¿Por qué hay algo en vez de nada?

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Quiero empezar diciendo que para algunas personas, la ciencia no puede decirnos por qué existe todo lo que nos rodea, solo cómo funciona, y cómo se transforma.
Según muchos (entre los que se encuentran Stefano Boccaletti), por eso la ciencia no colisiona con la fe (que sí persigue responder los porqués fundamentales). El problema (según él, y las personas que piensan de modo similar), surge cuando cada una de estas áreas –que no chocan en absoluto, porque tratan objetos distintos– invade a la otra. Si cada una se ocupa de lo suyo, según sus palabras: "son las dos cosas más grandes que el hombre puede hacer".
Bien, no seré yo quien a raíz de sus afirmaciones haga un alegato a favor de la religión, así que lo dejo aquí.



Yo no sé si la pregunta "¿Por qué existe algo en vez de nada?", solo puede contestarse desde la religión, pero vamos a abordarla igualmente desde un punto de vista científico.
Todo lo que existe tiene alguna característica, mientras que la nada no tiene ninguna (es la ausencia total de características). La nada no existe.
¿Por qué es más probable que se dé algo, que no se dé nada?
Sólo hay una forma de ser nada, y hay infinitas formas de ser algo. Todas las nadas (que no existen), son iguales e indistinguibles entre sí, mientras que hay una cantidad enorme de formas de ser algo.
Pensando en las matemáticas: sólo hay un cero, pero sin embargo, existen infinitos números naturales.
Porque la nada (o lo más cercano a ella que hay en la realidad), el vacío, es inestable, y fluctuaciones cuánticas la transforman espontáneamente en algo.

¿Por qué hay algo en vez de nada?
Esta pregunta la formuló Leibniz hace siglos, y muchos filósofos y teólogos han intentado responder a esta cuestión.
Santo Tomás razonaba que todos los seres y los fenómenos que podemos observar, tienen una causa. Nada es su propia causa, y como no podemos remontarnos hasta el infinito, habrá que concluir que hay una última causa de las cosas. Esa causa sólo puede ser Dios (bien, según sus creencias).
Su brillante argumentación tiene un talón de Aquiles: si todo tiene una causa, Dios es la excepción a esa regla. ¿Por qué admitir que Dios fue la causa de sí mismo, rompiendo toda la lógica del razonamiento?
Y es que tan verosímil es creer que un Supremo Hacedor es la causa última de todas las cosas, como pensar que el mundo físico del que formamos parte, también pudiera haberse hecho a sí mismo (al igual que ese creador). 
Hace literalmente una eternidad, pues por aquél entonces (si es que esto tiene sentido) no existía el tiempo (solo había nada), no sabemos muy bien ni cómo ni por qué, se produjo el evento más violento y grande que ha existido: el Big Bang.
Aunque ahora sentados en nuestro sillón, delante de nuestro ordenador, nos parece lo más natural del mundo, el universo no tenía por qué haber sido como es.

Durante un ínfimo instante, estuvimos a punto de desaparecer en otra enormísima explosión casi tan violenta como el propio Big Bang. Así lo dicen las leyes físicas y la simetría.
¿Entonces? ¿Qué ocurrió?
Que en el universo, empezó a haber más materia que antimateria (algo, que va contra de toda explicación lógica).

Muy bien. Imaginad el siguiente caso. Un hombre está sentado frente a una mesa. Encima de ella hay una caja con 100 dados. El hombre vuelca la caja y los 100 dados caen con la cara del seis boca arriba. ¿Cómo ha podido ocurrir eso?

Vamos a suponer que el vídeo no está trucado, no hay efectos ni montajes, ni cortes de ningún tipo. Los dados tampoco están manipulados. El vídeo es 100% real.
No hace falta ser matemático para intuir que la probabilidad de que alguien obtenga 100 seises simultáneos al tirar 100 dados, es extraordinariamente baja. A escala humana, los científicos suelen desechar este tipo de probabilidades ínfimas, considerándolas nulas. Y eso aún no siéndolo en realidad: si dispusiéramos de la eternidad, acabaríamos obteniendo 100 seises simultáneos con total seguridad.
Sí, podemos asegurar que en un universo espacial y temporalmente infinito, todo aquello que no tiene una probabilidad nula de suceder, acabará ocurriendo en un momento u otro. O si lo preferís así: todo aquello que no esté prohibido por las leyes de la física, acabará sucuediendo con total seguridad en un universo de estas características.
Así pues, las dos únicas explicaciones posibles para el vídeo son las siguientes:
1. Es magia.
2. El hombre ha volcado la caja millones y millones de veces hasta conseguir el resultado deseado.
 
La primera explicación, encaja en el terreno de la religión.
La segunda, en la de la razón científica.

Para entender la enormidad de las cifras que estamos manejando, rebajemos el objetivo. Saquemos 90 dados de la caja y quedémonos con tan solo diez. Aquí entramos ya en terreno amable, ¿cierto?
Pues en realidad, no tanto.
Haría falta tirar esos dados una media de 60.466.176 veces, para obtener el resultado de diez seises. A cinco segundos por tirada, eso supone nueve años y medio de nuestras vidas, 24 horas al día, 365 días del año.
Aunque claro, es perfectamente posible tirar los dados durante 20, 30 o 100 años seguidos, sin que aparezcan esos diez seises. Al igual que es perfectamente posible obtener el resultado deseado a la primera (pero yo no apostaría mi dinero por ello).

Sin embargo, y por extraño que pueda parecer, todos nosotros vemos a diario a nuestro alrededor algo mucho más improbable aún, que los 100 seises del vídeo: El universo. Nuestra realidad. 
Vamos a ver:
Nuestro universo, nació de la nada. Más concretamente, de unas leyes de la física que no permiten otra posibilidad que esa: la de un universo sin causa externa que nace espontáneamente de la nada a partir de fluctuaciones cuánticas.
El término fluctuación cuántica puede parecer intimidatorio, pero en realidad resulta relativamente sencillo de explicar: una fluctuación cuántica es una variación temporal en la cantidad de energía en un punto determinado del espacio.
Dicho de otra manera: a nivel cuántico (es decir, a escalas microscópicas), la nada siempre produce algo aunque sea apenas durante un instante. La nada es algo muy inestable. ¡Es muy difícil una nada continuamente!

La preguntas que se hacía Einstein eran: ¿Son las leyes de la física únicas y eternas para toda la realidad? ¿O son ambientales y cambian de universo a universo? En otras palabras, ¿son las leyes de la física accidentales? ¿Hay otras opciones posibles más allá de las leyes que gobiernan nuestro universo?
Por poner un ejemplo concreto: ¿por qué es la gravedad mucho más débil que el resto de fuerzas que gobiernan nuestro universo? ¿Podría ser un poco más fuerte o más débil de lo que lo es?

Y aquí enlazamos con el ejemplo de esos 100 dados:
Si algo tan improbable como la existencia de inteligencia en un universo apto para la vida ha ocurrido (y nosotros somos la prueba de ello), solo caben dos explicaciones:
1. Es magia (generada por un dios).
2. Existen decenas de miles de millones de universos paralelos con leyes físicas propias. Con leyes ambientales y accidentales que gobiernan la energía y la materia, y cuyos valores varían de un universo a otro.
Así pues, es muy probable que la realidad no esté formada por un único universo, sino por un multiverso infinito en el que cada uno de los universos que lo componen, cuenta con sus propias leyes físicas.
En alguno de esos universos, la vida es imposible. En otros, es tan viable que esta florece de inmediato en todos aquellos planetas que reúnen unas laxas condiciones mínimas. En otros, sus particulares leyes de la física provocan que el universo colapse sobre sí mismo nada más nacer. Otros están destinados a quedar vacíos de materia o de energía con el transcurso del tiempo, etc.
Nuestro universo sería un universo sin objetivo ni trascendencia, que existe por la única razón de que sería imposible que no existiera
Porque recordad: Disponiendo de la eternidad, se acaban obteniendo tarde o temprano 100 seises simultáneos con total seguridad. Incluso, hasta mil de seises; o incluso, muchísimos más.
El problema del concepto de creación divina es que éste parece requerir un agente externo primigenio: El mago del vídeo: Dios. Una solución que como hemos visto, parece innecesaria en el ejemplo de los dados (pero que muchos aceptan con relativa facilidad).

Por supuesto, la ciencia no puede afirmar que Dios no existe de la misma manera que no puede negar la existencia de los wookies en un universo paralelo. Solo puede sugerir lo más probable, basándose en el método científico.

¿Te habías preguntad todo esto alguna vez?
¿Eres más de religión o de ciencia? ¿Son compatibles?

Fuentes:

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Fascinado por la existencia

La pregunta más grande que me he podido hacer es "¿Qué es existir?". Y estoy seguro que no seré el primero ni el último en hacer esa pregunta. Me tranquiliza pensar que tenía que existir, que incluso existo en miles de universos más. Pero también hay más preguntas: "¿Por qué pienso?", "¿qué es pensar?", "¿la conciencia es solo química?", "¿por qué hay vida inteligente y no inteligente?", "¿porque, pues, me tocó ser un humano y no cualquier otra especie?", "¿cómo es que los sentidos pueden obtener información?" y, ultimadamente, "¿por qué tengo que morir?". Muy interesante el post, y a Fito, muchas gracias por explicarme física cuántica.

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¿Por qué hay algo en vez de nada?

La teoría cuántica desarrollada por Einstein, Bohr, Heisenberg y otros científicos, demostró experimentalmente que la energía es un fluido etéreo discreto, y no de naturaleza continua como se la suponía. Ellos demostraron que el todo está conformado por porciones infinitesimales de energía electromagnética, denominadas cuantos.
Los cuantos son energía electromagnética que se originan en la inmensa diferencia de potencial presente entre los umbrales de la energía estática distribuida a lo largo del Universo, los cuales ocasionan colosales gradientes de voltaje o potencial electrostático, donde se recicla el cosmos y nacen las estrellas.
Cada cuanto energético rota con un momento directamente proporcional al umbral de energía electrostática que lo originó. La duración de cada cuanto, en particular, depende del factor denominado invariancia energética o magnética. Desde el punto de observación subjetivo del humano, el tiempo de duración de un cuanto de energía es prácticamente infinito.
El sentido de rotación, velocidad angular y el ángulo relativo de rotación de cada cuanto determinan la forma y magnitud de su interacción con los demás cuantos. Pueden ser de carga positiva (+), negativa (-) o neutra. La atracción y repulsión elemental existente entre los cuantos es la misma interacción cuántica existente en todo el Universo. Este es el código primario de la existencia.
La interacción cuántica es el fenómeno natural que da lugar a la existencia de la parte subjetiva material de nuestra mente. Es decir, la interacción electromagnética entre las cargas elementales se manifiesta ante nuestros sentidos como materia con masa: electrones, átomos, moléculas, minerales, organismos, planetas, galaxias...
En resumen, la teoría cuántica establece que todo en el cosmos está formado por cuantos. Los cuantos de energía electromagnética es lo único que realmente existe. Todo está inmerso en un gran campo cuántico. Ha estado regenerándose durante miles de millones de años mediante un reciclaje sideral, en donde nacen las estrellas.
En el contexto puramente subjetivo de la mente, la atracción entre cuantos se concibe como materialización o voluntad elemental. La materialización mantiene a la energía integrada en patrones funcionales. La voluntad se opone a la entropía universal. A la repulsión entre cuantos se concibe como disgregación o entropía elemental.
La disgregación también es primordial para la armonía de los patrones funcionales de la energía cósmica. Es la inercia que conduce hacia el caos o entropía universal.
Adentrándonos un poco más en el contexto puramente subjetivo de la mente, se tiene que a un mayor grado de voluntad le corresponde un menor grado de entropía, por ser ambos componentes inversamente integradores de la existencia. Cuando la proporción de la voluntad es mayor al de la entropía se estima que un sistema cuántico está evolucionando. En caso contrario, se tratará de un sistema degenerativo o caótico.
Un organismo vivo se entiende que es un sistema cuántico autónomo, que interactúa a voluntad con el campo cuántico de su hábitat mediante ciertos procesos metabólicos, muy evolucionados. En los seres vivos jóvenes se hallan las mayores proporciones de voluntad, en el orden del 95 por ciento o más, correspondiendo el saldo a su entropía intrínseca. Un organismo vivo va envejeciendo conforme su entropía intrínseca va dominando los espacios que la voluntad va relegando.
Gracias a la coexistencia armónica durante miles de millones de años entre la voluntad y la entropía, han evolucionado agrupaciones cuánticas cada vez más organizadas, lo cual ha causado que la inteligencia natural evolucione hasta niveles prácticamente inaccesibles para la inteligencia humana. Un ejemplo de tal evolución es la creación de los minerales, gravitación astral, ADN de los seres vivos, cerebro humano, metabolismo de la energía sideral, etcétera. Recuerde que la inteligencia y la voluntad no son constantes, ambas evolucionan.
Fuente: www.elgransecreto.webs.com

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