Con doce añitos, un par de amigos y yo nos apuntamos en la lista de espera que TWA abrió para el primer vuelo comercial a la luna.
Nos respondieron amablemente -En español- e incluso nos dieron el número de la reserva (Que ya íba por el 12000 o así).
Lamentablemente, el amigo que guardaba la documentación sufrió un accidente cerebral y falleció (25 años), y yo perdí el rastro de toda la correspondencia que mantuvimos con TWA, seis ó siete cartas, con sus respectivas respuestas. Hoy día hubiese sido interesante sacarlas a la luz.