El relato empieza de forma muy seria, intrigante, para ponerse en la piel del protagonista. Para cuando avanzamos en la lectura, el ritmo permanece estable, la trama se vuelve grotesca pues la intención del autor es llevarnos al humor. No sé si por la brevedad del relato no he llegado a reírme, más bien me ha dejado preocupada por el pobre protagonista. Tal vez se trate de un castigo, algo que se merecía, o bien él mismo lo había elegido y no se acuerda. Tratar de buscarle un simbolismo a la trama, por mi parte me resulta difícil. Creo que este relato es para disfrutarlo, y no para darle vueltas a la cabeza. Pero reconozco que soy muy analítica. Según tenga el día, un chiste me puede hacer gracia o quedarme pensando.

Gracias a la autor y saludos.