Proteína que bloquea el cáncer de mama

Proteína que bloquea el cáncer de mama

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El cáncer de mama constituye uno de los tumores más frecuentes en las mujeres españolas. Muchas de las muertes que provoca la enfermedad se deben al desarrollo de resistencias a los tratamientos en uso actualmente, la malignidad intrínseca de algunos subtipos de tumor y, sobre todo, al desarrollo de metástasis que dificultan el tratamiento efectivo de las pacientes.
Por tanto, para los expertos es relevante el poder identificar nuevas dianas terapéuticas que permitan abordar estos problemas, bien de manera independiente o combinada con terapias ya existentes.
Ahora, un reciente trabajo del grupo de Xosé R. Bustelo, del Centro de Investigación del Cáncer de Salamanca (CIC-IBMCC), ha permitido identificar que la eliminación de la proteína R-Ras2/TC21 bloquea el desarrollo de estos dos procesos malignos.
El trabajo ha contado con la colaboración de los grupos de investigación liderados por Balbino Alarcón, del Centro de Biología Molecular Severo Ochoa de Madrid, y Mercedes Dosil, del Centro de Investigación del Cáncer de Salamanca.

ancermama

R-Ras2, también denominada TC21, es una proteína muy parecida a los miembros de la familia Ras. Estos genes suelen mutar y estar implicados en el desarrollo del cáncer. Esto hizo sospechar a los investigadores que debería tener un papel fundamental en el desarrollo de tumores y, por tanto, representar una potencial para el desarrollo de nuevos fármacos.
El nuevo estudio ha confirmado esta idea ya que, utilizando diversos modelos experimentales en ratón, se demostró que la eliminación de la proteína R-Ras2 provocaba un freno en el crecimiento de tumores de mama y, además, un bloqueo en el desarrollo de metástasis en pulmón.
Asimismo, el trabajo muestra también que la eliminación de esta proteína afecta por igual al desarrollo y propiedades metastásicas de dos de los subtipos más frecuentes de tumores de mama, los conocidos por Her2 positivos y los triple negativos. Estos últimos son, actualmente, los más difíciles de tratar en la práctica clínica debido a su alta malignidad.
En un trabajo previo realizado también conjuntamente por Bustelo y Alarcón, se había demostrado que la eliminación de esta proteína en ratones sanos no inducía ningún efecto colateral o enfermedad, lo que sugiere que futuras terapias basadas en la inactivación de la ruta de R-Ras2 no darán lugar a efectos colaterales perniciosos en pacientes.
Un reto pendiente es saber si la desactivación de esta proteína puede contribuir a frenar otros tipos de tumores. Usando estrategias similares a las del presente estudio, “hemos visto que no es así en algún tipo de tumor como el de piel o colon, pero sí hay resultados preliminares positivos en otros como el linfoma”, concluye Bustelo.

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