Cuando en el 2004 el presidente de EEUU George W. Bush anunció su intención de instalar una base estable en la Luna en el plazo de dos decenios, la declaración pudo parecer descabellada. Sin embargo, un año después de cumplirse los 40 años de la llegada del hombre al satélite, los científicos coinciden en que el proyecto es técnicamente viable.
Haym Benaroya, es un ingeniero de la Universidad Rutgers, en EEUU, que ha dedicado los últimos 20 años al diseño de viviendas lunares. «El plazo no me parece exagerado», coincide Jordi José, astrofísico de la Universitat Politècnica de Catalunya y del Institut d’Estudis Espacials. «En los años 50, se escribieron novelas que preveían la llegada de los humanos a la Luna en el 2100. Sin embargo, la hazaña se cumplió en poco más de una década», bromea José, también experto en ciencia ficción.
Cuestión aparte es que existan los recursos suficientes y la voluntad política para que la agencia espacial estadounidense, la NASA, pueda llevar a cabo finalmente el proyecto, bautizado como Constellation. Razones para volver y quedarse allí no faltan, según Benaroya: «Los recursos de la Luna son preciosos: abunda el helio 3, el combustible de las futuras centrales de fusión nuclear».
Haym Benaroya, es un ingeniero de la Universidad Rutgers, en EEUU, que ha dedicado los últimos 20 años al diseño de viviendas lunares. «El plazo no me parece exagerado», coincide Jordi José, astrofísico de la Universitat Politècnica de Catalunya y del Institut d’Estudis Espacials. «En los años 50, se escribieron novelas que preveían la llegada de los humanos a la Luna en el 2100. Sin embargo, la hazaña se cumplió en poco más de una década», bromea José, también experto en ciencia ficción.
Cuestión aparte es que existan los recursos suficientes y la voluntad política para que la agencia espacial estadounidense, la NASA, pueda llevar a cabo finalmente el proyecto, bautizado como Constellation. Razones para volver y quedarse allí no faltan, según Benaroya: «Los recursos de la Luna son preciosos: abunda el helio 3, el combustible de las futuras centrales de fusión nuclear».

Los investigadores y los entusiastas del espacio, miran hacia el helio 3 como la fuente de combustible perfecta: es extremadamente potente, no es contaminante y virtualmente sin subproductos radiactivos. Y anuncian que será el combustible del siglo XXI. Hoy día, el helio 3 podría tener un valor de $4 mil millones la tonelada (en términos de su equivalente en energía comparado con el petróleo), según estima Kulcinski, un defensor y pionero en este campo. "Cuando la Luna se vuelva independiente, tendrá algo que comerciar", dijo. Los astronautas del Apolo encontraron helio 3 en la luna en 1969, pero el enlace entre el isótopo y los recursos lunares no se realizó hasta 1986. "Les tomó 15 años a los geólogos lunares y a los pioneros de la fusión para toparse unos con otros", dijo Schmitt, el último astronauta en dejar pisadas sobre la Luna. Mientras que es cierto que para producir unas 70 toneladas de helio 3 necesitarían calentarse un millón de toneladas de suelo lunar a unos 800 grados Celsius para liberar el gas, los que presentan la propuesta dicen que la devastación de tiras de superficie de la luna, no es la meta; "Hay suficiente tan sólo en Mare Tranquilitatis para que dure por varios cientos de años", dijo Schmitt. La luna estaría a tiro de piedra de otras fuentes ricas en helio 3, como las atmósferas de Saturno y Urano.

La Luna sería también un entorno ideal para llevar a cabo experimentos sin la gravedad y las perturbaciones electromagnéticas terrestres. Por otro lado, el esfuerzo revertiría en fomentar vocaciones científicas y sinergias. Finalmente, y sobre todo, una base estable en la Luna sería el ensayo general para viajar a Marte, algo previsto por Benaroya para el 2050 (recordar que se había previsto para el 2030).
«Desde la experiencia de la Estación Espacial Internacional sabemos que el flujo sanguíneo llega con más dificultad a la periferia del cuerpo, los fármacos no circulan bien y los órganos flotan en el cuerpo fuera de su posición natural», explica Benaroya.
De momento, los astronautas encaran estos problemas incrementando su actividad física. Sin embargo, Benaroya no excluye que para estancias prolongadas haya que recurrir a terapias génicas para aumentar la resistencia del cuerpo.
«Desde la experiencia de la Estación Espacial Internacional sabemos que el flujo sanguíneo llega con más dificultad a la periferia del cuerpo, los fármacos no circulan bien y los órganos flotan en el cuerpo fuera de su posición natural», explica Benaroya.
De momento, los astronautas encaran estos problemas incrementando su actividad física. Sin embargo, Benaroya no excluye que para estancias prolongadas haya que recurrir a terapias génicas para aumentar la resistencia del cuerpo.

La empresa Astrobotic Technology Inc. con la asesoría del instituto de robótica de la Universidad Carnegie Mellon (CMU) realizaron un estudio para la NASA sobre la viabilidad de la construcción de una base en la luna. Los resultados contemplaron el diseño de pequeños robots de construcción y la base lunar en sí, que servirán de puerto para vehículos espaciales gracias a sus numerosos puestos de alunizaje. El objetivo será tener una base lunar operativa antes del 2020, después de solucionar un gran problema: Cada cohete que despegue del suelo lunar desplazará una gran cantidad de polvo y gravilla lunar, haciendo inviable utilizar el mismo lugar como plataforma. Para ello, se han planteado dos soluciones; una consiste en construir unas barreras de 2,5 metros de alto con los pequeños robot lunares, y la otra es utilizar robots para cortar y compactar el terreno lunar armando bloques con los que se construiría una plataforma lunar durable.
En la Luna se han detectado 600 millones de toneladas de agua localizadas en 40 cráteres, comunicaba la NASA recientemente gracias al radar Mini-Sar, instalado en el satélite indio Chandrayaan-1.
“Estos nuevos descubrimientos demuestran que la Luna es un lugar más interesante que lo que se había creído hasta ahora”, comentaba Paul Spudis, encargado del radar Mini-Sar.
En la Luna se han detectado 600 millones de toneladas de agua localizadas en 40 cráteres, comunicaba la NASA recientemente gracias al radar Mini-Sar, instalado en el satélite indio Chandrayaan-1.
“Estos nuevos descubrimientos demuestran que la Luna es un lugar más interesante que lo que se había creído hasta ahora”, comentaba Paul Spudis, encargado del radar Mini-Sar.
Si la NASA llega a establecer una base permanente en la Luna, los científicos y astronautas que allí vivan tendrán que ser capaces de hacer un seguimiento lo más preciso y directo posible de los miembros de la expedición y de sus vehículos lunares. La NASA ha encargado parte de este trabajo a un equipo multidisciplinar de ingenieros de la Universidad de Houston, en los Estados Unidos. Como recuerda uno los integrantes de este equipo, Heider Malki, en un comunicado de la propia Universidad, si la tripulación siempre se queda cerca del lugar donde alunizaron, la recogida de información va a ser muy limitada, por lo que se van a ver obligados a recorrer distancias más largas. utilizando GPS, entre otros dispositivos.
Malki y su grupo, están ayudando a la NASA a crear un sistema de navegación que permita a los exploradores contactar con su base lunar, encontrar el camino de vuelta, y comunicarse entre sí.
Entre tanto, las autoridades de California han registrado como patrimonio histórico una colección de 106 objetos que dejaron en la Luna los astronautas del Apollo 11, en 1969. El objetivo es que tal iniciativa abra el camino para que la Base Tranquilidad sea incluida en el Patrimonio Mundial de la Unesco.
La colección de objetos, con un peso de más de dos toneladas, incluye la base del módulo de alunizaje y la bandera estadounidense que los astronautas Neil Armstrong y Buzz Aldrin colocaron en la Luna el 20 de julio de 1969; además, un monitor sísmico y un espejo de alta tecnología utilizado para reflejar los rayos láser emitidos desde la Tierra para medir la distancia exacta con su satélite (se sabe por ello que la luna se separa unos 3,4 cm por año).
Además, se registraron objetos dejados por los astronautas -botas, herramientas, contenedores de comida vacíos y bolsas de desechos humanos-, con el objetivo de restar peso a su carga para el despegue en la Luna de regreso a la Tierra.
Entre tanto, las autoridades de California han registrado como patrimonio histórico una colección de 106 objetos que dejaron en la Luna los astronautas del Apollo 11, en 1969. El objetivo es que tal iniciativa abra el camino para que la Base Tranquilidad sea incluida en el Patrimonio Mundial de la Unesco.
La colección de objetos, con un peso de más de dos toneladas, incluye la base del módulo de alunizaje y la bandera estadounidense que los astronautas Neil Armstrong y Buzz Aldrin colocaron en la Luna el 20 de julio de 1969; además, un monitor sísmico y un espejo de alta tecnología utilizado para reflejar los rayos láser emitidos desde la Tierra para medir la distancia exacta con su satélite (se sabe por ello que la luna se separa unos 3,4 cm por año).
Además, se registraron objetos dejados por los astronautas -botas, herramientas, contenedores de comida vacíos y bolsas de desechos humanos-, con el objetivo de restar peso a su carga para el despegue en la Luna de regreso a la Tierra.
Mientras tanto, no falta quien empieza a preocuparse de la conservación de la Luna. La dirección de la Agencia Espacial Europea ha manifestado su compromiso para que la explotación de la Luna no modifique un paisaje que lleva 4. 000 millones de años intacto.

Como llegar.
Se tardarán más de 3 días a bordo de la cápsula Orión de la Nasa (de 11 metros cúbicos), en los que viajaran 4 personas.
Al despegar de la tierra en el cohete Ares1, los turistas espaciales experimentarán una aceleración de 4G durante casi 10 minutos para alcanzar los 28000 kilómetros por hora, necesarios para situarse en órbita alrededor de la tierra. Después, en la estación espacial sin salir de la cápsula Orión, tendrán que hacer transbordo a un cohete Ares5 más potente, que llevará acoplado el modulo de aterrizaje lunar, y serán transportados hasta la órbita lunar.
Alojamiento.
Por la escasez de agua, parte de ella se obtendrá reciclando fluidos biológicos.
Toda la base lunar estará herméticamente sellada y aislada del exterior. Quedará así protegido de las radiaciones espaciales, de los abismales cambios de temperatura entre el día y la noche (más de cien grados de día y menos de 150 grados bajo cero de noche en el ecuador lunar), y de los impactos de micrometeoritos.
Adaptación lunar.
La luna tarda 27 días terrestres en girar sobre sí misma.
Dado que la gravedad en la luna es seis veces menor que en la Tierra, los músculos y los huesos tienden a atrofiarse, ya que les basta hacer un esfuerzo mínimo para moverse. Esta atrofia no ocasiona ningún problema mientras se permanezca en la luna. Pero el día que se regrese a la tierra, si se ha perdido mucha masa ósea y muscular, hay riesgo de fracturas y otras lesiones. La solución es hacer mucho ejercicio mientras se permanezca fuera de la tierra.
Regreso a la tierra.
Al igual que en la ida, serán 3 días de viaje para recorrer 38000 kilómetros..
La cápsula Orión entrara empicado en la atmósfera, y se volverá incandescente como una estrella fugaz. Se sentirá tan aplastado contra su asiento, que apenas podrá mover los dedos como consecuencia de los 3G de la fuerza de caída ( hasta que se abran los paracaídas para frenar la cápsula).
Fuentes:
Se tardarán más de 3 días a bordo de la cápsula Orión de la Nasa (de 11 metros cúbicos), en los que viajaran 4 personas.
Al despegar de la tierra en el cohete Ares1, los turistas espaciales experimentarán una aceleración de 4G durante casi 10 minutos para alcanzar los 28000 kilómetros por hora, necesarios para situarse en órbita alrededor de la tierra. Después, en la estación espacial sin salir de la cápsula Orión, tendrán que hacer transbordo a un cohete Ares5 más potente, que llevará acoplado el modulo de aterrizaje lunar, y serán transportados hasta la órbita lunar.
Alojamiento.
Por la escasez de agua, parte de ella se obtendrá reciclando fluidos biológicos.
Toda la base lunar estará herméticamente sellada y aislada del exterior. Quedará así protegido de las radiaciones espaciales, de los abismales cambios de temperatura entre el día y la noche (más de cien grados de día y menos de 150 grados bajo cero de noche en el ecuador lunar), y de los impactos de micrometeoritos.
Adaptación lunar.
La luna tarda 27 días terrestres en girar sobre sí misma.
Dado que la gravedad en la luna es seis veces menor que en la Tierra, los músculos y los huesos tienden a atrofiarse, ya que les basta hacer un esfuerzo mínimo para moverse. Esta atrofia no ocasiona ningún problema mientras se permanezca en la luna. Pero el día que se regrese a la tierra, si se ha perdido mucha masa ósea y muscular, hay riesgo de fracturas y otras lesiones. La solución es hacer mucho ejercicio mientras se permanezca fuera de la tierra.
Regreso a la tierra.
Al igual que en la ida, serán 3 días de viaje para recorrer 38000 kilómetros..
La cápsula Orión entrara empicado en la atmósfera, y se volverá incandescente como una estrella fugaz. Se sentirá tan aplastado contra su asiento, que apenas podrá mover los dedos como consecuencia de los 3G de la fuerza de caída ( hasta que se abran los paracaídas para frenar la cápsula).
Fuentes:
- [minademas.com] La NASA construirá una base lunar para antes del 2020
- [es.globedia.com] Primera base lunar
- [tendencias21.net] Ingenieros Estadounidenses trabajan para crear un sistema de navegación fiable en la luna
- [caribbeannewsdigital] California quiere declarar la Base Lunar como patrimonio mundial
- [genciencia.com] En la luna se han detectado 600 millones de toneladas de agua
- [elperiodico.com] EEUU proyecta volver a la luna para instalar bases permanentes
- [astroseti.com] El combustible del futuro Helio 3, está en la luna