El turismo espacial ha dejado de ser exclusivo para astronautas profesionales, y hay una creciente demanda de interesados dispuestos a pagar fortunas por travesías más allá de nuestro planeta.
Ya se han reservado vuelos y se están confeccionando listas de pasajeros para los primeros viajes privados que orbitarán alrededor de la Luna.
Impresionantes naves espaciales, como la Starship, prometen capacidad para decenas de pasajeros en amplias cabinas, que podrían incluir camarotes privados.
Este emocionante cambio de paradigma significa que los viajes espaciales ya no son exclusivos de los astronautas profesionales.
Diversas motivaciones impulsan a los turistas espaciales a aventurarse en el cosmos, y con los avances tecnológicos en las naves espaciales, es muy probable que ocurran encuentros sexuales en el espacio en la próxima década.
Los vuelos de turismo espacial probablemente limitarían la posibilidad de concebir en el espacio, y en consecuencia, las pasajeras embarazadas no serán permitidas a bordo.
Sin embargo, la industria del turismo espacial enfrenta desafíos desconocidos, como embarazos ocultos o no detectados, ya que a veces las mujeres desconocen su estado hasta que están en trabajo de parto. Aunque los turistas espaciales utilicen anticonceptivos, no hay certeza de cómo funcionarán fuera de la Tierra, dado que no se han realizado estudios sobre su efectividad en entornos espaciales.
Además, existe la incertidumbre acerca de posibles anomalías en el desarrollo de embriones humanos concebidos en el espacio, fenómeno poco explorado y estudiado.
En definitiva, el turismo espacial ya es una realidad y es muy probable que, en un futuro cercano, se produzcan interacciones sexuales entre algunos de los participantes. El verdadero interrogante radica en si el sector estará debidamente preparado para afrontar las posibles consecuencias de estas interacciones sexuales.
Fuentes: