Ok. Centrémonos pues en lo que se ha convenido llamar “la navaja de Occam”; en igualdad de condiciones la solución más sencilla es probablemente la correcta (es decir; no ha de presumirse la existencia de más cosas que las absolutamente necesarias).
Como “método de descartado genérico”, es útil cuando se barajan muchos datos parecidos. Pero como método de conocimiento preciso evolutivo, no sirve (porque si hemos evolucionado ha sido precisamente por no haber aplicado ese principio de sencillez; es decir, se han postulado teorías aparentemente improbables y complejas, y gracias a ello lo que Occam descartaría, ha sido motivo de estudio generando ramas y disciplinas nuevas).
El argumento de la navaja de Occam no se aplica en derecho, por ejemplo, porque se considera (muy acertadamente), que el número de pruebas o testimonios debe ser lo mayor posible (aunque algunos de ellos sean aparentemente demasiado improbables y según Occam deberían ser descartados). La Wikipedia menciona un ejemplo bastante clarificador;
Si un árbol achicharrado está caído en tierra, podría ser debido a la caída de un rayo, o debido a un programa secreto de armas del gobierno. La explicación más simple y suficiente es la más probable —mas no necesariamente la verdadera—, según el principio de Occam. En el caso del árbol, sería la caída del rayo. O actualmente, hasta podríamos teorizar la posibilidad que algo de fuera de este planeta, ha causado ese efecto.
La navaja de Occam es una herramienta (rudimentaria, a mi parecer), pero que se ha demostrado útil para la ciencia en muchos casos. Pero al no ser un concepto ni explicación del mundo, no es conveniente suponer que el cosmos es sencillo, aunque a la hora de razonar lo prefiramos así antes que pensar que es complejo (que es en realidad lo más probable). Pero es que el problema, además, es definir qué es la sencillez; Algo que desde un punto de vista humano es lógico y sencillo (el concepto numérico y su simbología; 0, 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9…), podría resultar completamente incomprensible desde una perspectiva no humana.
Y más problemático aun, si pretendemos establecer un diálogo con inteligencias de otros mundos, es que la base sobre la que parte Occam, se produzca; “En igualdad de condiciones… bla, bla.” (ya que esa igualdad de condiciones, difícilmente se producirá). Nosotros estamos formados por átomos, y tomamos como base de cohesión estructural el carbono. Pero hay muchos elementos más en la tabla periódica (que de momento tenemos), y no hay pruebas que indiquen o concluyan que pueda haber más (que desconocemos). Según Occam, la posibilidad de conocerlos y estudiarlos, se descarta automáticamente, pero sin embargo, nuestra tabla se va ensanchando a medida que pasa el tiempo.

En fondo, el planteamiento de Occam se ha llevado a la practica cotidiana con la popular frase; Si huele a pato, camina como un pato, y se parece a un pato, lo más seguro es que sea un pato. Pero a mi parecer, no hay nada seguro, aunque lo parezca, hasta que se estudie en profundidad; y es mediante este modo, que hemos clasificado y catalogado multitud de estructuras que, en principio, parecían iguales. Cada átomo es distinto, por ejemplo. Es más, no hay 2 cosas idénticamente iguales en todo el universo (por lo que sabemos hasta ahora). Nuestro universo, era del tamaño de un átomo en sus inicios. Si alguien o “algo” lo hubiera observado entonces (a lo lejos), mediante la navaja de Occam concluiría; hum… se parece a un átomo, tiene un tamaño parecido a un átomo… bah, es un átomo. Pues bueno, esa apreciación más o menos acertada en su momento, da como resultado posterior el universo que nos contiene (y no se parece precisamente a un átomo). ¡Quien iba a decir que eso que parecía mas o menos un átomo, podía llegar a una complejidad tan brutal!
Por eso, y aunque es convincentemente evidente que lo más probable es que algo sea lo que parece, nunca de los los jamases debemos cerrar la puerta a explicaciones improbables.

En cuanto al modo para comunicarnos con algo extraterrestre, lo estoy pensando. Pero antes, deberíamos acotar a qué tipo de estructuras (de las posibles), iría dirigido nuestro intento de diálogo. En principio, y por dictadura biológica, descartamos el 96% de materia y energía oscura. Y del 4% restante (formado por átomos), descartamos lo no biológico, que en data actual de 2009 (sin contar los organismos de este planeta), es… 0%. Es decir, entramos de lleno en el terreno de la suposición, y mejor guardamos a Occam en la estantería (para este caso en concreto), ya que todas las formulaciones hipotéticas que hagamos, no son lo más probable (Occam; Si no encontramos vida en el sistema solar ni sondeando nuestra galaxia, la solución más sencilla es probablemente la correcta; No hay vida fuera de este planeta, ya que "no ha de presumirse la existencia de más cosas que las absolutamente necesarias").