En 2020 habrá cerebros artificiales

En 2020 habrá cerebros artificiales

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En diez años, podríamos ampliar nuestras posibilidades con la llegada de los cerebros artificiales. Investigadores del Brain Mind Institute de Lausana, Suiza, dicen que tendrán listo para el año 2020, un cerebro artificial capaz de replicar las funciones del ser humano.  El modelo del cerebro humano que pretenden crear los científicos del Proyecto Cerebro Azul (el Blue Brain Project), será en realidad una reproducción informática altamente compleja, que reflejará las interacciones neuronales y otros mecanismos que posibilitan el procesamiento de la información por parte del cerebro. Dicho cerebro estará contenido en un superordenador, con el que se intentará desvelar los misterios del pensamiento, la percepción, y la conciencia. Para ello, esta reproducción informática deberá comprender todos los niveles del cerebro, incluido el molecular. El cerebro artificial contará asimismo con técnicas de simulación virtual, que ofrecerán posibilidades inéditas de visualizar experiencias neuronales a nivel de microcircuitos.
La reproducción imitará cómo procesa la mente la información, y permitirá ver qué ocurre en el cerebro al ser afectado por diferentes enfermedades que aún no se han comprendido, pero que afectan a millones de personas; como el autismo y la esquizofrenia. Estas enfermedades provocan que circuitos, neuronas o sinapsis dejen de funcionar correctamente y, con ellos, el procesamiento de la información que llega al cerebro a través de los sentidos.
Lo mejor, es que los experimentos que antes se hacían con animales, desde este momento podrán hacerse con estos modelos informáticos; réplicas de sus hermanos humanos.
Este logro científico permitirá unificar todo el conocimiento acumulado por la neurociencia durante los últimos 100 años.

cerebro artificial


En su desarrollo, los científicos emplearon técnicas de ingeniería inversa en el cerebro de algunos mamíferos: primero se utilizó el de una rata, después el de un gato, y finalmente el de un primate. El objetivo de la ingeniería inversa es obtener información o un diseño a partir de un producto accesible al público, con el fin de determinar de qué está hecho, qué lo hace funcionar y cómo fue fabricado. Aplicar ingeniería inversa a algo, supone profundizar en el estudio de su funcionamiento; hasta el punto de que podamos llegar a entender, modificar, y mejorar dicho modo de funcionamiento.
“La mente tiene trillones de sinapsis, billones de neuronas, miles de millones de proteínas, y miles de genes. Pero estos números son finitos, y la tecnología es muy sofisticada”, dice el neurocientífico Henry Markram. Markram, que trabaja en el Proyecto Cerebro Azul, señala además que un cerebro artificial es ya “técnica y biológicamente posible”, y que la única incertidumbre que queda para su desarrollo es financiera; porque el proyecto es “extremadamente caro”.
El mayor reto es comprender cómo los patrones eléctrico-magnético-químicos de la materia gris generan nuestra percepción de la realidad. Según Markram: “creemos que vemos con los ojos, pero en realidad la mayor parte de lo que vemos es una proyección de nuestro cerebro”.
Para Dmitry Itskov, magnate ruso y fundador de NewMedia Stars, en la segunda mitad de esta década, el cerebro humano será capaz de controlar por completo un cuerpo robótico en forma remota; algo similar a lo que vimos en "The Surrogates". Y el 2030 será el año del cerebro artificial completamente funcional; capaz de recibir una transferencia completa de la conciencia de un ser humano.
Será un cambio permanente para nuestra especie; Ciencia, religión, filosofía... se necesitarían nuevas definiciones, nuevos parámetros, nuevas ideas.

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