del futuro: ¿Nos fusionaremos con ellas?

Máquinas del futuro: ¿Nos fusionaremos con ellas?

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El vídeo de hoy es una colaboración con Misteriosa existencia a raíz de su artículo titulado "Unirse o no unirse, esa es la cuestión". Progresivamente, se están desarrollando programas, softwares, algoritmos informáticos o inteligencias artificiales que crean de forma automática (o casi) cosas que hasta hace bien poco solamente los seres humanos podían hacer.

Cosas como todo tipo de sonidos, cálculos, escritos, imágenes, objetos, etc, están siendo realizados por programas automatizados. Incluso muchas tareas que biológicamente son imposibles de llevar a cabo.
Cuando aparece una nueva tecnología que automatiza y lleva a cabo unas determinadas acciones o tareas de una forma mucho más rápida, productiva y eficiente que la forma en la que lo estaba haciendo hasta ahora uno o varios seres humanos, aparece la pregunta de hasta dónde podrían llegar los avances tecnológicos en el futuro.
¿Se llegará hasta un punto en el que la tecnología pueda realizar cualquier actividad de forma más eficiente que la humana?

Para algunos, la tecnología hiperavanzada del futuro solo estará para realizar todo ese tipo de tareas mecánicas, repetitivas y tediosas que los seres humanos no queremos hacer. Esas tareas que, para poder llevarlas a cabo, no se requiere de ningún tipo de imaginación ni creatividad.

Pero, ¿realmente esto será así? ¿Es cierto que por ejemplo la imaginación y la creatividad, son algo exclusivo de los seres humanos y algo que las máquinas jamás tendrán?

Por extraño que pueda parecer, ya se trabaja en implementarlas en máquinas y los resultados son francamente sorprendentes.
Pero: ¿De dónde proviene la imaginación?, ¿Y de dónde proviene la creatividad?

Podría decirse que un programa informático no es creativo por el hecho de que no toma decisiones por sí mismo para poder crear, por ejemplo, nuevas imágenes a partir de las imágenes que se les da de muestra.
Para que pueda decidir por sí mismo qué nuevas imágenes crear, cómo y de qué manera, se le tiene que programar para que lo haga. Se le tiene que ordenar previamente; hay que darle unas pautas ya predeterminadas, programadas de ante mano.
Y en esencia... ¿esto mismo no es lo que también ocurre con nosotros? ¿No es la naturaleza la que nos “programa” previamente para que podamos ser creativos? ¿Acaso no somos simplemente, como unos robots biológicos programados por la selección natural?

Lo que está claro, es que los seres humanos delegamos cada vez más nuestras decisiones en estos algoritmos o programas informáticos debido a que estos son capaces de realizar muchas tareas mejor que nosotros y, entre esas tareas que realizan mejor, también están las de saber tomar mejores decisiones por nosotros.
Creemos que somos nosotros los que decidimos qué ver, qué comprar, qué escuchar, etcétera, pero en cierto modo, son estos algoritmos los que, mediante sus recomendaciones, hacen que hagamos lo que hacemos.

Los móviles, ordenadores, televisores, etc, se han convertido en extensiones tecnológicas de nosotros mismos que claramente direccionan nuestro comportamiento y gustos.
Si seguimos así, los seres humanos podríamos volvernos irrelevantes porque llegaremos a un punto en el que todas las tareas y todas las decisiones las hagan y tomen estos algoritmos sin que nos demos cuenta. Hasta se habla de inteligencias artificiales que hagan política en un futuro próximo.

Ni siquiera haría falta que los algoritmos fuesen conscientes de sí mismos o que perteneciesen a una inteligencia artificial consciente de sí misma. Solo bastaría con que fuesen capaces de realizar todo tipo de tareas mejor que nosotros para que delegásemos en ellos.
Al fin y al cabo, es lógico pensar que si hacen algo mejor que nosotros confiemos en su criterio y mejor habilidad.
En cierto modo, eso ya está empezando a ocurrir. Y se sospecha que es algo imparable a no ser que ocurra un cataclismo inesperado.

Entonces: ¿No nos queda más remedio que unirnos a la tecnología? ¿Fusionarnos totalmente con ella?
Esta es la idea de por ejemplo, Neuralink, la empresa del multimillonario Elon Musk. Y también es la idea de muchos transhumanistas.

Ellos consideran que, si no hay fusión o unión total con la tecnología del futuro, los seres humanos nos quedaremos atrás y seremos irrelevantes.
Si no es la inteligencia artificial que se hace consciente de sí misma y nos domina, será la unión de aquellos seres humanos que decidan fusionarse con la tecnología la que termine por hacerte irrelevante.
Porque quien no haga ese paso de fusión, se quedará obsoleto viviendo en comunidades aisladas al margen de la sociedad verdaderamente avanzada.

Seamos realistas: A la práctica casi todos querrán abrazar la tecnología pero no podrán, y los que puedan hacerlo, serán solo unos pocos privilegiados que dominarán el planeta.
Puede que el equivalente a no unirse totalmente con la tecnología del futuro sea como, actualmente, ser chimpancés al lado de homo sapiens, por el hecho de que, si tú no haces esa unión, otros sí lo harán, y esos que sí lo hagan, podrían terminar por dominarte hasta el punto de convertirte en su mascota o en algo peor.

Así, se sustituye el temor de ser dominado por una IA superior futura, por ser sometido por humanos superiores futuros.
En ambos casos, el resultado parece ser indeseable para la mayoría que no pude acceder a las mejoras tecnológicas de vanguardia.

Pero no os alarméis. Este razonamiento en muy turbio, ciertamente, pero hoy estoy simplemente explicando la postura de quienes temen la inteligencia artificial y su particular solución para contrarrestarla derivada de su miedo.

Y tú, ¿tienes una opinión formada sobre todo esto?
¿Hay que temer a la inteligencia artificial o más bien a lo que pueden llegar a hacer los propios seres humanos?
Cuéntanos tu opinión en la caja de comentarios.

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