Más tarde lo llamaron “evolución acelerada”, pero los primeros casos fueron tratados más bien como aberraciones de la naturaleza. Se condenó a padres y a médicos acusados de manipulación genética ilegal, experimentación inhumana y crueldad injustificada. Se les sometió a terribles tratamientos psiquiátricos, quién sabe ahora si como ejercicio médico o de exorcismo, y finalmente se les encerró y se tiró la llave al río. Cuando los recién nacidos mutantes – tal y como se les llamó después -, empezaron a ser una importante minoría en el total de ocupantes de las salas de maternidad, el tema empezó a analizarse desde nuevas perspectivas. Las investigaciones científicas florecieron, auspiciadas por gobiernos y compañías farmacéuticas y se sometió a todo tipo de experimentación a las pobres criaturas. Hubo escasos supervivientes. Poco a poco el porcentaje de mutantes subió, y finalmente la nomenclatura cambió cuando uno de cada dos niños nacía con “la diferencia”. Para la población adulta, aquella fue la generación de “los diferentes”. Hoy en día el 98% de la población mundial menor de 35 años es “biológicamente evolucionada”, y las legislaciones de todos los países desarrollados les otorgan los mismos derechos que a los demás. Hace 7 años se descubrió el proceso que determinó la evolución acelerada y los drásticos cambios en el cuerpo de la raza humana, descartándose otras hipótesis más difícilmente demostrables: ante la miseria de la consciencia del hombre, las guerras, el hambre, la pobreza, la desigualdad y tantas otras injusticias, el cuerpo humano necesitaba un cambio. Y nacieron los primeros niños sin corazón. Así de sencillo. A.
Última edición por Almo; 18-Apr-2015 a las 09:46
A mi parecer, los cambios no serán por vía evolutiva biológica mediante mutaciones (pues es demasiado lento), sino por la incursión masiva de tecnología en nuestros cuerpos. Interesante relato.
En nuestro tiempo la evolución se expresa a través de una humanidad que está empezando a cambiarse a sí misma, igual que primero cambió su entorno, siempre a conveniencia de un antropocentrismo egoísta y corto de vista. El relato no deja de ser un divertimento para intenta dar que pensar durante un instante fugaz. Y si te arranca una media sonrisa al final, me doy por satisfecho. :) Saludos, A.
Un hogar sin libros es como un cuerpo sin alma. (Marco Tulio Ciceron)
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