Capítulo 7

La pantalla gigante cobró vida y apareció un hombre de uniforme con el emblema de la organización XCOM. John y Jane observaban sentados en primera fila de la sala de juntas con las luces apagadas y un cuenco de palomitas de maíz entre ambos.

"Soy el Comandante Alan Gutiérrez," dijo el hombre del vídeo, "al mando de la Base Elipsis. Estamos siendo derrotados. Las naciones nos han dado la espalda y los líderes políticos han pactado acuerdos secretos con los alienígenas."

John cogió un puñado de palomitas y miró a Jane: "¿Y dices que este DVD estaba en el armario de la cocina bajo el fregadero?"

"Sí." Jane le miró y le quitó unas cuantas palomitas de la mano, se metió una en la boca y dijo: "Mira, ahora viene lo bueno."

John abrió la boca y se metió dentro las tropecientas palómitas que llevaba en la mano. Jane arrugó la cara al verle masticar y ambos giraron la cabeza hacia la pantalla.

El Comandante seguía hablando mirando a la cámara: "Pero escuche con atención. Por la autoridad que aún poseo sobre esta base le otorgo pleno control de la misma y le asciendo a Comandante de las Fuerzas XCOM con efecto inmediato. Si está dispuesto a continuar las premisas de nuestra organización y derrotar la amenaza UFO, el código de acceso a la matriz es la siguiente secuencia: Dominio, Reino, Fila, Clase, Orden, Familia, Género y Especie. Buena suerte. Si no está dispuesto, por favor, abandone la base de inmediato y cierre al salir. Gracias."

Jane giró la cabeza para ver la reacción de su chico. Él estaba congelado con la boca abierta, a medio camino de embutirse otro puñado de palomitas. Un segundo después cerró la boca y miró a Jane, perplejo.

Ella estaba sonriendo: "¿A que es la bomba?"

"¿Qué abre ese código?" Dijo John."¿Qué es la matriz?".

"No lo dice," dijo Jane lanzándole una palomita a la cara. John cerró un ojo, la palomita le rebotó en el párpado y volvió caer encima de la pila en el cuenco. De pronto Jane exclamó emocionada: "¡Pero somos los Comandantes de este sitio!"

"Yo no necesitaba un vídeo para saber eso." dijo John mirando de nuevo a la pantalla: "¿Dice algo más?"

El hombre del vídeo había quedado en silencio mirando la pantalla, como esperando la señal de ¡Corten!, luego giró la cabeza hacia la derecha y frunció el ceño antes de tomar una tarjeta entregada por una mano entre susurros.

Tras leerla en silencio, el Comandante suspiró y procedió a leerla ante la cámara con voz monótona: "Mensaje ofrecido por Restaurante Gordon Liu, más de quince años sirviendo la mejor comida asiática. Avenida Coyoacán, 118. Reservas en el cinco cinco cinco diez once doce. Abierto domingos y festivos."

La pantalla gigante quedó en negro.

John se giró hacia Jane diciendo: "Me da a mí que la organización no estaba muy boyante."

Jane coincidió con él: "XCOM funcionaba mediante presupuestos gubernamentales. Mayormente donaciones. Aunque una parte del capital para sostener la organización la obtenían mediante la venta de tecnología alienígena y patentes propias."

"Puede que la matriz sea una IA que controla todo esto," dijo John volviendo al misterio. "Quizá está dormida o desconectada o lo que sea, y haya que activarla con ese código. Pon el vídeo otra vez. Quiero escribir esa secuencia de acceso."

"Yo también he pensado eso. Y no hace falta escribirla," dijo Jane girando y apoyando las piernas en el regazo de su chico. "Esa secuencia la tengo grabada desde que terminamos aquel curso en Biología."

"¿Cuándo he terminado yo un curso en Biología?", preguntó John.

Ella recogió las piernas y se sentó derecha abriendo mucho los ojos: "¡Y aún queda lo mejor!" Se levantó de golpe y le tendió la mano, "Levanta. Esto te va a encantar."

Jane condujo a su chico fuera de la sala hacia el pasillo principal. Todas las salas de la planta estaban distribuidas a ambos lados de este pasillo. Jane giró a la izquierda y John la siguió con el ceño fruncido. En aquella dirección estaba lo que ellos llamaban la Discoteca.

No era una discoteca en realidad. Era solo una cabina, como la de un DJ, aunque ocho veces más grande. Dentro se controlaba el sistema de megafonía de la planta. Tenía una gran mesa de mezclas como la de los estudios de grabación. También tenía auriculares, micrófono y lector de CD y de archivos de audio.

"¿Me estás llevando a la Disco?", preguntó John caminando ahora al lado de su chica.

"Sip.", dijo ella. "Ya has visto mi plan, ¿verdad?"

"Solo si tu plan es bailar You Can Leave Your Hat On frente a mí," dijo John.

"Eso será otro día."

Llegaron a la Disco y ambos entraron en la cabina. Allí dentro había espacio para ocho personas. Jane se puso unos auriculares y comenzó a tocar cosas en la mesa de mezclas.

John vio una pila de CD encima de una silla y recogió los tres de encima para verlos. Eran los CD que habían seleccionado para la última fiesta rave que ellos montaban los sábados por la noche.

"Pon este," dijo John tendiéndole un CD a Jane.

Jane abrió la bandeja del CD, dejó caer dentro el disco y subió una pista de la mesa de mezclas mientras la bandeja se cerraba sola.

Empezó a sonar el tema de El Bueno, el Feo y el Malo de Ennio Morricone por toda la base.

John comenzó a mover los pies como si andara hacia un duelo al mediodía, pero sin moverse del sitio, haciendo resbalar las suelas de las botas. Ante él apareció a lo lejos el sheriff del pueblo, brazos colgando a los lados, manos laxas ligeramente separadas del cuerpo, moviendo los dedos nerviosamente bajo el reloj de la iglesia encalada de blanco. John entornó los ojos bajo el sombrero negro y se plantó a diez pasos del hombre. Con la mano derecha, retiró despacio la chaqueta para exponer al sol la empuñadura del revólver.

Jane bajó un poco el volumen para poder hablar: "Si la matriz responde a un comando vocal, podemos probar en toda la planta sin tener que movernos de aquí."

"Brillante." Coincidió John al desenfundar, simulando con la mano una pistola. "¿Por dónde quieres empezar?"

"Ya te lo he dicho," dijo Jane subiendo el control del audio general. "Por toda la planta."

La voz de Jane se oyó por el trillón de altavoces que debía de haber en esos ocho kilómetros cuadrados. El sonido era un bucle con el código que había dicho el tipo del XCOM del vídeo.

John miró a Jane y entró en pánico. Engendros galácticos poblaron su mente. El Sheriff aprovechó el despiste y disparó. Alcanzó a John en el pecho y dio una carcajada.

"¿No es eso peligroso?" Dijo John ignorando la herida imaginaria. "¿No puede abrirse una puerta en alguna parte por la que puedan llegar hasta aquí los monstruos que hay debajo?"

Jane sonrió con diversión: "No sabemos si hay monstruos debajo, bobo."

"Tratándose de engendros alienígenas, creo que pasaré de tu lógica medieval y aplicaré mi probabilidad moderna."

John pulsó el botón de OFF de la mesa de mezclas. Se hizo el silencio de nuevo en la base.

"¡Ey!" Se quejó Jane. Caminó hasta John. "No tenemos mucho tiempo, ¿recuerdas?" Llegó hasta él y pulsó el botón de nuevo.

El led de encendido brilló en verde y regresó el audio.

Dominio.

John pulsó el botón, el led brilló en rojo y regresó el silencio. "Es demasiado arriesgado."

Jane insistió: "Mis padres llegan pasado mañana." Led verde.

Reino.

Rojo: "Podemos investigar esto cuando se hayan ido."

Verde: "¡Esto es demasiado importante, John!"

Fila.

"¡Estás obsesionada con ese XCOM!"

"¡Y tú estás sufriendo de inseguridad y celos!"

Clase.

"¿Celos? ¿De quién? ¿De ellos?"

"Siempre desvías la conversación cuando saco el tema."

Orden.

"¿Qué tema?"

"¡Cuando quise unirme a la organización unos años atrás!"

Familia.

"¡XCOM no existe, Jane!"

"Aghhh. ¡Eso no es definitivo!"

Género.

"¡Perdimos hace tres siglos! ¡Es definitivo!"

"¡Podemos revivir XCOM!"

y Especie.

"¡Ni lo sueñes!"

Una voz robótica surgió por el sistema de audio.

"Oh, por Dios. Basta, callaos ya. Qué brasa dais."

John y Jane miraron al aire sobre sus cabezas y a su alrededor, mudos y perplejos.

"Mucho mejor," dijo la voz. "Bueno, ¿qué hay que hacer hoy? Tengo los bancos de memoria hecho unos zorros."

[Fin cap. 7]