Baxter, el trabajador perfecto… es un robot

Baxter, el trabajador perfecto… es un robot

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Hace unos dos meses, llegó un nuevo empleado a la cadena de producción de Vanguard Plastics en Southington, Connecticut. El nuevo trabajador de este pequeño fabricante de objetos plásticos se llama Baxter, mide un metro ochenta, pesa 136 kilos y es un robot. A pesar de ser una máquina corpulenta, Baxter es sorprendentemente expresivo. Un par de ojos en la pantalla que le sirve de cara, observan fijamente los movimientos del robot mientras coge componentes plásticos, ponen cara de preocupación cuando se equivoca y dirigen la mirada hacia su próxima tarea cuando la que está haciendo ya se ha terminado.
Pero la verdadera razón de ser de estas expresiones faciales es que permiten a los trabajadores humanos que lo rodean saber instantáneamente si Baxter está haciendo su labor adecuadamente y también qué hará a continuación.

Baxter es el primero de una nueva generación de robots industriales más inteligentes y adaptables. Los robots industriales convencionales resultan caros de programar, son incapaces de enfrentarse siquiera a pequeñas desviaciones en su entorno y son tan peligrosos que tienen que estar separados físicamente de los trabajadores humanos. Así que, aunque la robótica se haya convertido en algo habitual en las industrias, sigue siendo poco práctica para muchos. Baxter, sin embargo, se puede programar más fácilmente que un DVD y es capaz de responder con habilidad ante una pieza fuera de lugar o una mesa que se ha movido. Cuando Baxter ha terminado con una tarea, un trabajador puede enseñar al robot a empezar otra. "Casi cualquiera puede, literalmente en muy poco tiempo, aprender a programarlo", afirma Chris Budnick, presidente de Vanguard Plastics; "Son un par de minutos".
Y es tan seguro, que la empresa desarrolladora de Baxter, Rethink Robotics, cree que puede trabajar sin sobresaltos junto a sus compañeros de trabajo humanos.

baxter

Para enseñar a Baxter a reconocer algo, solo tienes que sujetar el objeto delante de una de sus cámaras, que se encuentran en la cabeza, en el pecho y en el extremo de cada uno de sus brazos. Para programar una acción puedes mover uno de los dos enormes brazos de Baxter replicando el movimiento que deseas que haga y seleccionar de entre una serie de acciones preprogramadas usando un par de ruedas de control que se encuentran en cada antebrazo. Cuando coges un brazo de Baxter, es ligero como una pluma. Sus motores compensan el peso en respuesta a tu tacto, haciendo que sea fácil desplazar la pesada extremidad. Su sofisticado software de visión sirve para que, aunque una pieza de plástico se haya girado, Baxter siga reconociéndola.

Esto quizá conlleve la pérdida de empleos en una fuerza de trabajo poco cualificada que ya tiene bastantes dificultades para encontrar trabajo. Pero también podría ayudar a Estados Unidos a competir contra países que ofrecen mano de obra barata a escala global. La En estados Unidos la manufacturación ha caído drásticamente durante las últimas décadas, en parte porque trabajadores de otras partes del mundo hacen tareas sencillas y poco cualificadas por mucho menos dinero. Pero los robots como Baxter podrían eliminar esa ventaja de un plumazo al hacerse cargo de ese tipo de tareas, haciendo que fuera de nuevo posible que muchas industrias fabricaran sus productos de forma competitiva en Estados Unidos y otros países desarrollados.

Hay quien teme que superar esos obstáculos suponga una pérdida de empleos para los humanos, pero Rodney Brooks, su creador, no está de acuerdo. Afirma que Baxter está diseñado para hacer que los trabajadores humanos sean más eficientes, no para sustituirlos. "Un taladro eléctrico hace que un contratista sea más productivo", explica. "¿Deberíamos prohibir los taladros eléctricos para que haya más trabajo para los contratistas? Pregúntaselo a cualquier contratista".

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