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    Post Respuesta: Cory Doctorow El Super Man y el Bugout

    El Super Man y el Bugout (3/4)
    por Cory Doctorow
    Bajo licencia de Creative Commons, Thank you, Mr. Doctorow.
    (Original Title: The Super Man and the Bugout, 2003)
    Traducción Casera: Sirius
    (Homemade Translation)
    ************************************

    Hershie aterrizó sobre la Colina del Parlamento con el corazón acelerado. La advertencia de Thomas era un eco en su cabeza. Sus recuerdos de Woolley ya estaban cambiando de forma, el elegante y pulcro chico se transformaba en un fiero depredador. La Colina era cenagosa y fría y gris; y él chapoteaba hasta el mostrador principal de seguridad sintiendo un helado escalofrío debido al fango que se colaba dentro de sus super-botines. Había un nuevo guardia RCMP en el puesto, un Sikh con turbante. Normalmente, se sentía torpe con los Sikhs. Imaginaba que su falta de contexto cultural hacía que sus leotardos y emblema parecieran absurdos, que les evocaban sonrisas bajo sus poblados mostachos. Pero hoy estaba alegre de que el hombre fuera un Sikh, otro forastero con una incómoda litera en el complejo industrial-militar canadiense. El Sikh estaba inexpresivo cuando Hershie envió sus credenciales desde su comunicador hasta el transceptor del mostrador de seguridad. Imperturbable, el Sikh. le envío en respuesta las direcciones de la oficina nueva de Woolley, situada sólo a un peldaño de la exultante altura de la Oficina del Primer Ministro.

    La oficina del Ministro estaba guardada por una puerta de digna antigüedad con un rico acabado de madera que había sido amarilleado diariamente durante dos siglos; un guardia RPMC de ropas neutras; una guapa y joven recepcionista en traje de combate de seda de la marina; una gerente oficinista un poco mayor que la anterior, cuya belleza detenía el corazón y que era apenas refrenada por su blusa y falda inmaculadas; y, finalmente, un par de puertas con minúsculos pomos de bronce y un escaner de retina.

    Cada obstáculo a superar requería más tiempo que el anterior, así que le llevó casi una hora antes de que el gestor de oficina mirara fíjamente al escaner y las puertas se abrieran con un suave Clack. Hershie chapoteó hacia el interior dejando un goteo fangoso en la alfombra marrón de curso industrial.

    Woolley se acomodaba en el asiento de un carro de operaciones ergonómico, desarrollado con un grupo de pantallas articuladas, comunicadores, teclados, guantes de datos, gafas de inmersión, notas pegadas y posavasos. Su postura, cabello y expresión rivalizaban entre sí para alcanzar la perfección.

    - Hola, hola, dijo él, dándole a la mano de Hershie un seco y firme apretón. Pudo oler el alto coste del talco y el cuero del interior del coche.

    Condujo a Hershie a un par de fuertes sillas escandinavas cuyo enlucido llevaba líneas de botones de interface de usuario a ambos lados. Los gustos del Ministro anterior habían impuesto mesas se roble y sillas de club con hebras de crin de caballo y Hershie se sintió desorientado momentáneamente mientras se hundía dentro de aquella funcional y brillante máquina-para-sentarse. Ésta traqueteó como la rueda de una ruleta y se movió y adaptó para sujetarlo firmemente.

    -Gracias por recibirme, dijo Hershie.

    Captó su reflejo en el cristal blindado de la ventana que daba al Canal Rideau y sintió el rubor y vergüenza cuando vió que parecía un payaso con su traje comparado con todo aquel ambiente práctico.

    Woolley le favoreció con media sonrisa y le observó sinceramente con ojos ampliamente espaciados, inteligentes y vivos, rodeados de líneas sonrientes. El hombre, prácticamente, irradiaba carisma.

    -Soy yo quien debería darte las gracias. Estaba a punto de llamarte y organizar una reunión.

    Entonces, ¿porqué no me cogías las llamadas?, pensó Hershie. Débilmente, dijo

    -¿De verdad?

    -Sí, quería tocar base contigo, aclarar el modo en que vamos a operar de ahora en adelante.

    Hershie sintió su garganta seca.

    -¿de ahora en adelante?.

    - Lo he fraseado mal. Lo que quiero decir es que este es un nuevo Gabinete, un nuevo Ministerio. Tiene su propio modus operandi.

    -¿Cómo puede tener ya su propio modus operandi si se creó ayer por la noche?, dijo Hershie, odiando la petulancia en su voz.

    -Oh, me gusta tener a mano muchos planes de contingencia, aunque el tiempo para planear cambios más profundos está lejano aún. De lo contrario, uno acaba corriendo de un lado a otro tratando de tener mobiliario de oficina y los teléfonos instalados cuando lo que necesita es estar aprovechando la oportunidad.

    A Hersie le chocó lo ACABADA que estaba la oficina, el personal, los sistemas, la seguridad. Imaginó a Woolley escuchando las noticias de su asignación y pidiendo archivos con los esquemas, haciendo pedidos, solicitando personal. No era exactamente una sospecha astuta pero, ciertamente, se tambaleaba en el meridiano que separaba CON PLAN y COMPLOT.

    -Bueno, ciertamente parece que tiene usted todo en orden.

    -He estado pensando sobre el acuerdo de tu sueldo. ¿Sabes que hay un párrafo entero de la póliza relacionada con tu pensión?

    Hershie asintió, no le gustaba hacia dónde estaba yendo el asunto.

    -Bueno, No es algo sensato, dijo Woolley, juiciosamente. El gobierno canadiense ya tiene sus propios aparatos de pensión: hacemos millones de depósitos directos cada día, para veteranos, pensiones, seguro de empleos, ayudas familares. Estamos hasta nuestras axilas en el pago de infraestructuras y tenerte a tí volando hasta Ottawa cada mes, bueno, es ridículo. Estamos en el siglo vientiuno, tenemos mejores formas de hacer circular el dinero.
    Lo he estado meditando y se me ha ocurrido una solución que debería facilitarlo todo para todos. Voy a transferir tu pensión a las oficinas de Plan de Pensiones de Canadá. Haré un depósito mensual directamente a tu cuenta. Tengo todo el papeleo preparado aquí, todo lo que necesitas hacer es poner tus datos bancarios y Número de la Seguridad Social.

    -Pero yo no tengo un Número de la Seguridad Social o una cuenta bancaria, dijo Hershie.

    Era claro que Hershie Abromowicz tenía ambos pero el Súper Man no.

    -¿Cómo pagas impuestos, entonces?, Woolley tenía una peligrosa sonrisa.

    -Bueno, yo, Hershie balbuceó. ¡No! ¡Estoy exento de impuestos! Nunca he tenido que pagar impuestos o conseguir una cuenta bancaria. Sólo recojo los cheques de la Unión de Crédito de la Unión de Empleados Públicos de Canadá y ellos me dan el dinero. Ese es el acuerdo.

    Woolley movió la cabeza.

    -¿Quién te dijo que estabas exento de impuestos?, preguntó interrogativamente. NADIE está exento de impuestos salvo los Indios de Estado. Como no tienes una cuenta bancaria, bueno, puedes abrir una cuenta en la Unión de Crédito CUPE y te haremos el depósito allí. Pero no hasta que este asunto de la exención de impuestos se haya aclarado. Tendrás que hablar con el Rédito de Canadá para obtener una tarjeta SIN y llevar esa información a las Pensiones de Canadá.

    -¡Yo pago impuestos! Usando mi identidad secreta.

    -¿Pero esta...

    Hizo el símbolo de unas comillas con los dedos en el aire

    -...identidad secreta declara los ingresos de tu pensión?.

    -¡Pues claro que no! ¡Tengo que mantener mi identidad secreta SECRETA!

    Su voz era estridente en sus propios oídos.

    -Es una Identidad Secreta. He servido en las Fuerzas como Súper Man, de modo que me pagan como Súper Man. Exento de impuestos, sin cuentas bancarias, sin tarjetas SIN. Sólo un cheque, todos los meses.

    Woolley apoyó la espalda en el respaldo del asiento y cruzó sus manos en su regazo.

    -Lo sé. Sé como solía ser pero lo que trato de decirte hoy es que el acuerdo, por muy prolongado, por muy bien intencionado, no era el adecuado o, incluso, legal. Tenía que terminar algún día. Estás retirado ahora, no necesitas tu... "identidad secreta".
    Si ya tienes una tarjeta SIN, sólo dámela a mí junto con la información bancaria de tu identidad secreta y podemos procesar tu pensión en una semana o dos.

    -¿Una semana o dos?, Hershie rugió. ¡Tengo que pagar mi alquiler!¡Esto no funciona así!

    Woolley se levantó, abruptamente.

    -No señor, esto FUNCIONA así. Estoy tratando de ser razonable. Trato de acelerar tus cosas durante este tiempo de transición pero tienes que encontrarte conmigo en mitad del camino. Si pudieras darme tu SIN y la información bancaria ahora mismo, estoy seguro de que podría acelerar las cosas considerablemente. Estoy dispuesto a hacer este esfuerzo, incluso con lo enormemente ocupados que estamos aquí.

    Hershie jugueteó con la idea de demoler la oficina del hombre, convertir el adorable mobiliario en salsa de nachos fundidos y dejar al hombre colgando de su traje en la aguja de la Torre CN. Pero su madre lo mataría.

    -No puedo darle mi identidad secreta, dijo Hershie, suplicante. Es un asunto de seguridad nacional. Sólo necesito lo justo para pagar el alquiler.

    Woolley se quedó mirando el techo durante un largo, largo tiempo

    -Hay una cosa, dijo.

    -¿Sí?, dijo Hershie, odiándose a sí mismo por la nota de esperanza en su voz.

    -La gente de DefensaFest 33 me llamó a la oficina ayer para ver si yo aparecería como orador invitado junto al Patrón Ik'Spir Pat. Tuve que negarme, por supuesto. Estoy muy ocupado ahora mismo. Pero estoy seguro de que recibirían con agrado a un veterano de tu reputación en ese turno; y acompaña unos honorarios sustanciales. ¿Podría llamarles de tu parte y darles tu comunicador . . .?

    Hershie pensó en Thomas y en el alquiler y en su madre y en toda la gente del Belquees que le había mirado con desconfianza.

    -Que me llamen, suspiró.

    -Hablarè con ellos.

    Se miró los pies, de la punta de su bota goteaba más sucio fango.

    * * * * *

    -¿Hershie?

    - ¿Sí, Mamá?

    Ella lo había llamado de camino a casa, volando alto sobre los pulgosos moteles sobre la vieja Autopista 2.

    -Es viernes, dijo ella.

    Vale, viernes, le había dicho que iría a cenar y eso implicaba llegar allí antes de la puesta de sol.

    -Allí estaré, dijo él.

    -Oh, no importa, soy sólo yo. No te des prisa por mí, después de todo, tendrás miles de cenas de Shabbas con tu madre. Viviré para siempre.

    -He dicho que iré.

    -Y no te pongas ese traje, dijo ella.

    Ella odiaba el disfraz. Cuando el Departamento de Defensa se lo había enviado, ella había querido saber porqué le habían enviado un traje de combate con leotardos rojo satén.

    -Me cambiaré.

    -Eres un buen chico, dijo ella. Estoy haciendo brisket.

    * * * * *
    Última edición por Artifacs; 23-Nov-2017 a las 15:56
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