La humanidad se acostumbró a tal extremo a pensar mecanicistamente, y a percibir la realidad en términos de ladrillos bien delimitados, que hoy en día cuesta mucho esfuerzo que la persona común y corriente, pueda visualizar de buena manera que está inmersa en un Universo infinito, donde todo objeto o suceso que lo rodea posee verdaderamente
magnitudes infinitas en sus dimensiones espaciales y temporales.
El hecho que percibamos que un objeto es más grande y que otro objeto es más pequeño, es substancialmente una ilusión basada en nuestra forma relativa de experimentar la realidad, ya que
todo objeto de la naturaleza posee en estricto rigor el mismo tamaño infinito.
Una regla que fuera absolutamente precisa y fidedigna a la realidad, tendría que basarse en el punto como unidad de medida, ya que solo así se podría captar punto a punto absolutamente todos los detalles que posee el contorno verdadero de un objeto.
El mismo comportamiento que exponen las dimensiones espaciales lo expone consecuentemente la dimensión temporal. Un reloj que fuera absolutamente preciso y fidedigno a la realidad, tendría que basarse en el instante como unidad de medida, ya que solo así se podría captar instante a instante absolutamente todos los detalles que posee la evolución verdadera de un fenómeno. Producto de todo lo cual un reloj absolutamente realista, nos mostraría que un parpadeo dura verdaderamente una infinitud, al igual que la propia realidad.
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