En agosto de 1946, Roger Kornberg todavía era una única célula, formada por la unión de un óvulo de su madre, la bioquímica Sylvy Ruth Levy, y de un espermatozoide de su padre, el también bioquímico Arthur Kornberg. Su padre ganó el Nobel de Medicina en 1959 por iluminar los mecanismos de formación de ese manual de instrucciones de la célula, el ADN. Casi medio siglo después, el propio Roger también ganó el Nobel, esta vez el de Química, por ir un paso más allá que su progenitor al describir el proceso de transcripción genética de las células eucariotas (o por decrilo de otro modo, el método mediante el cual se copia la información del ADN al ARN).
Comprender este funcionamiento de transcripción es de vital importancia para la medicina, porque si no se hace el organismo muere en unos cuantos días.
Roger David Kornberg es ahora un científico estadounidense de 72 años y profesor de biología estructural en la Facultad de Medicina de la Universidad de Stanford.
Según palabras textuales de Kornberg: "La vida es química: nada más y nada menos. El funcionamiento del cerebro se comprende tan poco que se tiende a asociarlo a significados mágicos o místicos. Pero químicamente el cerebro es una colección de cables e interruptores. Todos los cerebros humanos son más o menos iguales y las pequeñas diferencias son el resultado de distintos patrones en los interruptores, basados en una combinación de nuestra genética y de nuestras experiencias. Pero, al final, es química, nada más y nada menos, aunque la gente se resista a la idea. Muchas personas quieren asociar sus propias experiencias a algún significado especial, como la religión. Pero es química".
Él habla de una especie de “máquinas” moleculares diminutas, vamos a decir, que transforman las instrucciones del ADN en ARN. Y en este proceso, se pueden cometer errores que conduzcan a la muerte. ¿Podemos morir pues en cualquier momento?
Desde la forma de nuestro cuerpo hasta los detalles de nuestro funcionamiento, son una consecuencia de la información genética.
Sabemos que la información en nuestros genes se copia en otra molécula llamada ARN, que entonces dirige la síntesis de proteínas. Y las proteínas hacen todo. La idea esencial es que la información en los genes es la base de todo lo que hay que saber sobre nosotros. Es cierto que puede haber modificaciones por la experiencia, pero todo empieza en la información que hay en nuestros genes. Cada célula del cuerpo contiene las mismas instrucciones genéticas, todo el ADN, pero sin embargo tenemos 200 tipos diferentes de células: nerviosas, del hígado, del músculo, de la sangre, de la piel, etc. La diferencia entre ellas es qué genes se utilizan en cada tejido. Y esta decisión se toma a la hora de copiar la información desde el ADN al ARN.
Si se comete un error, si se activa el gen equivocado en un tejido en el que debería estar silenciado, muy a menudo se genera un cáncer. Un cambio en una sola de las miles de letras de un gen puede causar una enfermedad.
Nuestro ADN sufre continuas mutaciones debido a la radiación cósmica, al oxígeno, a la luz del Sol y a sustancias químicas de todo tipo (especialmente de los alimentos). Sufrimos dos trillones de daños cada día. Y todos deben ser corregidos, porque uno solo de ellos podría causar un cáncer u otra enfermedad. Esta es una característica extraordinaria de nuestra fisiología y de nuestra química: la capacidad de reparar todos estos daños sin error cada día.
Según este buen hombre la vida es pura química, como digo. Por lo tanto, cuando entendamos las bases químicas de las enfermedades, automáticamente podremos concebir estrategias químicas para corregirlas. No hay duda de que esto se aplicará a enfermedades hereditarias y al propio envejecimiento.
Hace tan solo poco más de 100 años, las enfermedades se atribuían a desequilibrios de los líquidos del organismo. No había cura para ninguna enfermedad, y había tratamientos muy rudimentarios como sangrados y purgantes agresivos.
El hecho esencial es que ahora sabemos que funcionamos bajo la química, y todas las enfermedades reflejan una distorsión de la química. Según él, encontraremos tarde o temprano los medios químicos para corregir esas distorsiones, y tanto el envejecimiento como las enfermedades acabarán formando parte del pasado.
Para Roger Kornberg la química es lo más útil, en efecto, porque nos ayuda a entender el mundo que nos rodea: tanto el cuerpo humano y su funcionamiento, como todo lo relacionado con la salud y el medio ambiente.
¿Tú también piensas que somos química descifrable?
Y de ser así, ¿podremos acabar algún día con todas las enfermedades?
¿O hay algo misterioso y divino en nosotros que jamás vamos a llegar a entender?
Fuentes:
- [elpais.com] La gente se resiste a la idea, pero la vida es solo química
- [es.wikipedia.org] Roger D. Kornberg
- [elmundo.es] El Nobel de Química también premia la genética