“Se trata de mejorar el cerebro humano para darle más habilidades... si es posible. Por ejemplo, mejorar su capacidad de comprensión; puede que podamos hacer más cosas y comprender las más completas”, propone este profesor de cibernética de la Universidad de Reading (Reino Unido). “Es que a veces, el científico puede ir más lejos aún que la ciencia ficción”, añade.
Reconoce que sus investigaciones apuntan hacia logros que plantearían en el futuro problemas éticos. Pero Kevin Warwick también trabaja en lo más próximo y urgente cuando experimenta la aplicación de estímulos cerebrales en personas con problemas de Parkinson para controlar los episodios agudos de la enfermedad, o la interfaz hombre-máquina en pacientes con determinadas lesiones o discapacidades.
“Está claro que conectar un cerebro humano, a través de un implante, con una red informática podría ampliar a largo plazo las claras ventajas de la inteligencia de las máquinas, así como las habilidades comunicativas y sensoriales del individuo implantado”, explica Warwick en su reciente libro ‘Hay futuro, visiones para un mundo mejor’.
Plantea las ventajas que tendría mejorar el rendimiento del cerebro humano, superando sus limitaciones sensoriales y dándole acceso directo a las enormes capacidades de la inteligencia artificial y la memoria de los ordenadores, sin necesidad de pasar por intermediarios limitados, como el habla.
Reconoce que sus investigaciones apuntan hacia logros que plantearían en el futuro problemas éticos. Pero Kevin Warwick también trabaja en lo más próximo y urgente cuando experimenta la aplicación de estímulos cerebrales en personas con problemas de Parkinson para controlar los episodios agudos de la enfermedad, o la interfaz hombre-máquina en pacientes con determinadas lesiones o discapacidades.
“Está claro que conectar un cerebro humano, a través de un implante, con una red informática podría ampliar a largo plazo las claras ventajas de la inteligencia de las máquinas, así como las habilidades comunicativas y sensoriales del individuo implantado”, explica Warwick en su reciente libro ‘Hay futuro, visiones para un mundo mejor’.
Plantea las ventajas que tendría mejorar el rendimiento del cerebro humano, superando sus limitaciones sensoriales y dándole acceso directo a las enormes capacidades de la inteligencia artificial y la memoria de los ordenadores, sin necesidad de pasar por intermediarios limitados, como el habla.

Warwick se hizo implantar en su nervio mediano una red de microelectrodos, para lograr así un mayor control de una mano robótica, a través de internet, para dar una sensación de fuerza aplicada a un objeto. Además, desarrolló lo que califica de “una forma primitiva de comunicación telegráfica directa entre sistemas nerviosos de dos humanos” (El otro humano era su propia esposa, que se prestó a estos experimentos de telepatía electrónica con un interfaz directo cerebro-ordenador).
Los resultados, explica tras la presentación del libro, apuntan hacia hipotéticos avances terapéuticos revolucionarios, como conferir sentido ultrasónico a una persona ciega. Él quería explorar la posibilidad de entrada extrasensorial directamente al cerebro, y afirma que los ensayos “demuestran que es una posibilidad práctica”, abriendo con el tiempo el camino hacia la mejora de la memoria, el pensamiento multidimensional y la comunicación a través del pensamiento.
En otro experimento, Warwick y sus colaboradores colocaron neuronas de rata en una placa de cultivo con unos electrodos (contactos eléctricos) en el fondo. “Alimentamos las neuronas y mantenemos la temperatura apropiada, de manera que se desarrollan”, explica el profesor de cibernética. “Al principio no hacen nada, pero al cabo de un tiempo las neuronas empiezan a conectarse unas a otras, formando una red”. Entonces, los científicos conectan los electrodos a un robot y el cultivo de neuronas empezó a recibir información directamente de él, siendo capaz de enviar señales para cambia la dirección de un robot, por ejemplo. “Es aprendizaje por el hábito o el refuerzo: a medida que el robot cumple determinadas rutinas día a día, podemos observas como crecen las conexiones entre neuronas”, concluye.
Por ahora, el cerebro artificial de neuronas naturales solo reacciona a estímulos muy simples, reconoce Warwick, “pero podemos hacer cosas más complicadas”, añade.
Aún en un nivel incipiente, el cultivo de neuronas naturales apunta hacia posibles problemas éticos futuros. Si el cerebro experimental alcanzase el mismo número de neuronas que el humano normal ¿Deberia tener los mismos derechos que las personas? Y si fuera aún mayor, ¿tomarían estos cerebros cultivados decisiones sobre los humanos? Warwick plantea las preguntas, y responde que ahora mismo nadie va a construir un cerebro tan potente. Pero las cuestiones quedan abiertas…
Fuentes:
- [sociedad.elpais.com] “Intentamos mejorar el cerebro humano para que haga más cosas”