(18) Jim Munroe: "Todos de Silicio" Bajo licencia Creative Commons Attribution-
NonCommercial-ShareAlike License.

************************************
Nicky (VII)

Nicky despertó de buen humor. Era uno de esos días en que el sol compensaba cualquier dormitorio mal pintado y daba a las casas más sencillas un brillo contagioso.

Quedó tendida sobre su futón durante unos minutos, vagando de un lado a otro. Eventualmente, su reloj explotó.

-"¡So perra perezosa! ¡Arriba! ¿Quieres dormir todo...?"

Silenció la alarma de un manotazo.

("Dios, mi voz es estridente. ¿Quién querría despertarse con ella?")

Mirando a su cama vacía supuso que nadie. Pero su humor era tal que sonrió a su auto-compasión.

Le dijo al reloj que tocara Ojos Ausentes, una banda centavo-core con un cantante de voz dulce angelical. La escuchó por los altavoces en lugar de su clóquea directamente ya que el bajo pesado hacía vibrar sus huesos auditivos de forma desagradable.

Convirtió el futón en un sofà, gruñendo por su peso. Lo dejó sin hacer con la esperanza de que, en algún lugar y de algún modo, estaría volviendo loca a Kath.

(...)

Caminó fuera de la habitación, saltando con Ojos Ausentes y su propia electricidad.

Encendió la ducha y se desnudó, entrando cuando el agua fue lo bastante cálida. Se recogió el pelo antes de empaparlo y tuvo que pensar durante un minuto dónde había estado la pasada noche. Caminó mucho, recordaba, sintiéndose culpable al pensar en lo que su mamá habría pensado de su desenmascarada y despreocupada existencia.

("Mamá incluso había llevado la máscara por la casa los días de Alerta Gris.")

Se dió un lavado rápido de cara y (...) cuando estaba empezando la espalda, la ducha se apagó con un "click".

-¡Joder!

Se apoyó en el muro de la ducha con loa ojos cerrados con fuerza por la fustración. Su piel se erizó de inmediato.

-"Maldita..." dijo agarrando la toalla y secándose.

("...venga ya, ahora hay mucha menos gente que usa agua, ¿poque no nos dan un poquito más? Avaros madafakas.")

Diez minutos al día parecía suficiente a la oficina de alquiler pero, en realidad era un visto y no visto.

-Recogió sus ropas y volvió a su habitación tratando de recuperar el buen humor de unos minutos antes pero la luz de la ventana ahora era más reclamatoria que hospitalaria.

Cogió un sujetador de la silla y se lo puso mientras miraba por la ventana, retando a cualquiera a mirar: su ritual diario, misma parte de indiferencia que de exhibicionismo. A menudo había alguien paseando ahí fuera, como aquel tipo allí ahora con su perro. Sólo que nunca nadie miraba hacia arriba. Se puso una camiseta amarilla y un par de espinilleras altas.

Se trenzó el pelo con diestros movimientos de sus dedos. Ver al perro le hizo pensar en el trabajo con sus chiripas.

("Sí, debería ponerme a ello...después del desayuno")

Terminó sus trenzas. Comprobó que quedaran bien simétricas. Parecía que caían bien, los chicos pensaban que eran bonitas y las chicas se asombraban por la habilidad del trenzado: era sencillo para ella pero no para todo el mundo.

Bajó las escaleras pensando sobre la noche anterior.

("Esas dos exposiciones de arte..."), suspiró sacando unos cereales y un pan.

("Lo raro es que...no me inspiraron en absoluto. Me estaban drenando.")

Roció el pan y se sirvió algunos Encantos Afortunados.

("Esa horrible exposición de Mike Narc, joder. ¿Es eso lo que se tiene que hacer? ¿No podrían simplemente darte el dinero basándose en tu obra y no en lo bien que presentas tu imagen?")

Se sentó a la mesa de la cocina y observó al gecko que movía su lengua hacia ella con rapidez desde la jaula. Se metió una gran cucharada de cereales en la boca y observó la caja.

("¡Colecciona Todos los Colores y Gana!"), sugería la caja de cereales.
Antes de poder leer más, notó que el gecko tenía una pata fuera y trataba de enganchar un trozo de cereal extraviado. Ella lo acercó con la cuchara y miró cómo intentaba comérselo.

("Y esos tipos del patio ferroviario...era guay pero...un poco psico.")

No podía imaginarse trabajar así...allí fuera, sin nada ni nadie tras eso.

("Mas o menos como lo hace JK.")

Eso era la parte atractiva de JK, originalmente, pero nunca pensó en degradar su trabajo de esa forma.

("Bien para él, quiero decir, obviamente tiene a alguien que paga su alquiler...")

Cuando terminó la tostada, dejó los platos en la pila y sacó una lata de café del armario. Su reloj comenzó a sonar justo cuando se sentó en el sofá del salón.

("Seguramente será...sip, Mamá, justo a tiempo.")

Su mamá llamaba un par de veces a la semana, casi siempre a las 11. Era casi como si esperara por las pocas ocasiones en las que podía llamar sin parecer necesitada, pero la exactitud de las llamadas era enervante.

("Debe de ser difícil lidiar con todo ese tiempo extra, sin tener que dormir."), pensó con cierta culpabilidad..

Su reloj había parado de sonar y ella abrió el café. Puso los pies sobre la mesa y observó a las chiripas agitarse por ahí en la caja con su irritintante gimoteo.

-"Oh, os daré de comer pronto," dijo ella.

Se preguntó si debería hacer mudas a las chiripas míticas y decidió que eso haría de una galería un lugar menos difícil de soportar.

("Tampoco es que haya expuesto en una galería."), pensó amargamente.

Se preguntó porqué al ver la exposición de Narc; que tenía temática similar incluso aunque odiara admitirlo; no le había dado esperanza.

("Parecerá como que le estoy imitando...")

Ese pensamiento la puso enferma.

Nicky pasó el resto de la mañaba alimentando a sus animales y limpiando un poco. Luego, decidió que sorprendería a su madre con una visita a Frisco y, tras un parco examen del laboratorio, despegó hacia la estación del TrenCeleste.

("La familia primero."), pensó mientras tiraba de la puerta para cerrarla.

("Lleva allí meses y no le he hecho una visita apropiada.")

El TrenCeleste estaba a unos pocos bloques de su casa. Había cinta amarilla a lo largo de la entrada y un letrero decía que el servicio se había limitado a la hora punta sólo en esa estación.

Nicky suspiró y se quedó allí por un momento sopesando la opción del paseo de 30-minutos con la opción de volver al laboratorio.

("A mamá le alegrará verme...y quizá pueda pedirle algo para el taxi de vuelta a casa.")

Casi caminó hacia Gastown pero decidió que no. Le habría gustado ver el viejo barrio. JK le había dicho que era muy diferente ahora que no había ninguna construcción, pero no quería caminar entre Hastings y Main para llegar allí pues tendría que pasar por encima de la gente que dormía por todas las aceras, gente enferma y triste, sin dinero, que esperaba la muerte. Nicky nunca había podido insensibilizarse del todo ante ellos.

("Vale, había hecho inversiones estúpidas pero también eran desafortunados.")

Su papá era de los resistentes. Esto fue una de las primeras cosas que había dicho sobre Frisco: "Ninguno de esos arruinados viene pidiendo cuando caminas hacia algún sitio."

Eso molestaba a Nicky pero no podía discutir del todo cuando era él quien manejaba sus inversiones, su dinero para emergencias.

Nicky empezó a sentir calor a pesar del aire frío, las sombras del mediodía eran muy cortas para ofrecer cobijo. Estaba en un barrio residencial bastante abierto, sin muchas comunidades valladas. Por la ventana de una de ellas vió un letrero en negrita:

"Cerrado y Activado a Prueba de Ladrones".

Unas cuantas casas más allá había otro. Parecía ser una elección popular de los que se mudaban a Frisco. Sonaba familiar...

("¿Se fue Mamá con ellos?")

No se acordaba, sólo se acordaba de la descripción excesiva de alto calibre que había persuadido a su madre.

("Ojalá hubiera meado antes de salir.")

Podía sentir ahora los efectos de esa lata de café. Bueno. tendría que aguantarse. Recordó, como hacía a menudo en esas circunstancias, la Perfercción de Mave Slamstein. Era una de esas obras de arte genético que vió una vez en una clase de inatituto sobre tendencias artísticas aplicadas.

Era un bebé humano, un recién nacido rosa, tumbado sobre un cojín gigante púrpura. Dando pataditas y mazazos con sus puñitos como bellotas pero en total silencio. La cámara rotaba despacio alrededor y enfocaba su casa. Toda la clase jadeó al unísono pues el bebé no tenía orificios en absoluto. Ni boca, ni ojos, un bultito donde debería estar la nariz.

Luego, la profesora cambió al siguiente vídeo. Le llevó un rato con esas viejas máquinas y apareció otra vez la cara del bebé...

-"¿Le cuesta un poco respirar?"

...preguntó una voz conocida. Una máscara pequeñita surgió en la cara del bebè y se dibujaron en ella dos ojitos de colores.

La clase había reído.

-"El GE Humomaster sienta...bien, ¡a todo el mundo!"

Y se oyó una risita de bebé.

En vez de aprender las partes destacadas de esa lección...

("Que el mercado jugaba una parte importante en el desarrollo de, incluso, el arte de impacto y cómo esa campaña en particular inclinaba la opinión pública sobre la experimentación con clones.")

...Nicky se había quedado hipnotizada ante la primera visión del bebé.

("Perfección.")

Había investigado la historia de la artista en busca de pistas sobre si era sincero o irónico el título, los detalles sobre cuánto tiempo sobrevivió el bebé, cómo financió un proyecto con ADN humano...

Nicky habría adorado trabajar con la arcilla original, tal como era, y estaba amargada de que sólo los billonarios pudieran permitirse los permisos del genoma.

Pero aquello había sido cuando tenía 15. Ahora era lo bastante mayor para apreciar la belleza y asequibilidad de un lienzo pequeño.

("Dame una chiripa cualquier día.")

Quizá algún día pero, por ahora, ella prefería los milagros menores a los frankensteins. Sabía que tendría que desarrolarlos algún día pero si se sentía mal cuando una chiripa no estaba sana...

("¿Cómo podía lidiar con un clon humano?. Los clones humanos nunca estaban del todo sanos.")

-¿Es eso un...¡sí!"

Nicky vió un par de arcos dorados sobre el horizonte y lo invertió mentalmente en forma de WC.

-¡Cuarto de Baño, yuju!

Aceleró tratando de ver si había gente dentro. Cruzó en diagonal hacia el restaurante, aliviada de ver gente moviéndose en el interior.

("Extraño...no hay puerta en este lado...")

Luego, vió el letrero:

-"Este McDonald's es de uso exclusivo de la comunidad de Acres de Arces. Sólo acceso subterráneo. Lamentamos el inconveniente."

Nicky se quedó mirando por un agujero a un ancianito sedado bebiendo su té cerca de la ventana y, luego, siguió andando. Escuchó la risita de Perfección del bebé en su cabeza: ¡No necesita hacer pis!, ¡No hay basura dentro, no hay basura fuera!

Para cuando giró hacia la Calle Robson estaba a punto de explotar.

-"¿Cuánto falta para llegar?", preguntó a su reloj.

-"La oficina de Usted está a 65 metros," dijo el reloj.

-"¿Cuánto falta para que mi vejiga explote?"

-"El RistReloj Deportivo no monitoriza ese órgano en esta versión. ¿Quieres que te avise si esta función queda disponible?"

Nicky entró en la oficina de Usted. Marchó directa hacia el primer escritorio que vió y forzó una sonrisa.

- "Hey, vengo a una sesión de charla con mi mamá pero primero necesito usar su aseo."

La mujer tras la mesa le brindó una sonrisa de disculpa.

- "Lo siento..."

("Y yo siento que no entiendas la palabra NECESITO, perra.")

Nicky no dijo nada y caminó hacia una puerta que conducía a un pasillo blanco con habitaciones a ambos lados. Estaban vacías, de modo que siguió hacia la habitación de atrás.

- "Señorita," llamó una voz.
"No hay..."

Nicky empujó la última puerta y salió a un callejón.

-"Oh."

Miró atrás y vió a la chica del mostrador agitarse un poco en el umbral antes de cerrar la puerta.

("Creo que los Friscanos no necesitan toilettes.").

Miró el extremo del callejón hacia la calle.

("No hay mucha gente.")

Nadie parecía estar mirando entre las tiendas. Meditó unos segundos antes de agacharse detrás de algunas cajas.

Observó su pis recorrer el asfalto, alrededor de las cajas rectangulares con el logo de Usted. Se subió la cremallera y caminó con cuidado por el callejón hacia la puerta delantera otra vez. Tomó aliento y entró caminando en la oficina.

("Toma dos.")

Afortunadamente, la mujer estaba ocupada con algunos clientes, una familia entera. Nicky fue hacia el hombre, que apartó la vista de los documentos que estaba escaneando y le ofreció un asiento.

-"En realidad, vengo a hablar con una Friscana. Mi mamá. Me ha dado un cupón."

-"Miraré si tenemos sitios libres", dijo alzando la mano.

Nicky sonrió y decidió no decirle que había tres salas libres.

-"Ah, bien, tiene suerte, sí tenemos una cabina disponible ahora mismo. Normalmente están reservadas. ¿Puedo ver el cupón, por favor?" le indicó la placa de pago.

Nicky lo buscó en su reloj y lo acercó a la placa.

Un hombre de mayor edad, de unos sesenta, entró. El vendedor le saludó.

-"Eataré con usted cuando la haya atendido."

Nicky no miró a la vendedora pero oía su parloteo cuando el hombre la conducía hacia la puerta de la cabina. Una de las salas estaba en uso, un hombre, una mujer y un convincente traje de oficina en ella.

- "Entrevistas," dijo su guía. "Asuntos sin atención adecuada."

Señaló a una puerta: "La llamada está destinada al emisor del cupón...tiene 15 minutos."

("Eso ha sonado como en una prisión."), pensó ella mientras entraba en la blanca sala.

Cerró la puerta y quedó a solas en la sala, vacía salvo por una silla. Esperó a que empezara y justo cuando empezaba a ponerse nerviosa, una voz dijo:

-"Nodo conectado, resolviendo entorno."

La sala parpadeó a la vida, escaneando el espacio en busca de objetos. La silla y Nicky se bañaron del fuego cruzado del escáner. Nicky escuchó un tintineo y el murmullo de voces.

-"No puedo verla.", oyó la voz de su madre.

Luego, todo se llenó de color. La resolución aumentaba y su madre, que miraba alrededor ansiosamente, la vió de repente.

-"¡Nicky! Estoy aquí."

-"Hola mamá," dijo Nicky.

Se sentó y miró alrededor. Estaban en un café con decoración de jungla. Un loro aterrizó en la mesa y graznó.

-"¡Bienvenida al Café Lluviaforestal! ¡Graa!"

Cuando aleteó para volar, una pluma cayó lentamente y Nicky pensó que era un detalle bonito.

-"Nuevo peinado, ya veo," dijo su mamá.

-"Y tú eres ahora rubia," dijo Nicky.
("Y unos 20 años más joven.")

-"Estaba tan contenta de que llamases, ¡Pensé que nunca ibas a usar el cupón!"

Nicky ignoró el tono recriminante. Miró a las otras mesas: algunas familias, algunas parejas. Incluso había una mesa con gente jugando al bridge. Todo el mundo parecía joven como su Mamá. Podrían haber sido hermanas.

- "¿Vienes aquí a menudo?"

Su mamá rió: "Sí, durante unas cuantas horas al día. Es divertido para los ex-Vancouveritas...con todo eso de la lluvia y demás."

-"Unas cuantas horas,¿eh?" dijo Nicky sonriendo. "Suena como a mi vida."

Su mamá sonrió sardónicanente: "Supongo...."

-"¿Trabaja mucho papá?"

La mamá asintió: "Más que antes. La semana pasada no vino a casa. Transición, expansión. Ahora tiene dos secretarias," dijo con una risilla. "Parece realmente...energizado por todo eso."

Nicky no quería oir más sobre eso. El modo en que su mamá decía "secretarias" le recordaba cuando Papá le había hablado sobre sus aventuras, aunque ella no le entendió en aquel momento: "A veces las fusiones son acuerdos exclusivos," había dicho él sujentándole la mano. "Y a veces no lo son." él había mirado hacia la puerta del cuarto de baño donde su mamá se había encerrado. "Pero no significa que la fusión original no tenga beneficios." le había apretado la mano y Nicky había asentido mientras repetía lo que recordaba que había oído en la clase de negocios de sexto grado. "Lee sienpre la letra paqueña", él había sonreído ampliamente entonces y la había abrazado.

Un chimpancé apareció con una tetera pero su mamá declinó. El "chimpa" emitió un grito de ofensa, alzó su brazo y se marcho

-"¿Qué tal le va a tu grupo de Mah-Jongg?" dijo Nicky.

Los ojos de su mamá se iluminaron:"Oh, es estupendo. Ahora jugamos en un entorno fantástico...somos gigantes en la China antigua o algo así. Cuando jugamos una ficha, se aplastan esas aldeas de campesinos y si nos cansamos, ¡nos apoyamos en una montaña! Es tan divertido. En realidad, estaba en mitad de una partida cuando llamaste, por eso me llevó un rato llegar hasta aquí. Todo el mundo estaba molesto." soltó una carcajada y cuando vió la cara de culpabilidad de Nicky, dijo, "No por que yo dejara el juego; somos una banda de viejos jugadores, ellos también tienen hijos; sino por que estaban celosos."

-"¿Cómo lo sabes...?" dijo Nicky, "¿que son viejos? ¿No decías que los habías conocido aquí?"

-"Oh, se puede saber a los primeros cinco minutos. Por cómo hablan, los estilos, a veces. Nadie tendría un peinado como el tuyo, por ejemplo. Y no todo el mundo quiere parecer joven. Jonah, un viejo cabra cabezota, dice que es exactamente el mismo. To le creo. Aunque es distinguido, mientras que las mujeres parecemos sólo viejas." otra carcajada que agotaba a Nicky. "Tu aspecto es maravilloso, Nicky, incluso con esas... ese peinado único. Ha pasado tiempo desde nuestro último cara-a-cara, empezaba a preocuparne. Con ese estilo de vida que llevas."

Nicky suspiró.

("Aquí viene de nuevo...")

-"Mamá, mi estilo de vida no es nada sobre lo que tengas que preocuparte. Suena aburrido comparado con la destrucción de aldeas de campesinos."

-"Es sólo que hablas como tu tío... con el estilo de vida del artista, pensando que está bien simplemente pasar el tiempo. Ya sabes lo que le ocurrió a él."

-"Sí, Mamá," dijo Nicky. "Pero yo no estoy empezando una revolución, exactamente."

-"Ni él lo estaba," dijo su mamá rápidamente. "Él sólo estaba en el lugar equivocado en el momento equivocado socializado con el tipo equivocado de gente."

-"Ah, venga ya," dijo Nicky, burlándose de la negación de su mamá. "Él trabajaba para la compañía donde encontraron las lanzaderas."

A ella siempre le había divertido la idea de que su Tío Max era parte del grupo insurgente. Incluso habían hecho una película unos años atrás sobre las Palancas Inofensivas.

-"¿En realidad crees...," dijo su mamá empujándola con el dedo, "...que un pariente de tu padre sería parte de un grupo terrorista que destruyó equipo por millones de dólares y puso en peligro cientos de vidas sólo para evitar que levantaran otra valla publicitaria?"

Nicky arqueó una ceja y se encogió de hombros: "Bueno, no era sólo otra valla. Era la Luna."

-"Aún así," dijo Mamá. "Tu..." fue interrumpida por un rugido repentino.

-"Uh oh amigos," dijo un anunciante. "Parece que va a ver un....¡Retumba la Jungla!"

En la sala, un lateral se apartó para revelar una inmensa extensión de sabana. Había una manada de leones descansando a un lado y, aproximándose con paso casual, varios simios grises. Un león rugió de nuevo y un gorila respondió con un osado grito de colmillos.

Una comadreja saltó sobre su mesa. llevaba un casco puntiagudo y un bloc de notas: "Hagan sus apuestas," chillaba por ahí con un grueso puro.
"Dos a uno contra los grises."

-"Ooooh, Me gustan esas apuestas," dijo su mamá. "Pondré $500 en los leones."

La comadreja asintió brevemente y saltó fuera de la mesa.

- "Les queda un minuto," dijo una voz.

-"Oh, Mamá," dijo Nicky llamando su atención. "Mi tiempo se acaba. Tengo que irme."

Ella titubeó. "Pero te vas a perder el show. Es muy bueno...puedes escoger un campeón que cabalga contigo y todo. Ver la pelea desde su perspectiva."

-"La próxima vez, supongo."

-"Se acabó las apuestas, amigos. Para esos con problemas cardíacos se aconseja que... ¡salgan corriendo de aquí!" dijo el anunciante.

Nicky notó que era una pitón que había reptado hasta el pedestal del micrófono. Sintió ganas de ver el comienzo de la pelea pero le preocupaba que si se quedaba por más tiempo, comenzarìan a cobrarle automámticamente. Y eso, simplemente, no iba a suceder..."

Con las manos frente a ella, caminó hacia donde recordaba que estaba la puerta y tanteó hasta encontrar el pomo. Se tropezó con el grupo de bridge al hacerlo y se disculpó. A ellos no pareció importarles.

* * * * *