Maria A. Blasco y Bruno M. Bernardes de Jesús, junto a un grupo de colegas del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) han desarrollado y probado con éxito lo que se considera es la primera terapia génica capaz de alargar la vida de las ratas. A diferencia de trabajos anteriores, este tratamiento se implementa en ejemplares adultos, modificando directamente los genes. En otros experimentos había que modificar los genes mientras que los cobayos se encontraban en estado embrionario, situación que era prácticamente inaplicable en humanos y -por supuesto- completamente inútil para alargar la vida de quienes estamos vivos. Se trata de una terapia que podría ser aplicada en humanos, que ha demostrado ser segura y efectiva en ratones, y que ha conseguido alargar la vida de los roedores tratados hasta en un 24%. Otro aspecto muy destacable de este experimento es que el tratamiento que han puesto a punto los científicos del CNIO no solo ha impedido la aparición de enfermedades típicas de edad, sino que ha mejorado la coordinación neuromuscular sin que por ello se haya visto incrementada la incidencia de cáncer.

Las estadísticas muestran que los ratones que fueron tratados al año de vida, vivieron un 24% más que los que no recibieron el tratamiento. En esencia, la terapia génica empleada consiste en tratar al animal con un virus cuyo ADN ha sido modificado para incorporar el gen de la enzima telomerasa, que se encuentra estrechamente relacionado con el envejecimiento. Los científicos saben que la telomerasa es capaz de reparar los telómeros (en los extremos de los cromosomas), “frenando” el reloj biológico de las células (a cada división celular, estos se acortan tendiendo a desaparecer).
Los autores destacan que el experimento ha “demostrado que es posible desarrollar una terapia génica antienvejecimiento con telomerasa sin aumentar por ello la incidencia de cáncer”, algo que hasta ahora nunca se había conseguido. Es posible que esta terapia no se aplique en humanos hasta dentro de varios años, pero nadie puede dudar de que se trata de un muy buen primer paso en el camino que conduce a una prolongación de la expectativa de vida sin riesgos adicionales.
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