Chips en humanos: ¿Buena o Mala idea? (Microchips bajo la piel)

Chips en humanos: ¿Buena o Mala idea? (Microchips bajo la piel)

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Miles de personas en todo el mundo han empezado a implantarse chips para diversos usos, y es hora de reflexionar sobre lo que esto significa y si es una tendencia que se globalizará.
Los peligros del uso de chips en personas son ampliamente sabidos y todo el mundo habla de ellos. No me parece, por tanto, un aporte nada interesante a estas alturas redundar en ideas que todos ya conocemos y sobre las que hemos reflexionado mil veces.
Por este motivo -y para ser un poco más original y ofrecer unas consideraciones poco habituales-, he preferido centrarme más en sus aspectos positivos (porque sí, sorprendentemente se me han ocurrido algunos).
No pretendo defender el uso de chips, que quede muy claro, sino solamente presentar una información que por miedo a caer en la impopularidad y el linchamiento apenas nadie se atreve a plantear. Este será un ejercicio de reflexión para intentar esclarecer si las ventajas de los chips superan sus inconvenientes.

La idea de implantarse un dispositivo bajo la piel no es nueva, y ya en 1998 el investigador Kevin Warwick demostró la utilidad de un micro-implante hospedado en su brazo, que fue usado como control remoto de puertas, luces, calefactores y otros dispositivos computarizados mediante señales de proximidad.

Actualmente estamos llegando a unos extremos verdaderamente cansinos con el tema de la publicidad. Estoy pensando por ejemplo, en que te llamen constantemente compañías telefónicas a todas horas para venderte sus productos.
Que se entrometan en nuestras vidas para vendernos cosas es algo que ya nos es común. Como parece serlo, que te escuchen desde distintos dispositivos electrónicos para saber tus intereses y aficiones y así mandarte publicidad de forma selectiva.
Existe la leyenda de que aún teniendo el móvil en reposo y sin estar usándolo, este escucha todas las conversaciones de su alrededor. Incluso hay testimonios que afirman que al hablar sobre algún tema, debido al móvil luego reciben la publicidad pertinente.
Bien, he de decir que no puedo afirmar fehacientemente esto porque ha sido desmentido por varios medios, pero lo que sí es cierto es que dispositivos de voz como Alexa y parecidos, detectan constantemente conversaciones de su entorno que luego pueden ser analizadas.

Ciertamente a nadie le importa si cantas mal en la ducha o si tu hijo está enamorado de la vecina, pero podemos intuir por cuales motivos toda la información recabada puede resultar útil: en efecto, por la publicidad mayormente, pero también, debido a amenazas potenciales.
Sin embargo, todo esto no tiene que ver, en principio, con el uso de microimplantes (siempre y cuando estos no posean micrófonos y se conviertan también en un dispositivo que te escucha).

De todos modos, y pese a las molestias que todo esto pueda generar, podríamos llegar a la optimista conclusión de que es preferible un mundo que te taladra con publicidad de cosas que te interesan, en lugar de publicidad indiscriminada que te disgusta y molesta.

Pero dejemos este tema, y vayamos a la raíz del asunto:
Las clásicas tarjetas de identificación para fichar en la empresa, ya están siendo sustituidas por microprocesadores diminutos implantados en el cuerpo.
Los trabajadores masculinos están acogiendo la iniciativa más bien que las féminas, pero en general no está suponiendo demasiados sobresaltos a la práctica. El chip es una manera más fácil de abrir las puertas o acceder a los dispositivos personales de trabajo de los empleados.

Aunque de momento no se incorpora ningún GPS ni otro sistema de localización, muchos se preguntan cuáles serían las consecuencias de un hipotético mal uso de estos chismes por parte de algunos empresarios.
Bien. No voy a seguir por el camino de demonizar los chips, porque esto ya lo hace todo el mundo, estamos sobradamente concienciados sobre sus peligros y la percepción negativa del asunto es ampliamente sabida: Con los chips nos vigilarán y estaremos controlados.

Voy ser un poco más original (impopular, incluso), porque os invito a hacer algunas reflexiones poco exploradas y que generalmente nadie pone encima de la mesa. En definitiva, voy a hablaros de algunos aspectos de nuestras vidas que podrían mejorar con el uso de estos microimplantes.
Y no es que yo los defienda, pero para ser justos también tienen su lado bueno y como nadie lo dice, lo hago yo para hacer este artículo un poco más interesante.

La idea de insertar un chip en trabajadores puede servir para controlar el acceso de sus empleados a zonas de seguridad restringidas. Asimismo, implantar chips en soldados serviría para saber donde se encuentran y monitorear su salud en los campos de batalla para poder responder así más rápidamente a sus necesidades.

El uso de chips en nuestro cuerpo, podría ser útil en situaciones en las que la rapidez es vital. En caso de un accidente, por ejemplo, el equipo sanitario tendría a su disposición toda la información pertinente para poder actuar: tipo de sangre, alergias, operaciones acumuladas... tu historial médico en definitiva, podría ser fácilmente leído para poder actuar en consecuencia. Esto sería especialmente útil en pacientes con dificultades para comunicarse, como pueden ser los enfermos de Alzheimer o alguien que está inconsciente debido a un accidente.

Este chip facilitaría a hospitales, médicos y pacientes mejorar la asistencia y evitar errores humanos, debido a que se dispondría, instantáneamente, de la información precisa sobre cada paciente y su condición sanitaria.

El uso de estos chips con sensores biomédicos también permitirían monitorear las constantes vitales y alertar de cualquier problema. Esto sería especialmente útil para personas de frágil salud y enfermos.
Curiosamente, ya compramos pulseras para saber lo que hemos caminado, nuestro ritmo cardíaco, etc, por lo que la diferencia sería que no se trataría de un dispositivo periférico sino de algo implantado y con más aplicaciones.

Asimismo, el dispositivo podría alertarte si has bebido alcohol o consumido drogas, impidiéndote que cojas el coche si esa es tu intención. Al igual que te avisaría si te estás durmiendo o vas demasiado rápido al volante. Esto reduciría significativamente el número de accidentes de tráfico.

Todas las personas seríamos localizables mediante un GPS incorporado en nuestro chip (si se implementa esta opción de localización), por lo que excursionistas osados, practicantes de deportes de riesgo, ancianos o cualquier persona en general, nunca se perdería ni quedaría incomunicada. Esto permitirá además a la Policía y a las familias, por ejemplo, localizar a niños y personas perdidas o secuestradas.

Bien. Muchas personas querrían ya actualmente colocar estos implantes a sus animales de compañía para saber donde se encuentran en todo momento y no perderlos. Sin embargo, en el caso de su aplicación en humanos la idea levanta muchas más suspicacias.

Que alguien pueda saber en todo momento donde te encuentras puede ser perturbador, ciertamente. Pero si partimos de la base que un ciudadano normal no tiene en principio nada que esconder, quizás no deberías preocuparte demasiado. ¿Te importaría mucho que pudiera saberse a qué día y hora fuiste al cine y la peli que proyectaron? ¿O que se sepa que desayunas a las ocho de la mañana en determinada cafetería?
Todos estos datos no estarían al alcance de cualquiera, obviamente, sino que formarían parte de una inmensísima base de datos que solo es consultada cuando surge algún problema. Por lo que no te preocupes, podrías seguir siendo infiel a tu pareja sin que se entere.

Entiendo que desde una perspectiva actual todo esto resulta muy intrusivo, pero en el fondo: ¿y qué más da? ¿Cambiaría algo tu vida cotidiana?

Un sistema global de posicionamiento de personas, aunque inquietante, podría frenar muy significativamente la delincuencia (y este es un punto extremadamente importante).
Ladrones y malhechores verían reducido al máximo sus movimientos, porque se podría saber donde están en cada momento. Así, bajo el supuesto de un delito, por ejemplo, podría rastrearse los movimientos del inculpado y esclarecer si lo ha cometido o no. Judicialmente, representaría una auténtica revolución.
La alternativa que tendrían los delincuentes sería extirparse el chip, pero en un mundo donde cualquier actividad se maneja a través de tu chip, vivir al margen de todo y de forma paralela a la sociedad sería complicado.

Actualmente, a las personas en arresto domiciliario les ponen un dispositivo en el tobillo que sirve para monitorizar su posición en todo momento y tenerlas confinadas en su casa.
En este caso el chip permitiría lo mismo, pero además podría alertar a la policía si alguien infringe una orden de alejamiento. Esto podría llevar a salvar vidas.

Para los detractores de los chips (y seguramente seáis uno de ellos), la sola idea de llevar algo implantado en el cuerpo, que no se puede apagar, supone una invasión total de la intimidad.
Pero ya existen actualmente microchips que se implantan en la piel entre el pulgar y el índice, y que permiten que la persona que lo lleva pueda abrir la puerta de su casa, acceder a la oficina o arrancar el coche con un simple movimiento de mano. También se pueden almacenar datos médicos en estos implantes.

Con lo cual, la pregunta quizá no sea si llegaremos a implantarnos chips de identificación para múltiples usos, sino cuando se globalizarán.
Que cada cual analice todos los pros y los contras de todo esto y saque su propia conclusión sobre el tema.

¿Qué os parece?
¿Los chips nos esclavizarán o nos liberarán de un montón de problemas?
¿Las ventajas de los chips no superan sus desventajas?
¿Te ves con un chip de estos en el futuro?


Fuentes:

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En parte de acuerdo

Creo que la reticencia hacia los chips radica en la inseguridad del uso de la información que se obtiene a través de ellos. Una regulación efectiva que garantice la seguridad de la información para los fines preestablecidos y acordados con su titular mejoraría la fama de su uso y no se caería tanto en distopías orwellianas. Las ventajas, como comentas, son claras pero la inseguridad sobre su uso es lo que provoca la falta de confianza. Personalmente, no me veo con un chip pero por las razones que comento. También es verdad que cada persona marca los límites de su propia privacidad y está en todo su derecho pero creo que, en todo caso, los deben proporcionar seguridad para generar confianza.

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