Turismo y minería espacial, paso lógico cercano

Turismo y minería espacial, paso lógico cercano

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El turismo espacial está considerado por muchos como el siguiente paso en la carrera del ser humano hacia el espacio.



El turismo espacial ya dio su pistoletazo de salida en 2001, cuando el multimillonario Dennis Tito viajó a la Estación Espacial Internacional. Con esta operación, Tito se convirtió en el primer "turista espacial" de la historia. Varios turistas han seguido posteriormente al norteamericano en su viaje...
El turismo espacial comenzó antes de que nos diéramos cuenta. Pero, ¿cuándo podremos disfrutarlo los comunes mortales? (Y con esto me refiero a la gente con un bolsillo normal)
En estos momentos, hay varias apuestas para construir estaciones espaciales comerciales. Dichas estaciones pretenden aportar todas las comodidades turísticas, incluyendo personal y acomodación para poder disfrutar unos días en el ambiente más enigmático que conocemos.
Al contrario que en la ISS, los turistas de estas estaciones no serían un miembro más de la tripulación (como Tito, qué se encargó de las comunicaciones y la comida), sino meros pasajeros ociosos.
Todas estas estaciones (que aclaro, ya se están construyendo), permitirían comercializar el viaje turístico a precios razonables.
Las nuevas naves de transporte tales como la Dragon Crew o la Starliner de Boeing permitirán facilitar este proceso y llevar a los cosmonautas y turistas, más cómodamente. Pero aún así, los costes no se reducirán hasta bastante tiempo después. De hecho, es difícil saber para cuándo existirán precios asequibles, pero todo indica que en unas décadas, las estaciones orbitales serán accesibles a gran cantidad de turistas.
Este será el primer paso, para luego, encaminar el turismo hacia otros rincones del sistema solar, fuera de la Tierra...
En efecto, el Sistema Solar podría ofrecer abundantes oportunidades para el turismo espacial, siempre y cuando algún día se logren motores para acortar los tiempos del viaje y abaratar los costes del mismo.
Pero la conquista del espacio, no se limita a caprichosos viajecitos turísticos...

La empresa privada llega al Espacio, y una nueva generación de multimillonarios tecnológicos, quiere convertir también la minería de asteroides, en la nueva fiebre del oro del Siglo XXI.
El 28 de enero de 1986, a los 73 segundos de haber despegado, el transbordador espacial Challenger (un símbolo de la hegemonía tecnológica de la NASA), explotaba. En la detonación morían los siete astronautas que viajaban a bordo. Ese día cuatro chicos contemplaban atónitos en la televisión el mayor desastre de la historia aeroespacial estadounidense. Jeff Bezos, Elon Musk, Larry Page y Peter Diamandis, quienes revolucionan hoy la tecnología y el espacio, entendieron en ese instante que el Gobierno también se equivoca. Pero al mismo tiempo, intuyeron que el mundo llamaba a la puerta de una era distinta.
En 1989, tras la caída del muro de Berlín y el final de la Guerra Fría, la aventura espacial pareció congelarse, pero cuatro años más tarde, el propio Musk (quien en 2003 ya había creado el disruptivo fabricante de vehículos eléctricos Tesla), anunciaba el fin de la vieja industria espacial y el comienzo de un tiempo nuevo.
En 2009 su compañía SpaceX lanzó su primer cohete con éxito, e hizo algo insólito en uno de los sectores más opacos del mundo: reveló sus costes. Desde entonces, cientos de nuevas compañías espaciales han captado (solo del sector privado), 7.000 millones de dólares.

En 2014 la consultora The Motley Fool estimaba la riqueza minera de la luna entre 150 y 500 trillones de dólares.
“Todo a lo que damos valor en este planeta: minerales, tierra, fuentes energéticas, metales, combustibles... se halla, en cantidades casi infinitas en el sistema solar”, comentó en una conferencia de 2013 Peter Diamandis (uno de los fundadores de Planetary Resources, firma especializada en la explotación minera de asteroides).
Sin embargo, existe un problema tan profundo como el espacio: el coste. El transporte continúa siendo el cuello de botella de todos los proyectos espaciales. El coste del transporte espacial tendrá que bajar todavía más, antes de que sea rentable trasladar minerales desde los asteroides. Una solución imaginada por los ingenieros, es utilizar a los asteroides como si fueran gasolineras.
La minería espacial, no es una excentricidad: Basándonos en las reservas conocidas terrestres y el creciente consumo en los países en desarrollo, se especula que los elementos clave necesarios para la industria moderna, incluyendo antimonio, zinc, estaño, plata, plomo, indio, oro y cobre, podrían agotarse en la Tierra dentro de 55 años.

El futuro en el espacio, obviamente busca justificarse en la viabilidad económica (aunque quizá existen otras motivaciones más poderosas). Los seres humanos —sostiene Peter Diamandis— tienen la “obligación moral de convertirse en una especie interplanetaria. Ese viaje sería un Arca de Noé que daría sentido a la curiosidad humana y resguardaría el planeta.
No sé si puede interpretarse de sus palabras, que la Tierra podría convertirse a la larga en una especie de reserva protegida sin humanos; Un planeta salvaguardado, que no soporte el peso de nuestro vivir constante...

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