(14) Jim Munroe: "Todos de Silicio"
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Doug (V)

El TrenCeleste salió de la estación con una pequeña sacudida, empujando a todo el mundo de un modo coreografiado que nadie resintió.

("Quizá se pueda ser así con la vida. Aceptar los golpes como si fueran enviados sin intención por una máquina.")

Ciertamente, ahora se sentía un poco de esa forma. Cuando el TrenCeleste traqueteaba por sus vías ningún desastre del día le preoucupaba. Había conseguido un asiento en el tren incluso con una vista parcial de la ventana a través de la cual veía una mezcla serendipitosa de gente pequeña con los brazos en ángulo recto. Una vaga sonrisa jugaba en sus labios mientras observaba el sol reflejado en los edificios, los cables del puente sobre el agua...

("Quizá es sólo por esto por lo que pagan.")

...la dorada vieja canción de Eric B.Rakim "Pagado al Completo" sonando en su cabeza.

Recordó el escarnio que Olivia había expresado cuando él había destrozado unos cuantas rimas un tiempo atrás: "Papi, el hip hop es música de viejos."

("Culpable de los cargos.")

* ain't nothing but sweat inside my
hand.>

no hay nada salvo sudor dentro de mi mano>

La siguiente parada bloqueaba su vista pero un puñado de chicos entraron y resultaron muy entretenidos. Esta parada estaba cerca de St. Edmond, una escuela absurdamente cara que estaba henorragiando alumnos hacia Frisco. Doug podía saber ésto sólo por el disminuído tamaño de los grupos que cogían esta parada. Pero era, resolutivamente, una hemorragia contínua.

("Mientras que otras escuelas se derrumban más rápido que un castillo de naipes.")

Y sabía porqué. La escuela de Olivia era de buen precio mientras que la de St. Edmond sacaba beneficios con tres alumnos por clase. Podían permitirse llevar dos escuelas a la vez.

A él no le gustaba eso. Recordó cómo se sentía siendo el chico nuevo y la cantidad de puntos de identidad duramente ganados que volvieron a cero.

Su mamá le había trasladado desde una las últimas escuelas con fondo público a la escuela de Kits North y le había llevado un año entero recalibrarse.

Cuando su antigua escuela se cerró, el influjo de viejos colegas de clase lo empeoró todo. Él ya no encajaba en ningún cliché: demasiado pobre para uno o demasiado rico para el otro. Le había dado, sin embargo, los inicios de una carrera de observación y análisis de la cultura de la juventud.

("Mi carrera."), pensó Doug mirando a los chicos frente a él y anotando mecánicamente sus pequeños indicadores. ("Vaya carrera. Chupar la sangre de inocentes y hacer que me llenen el estómago.")

Pero pensó ésto con cierta ecuanimidad: reconocía que él era sólo crítico sobre la caza de tendencias cuando el trabajo iba mal.
Aunque la idea de ser el parásito en la cadena alimenticia era más difícil de despachar cuanto más viejo se hacía.

("Quizá Harris sabía ésto, eso era lo que estaba detrás de la urgencia.")

Pero debido a su negligencia financiera, su total negligencia, había sido incapaz de coger la indirecta. En realidad, era un milagro que Harris hubiera parado para darle este empleo fingido, tan ridículo y risible como lo era la misión de Los Infiltrados.

Un Doug más joven se habría burlado de la sentimentalidad de su jefe, quizá incluso la hubiera explotado, pero ahora sólo sentía la gratitud de un animal sarnoso al que le tiran un hueso. Y, en serio, sería un idiota si esperara que Harris no esperaba alguna clase de retorno por su inversión.

Miró a los chicos que tenía delante y se preguntó si habrían oìdo alguna vez algo sobre Los Inflitrados o si ésto se había vuelto un conocimiento oscuro de su profesión.

Los Infiltrados eran una subcultura, probablemente mítica, que inventaron las subculturas para vender a los cazadores de tendencias, para así invertir ese dinero y hacer realidad esas subculturas. Luego, más tarde, vendían al mejor postor la prueba de que esas subculturas eran falsas.

Cuando Doug estaba destacando en los años '20s, muchos de sus colegas se habían secado, preocupados de que cada nueva pista les condujese a una trampa camuflada. Justo cuando la industria se habìa habituado a un nivel de estabilidad como comentaristas culturales, una colección de descontentos les había metido el miedo de Dios en el cuerpo: su etiqueta, una "i" dentro de un círculo que surgía por todos lados y parecía que su número era infinito. Doug, sin reputación que perder, lo despachó como una campaña de marca encubierta y fue descarado y valiente allí donde sus colegas habían sido cautos. A Harris le había gustado su moxy y le asendió rápidamente.

Doug pensó en la cara de Harris de hoy y suspiró.

-"Kinsey sólo es un culoborde," dijo un chico regordete con su cara moteada con manchas rojas. "Si él puede tener esos estúpidos pinchos en su ceja, ¿porqué no puedo yo perforarme las orejas?"

El chico al que estaba hablando asintió, un chico delgado de ojos grandes con una mochila absurdamente grande. A su izquierda, una chica alta dijo;

- "Bueno, el Sr. Kinsey tampoco lleva uniforme y eso es norma."

-"Lo sé pero, porqué," dijo el regordete. "Por otro lado, tienes a todos esos profesores sabelotodo que consiguen hacer todo lo que quieren."

Otra chica, a su lado, añadió: "Sí como el Sr.Randall y su espada..."

-"Exacto," dijo el regordete, "¡Un ejemplo perfecto! Randall consigue llevar por ahí un arma..."

-"Tú puedes sacar un ojo con tus orejas," dijo la chica alta.

El chico regordete hizo un sonido exasperado.

-"...O puedes sacas una oreja con tu ojo," añadió el delgado con tímida sonrisa.

La chica alta sacudió la cabeza y soltó una risita. Las cejas del regordete se arquearon un poco con el descarrilamiento conversacional, hasta que la chica a su lado le dió un codazo. "Es broma, Steve, no seas tan estirado."

Steve se tocó el brazo en el lugar del impacto, mirándola, sonrió reluctante.

-"Aunque es injusto," dijo el delgado, "La escuela es demasiado estricta."

El tren se detuvo y el cuarteto se inclinó adelante un poco para permitir el flujo. Doug miró a otro lado, espiando ocasionalmente al grupo. Le alegró haber traído sombrero, el de borde afilado no era ni de cerca tan práctico para el espionaje como su fino pate.

Steve miró a la chica a su lado. Podría haber sido su hermana. Ambos tenían el mismo pelo rubio y manchas.
-"¿Lo hiciste todo bien en el test de historia?" preguntó ella bajando la vista. Ella era unos centímetros más alta.

-"Sí. El de opciones múltiples fue fácil. Pero la cuestión de ensayo era difícil. ¿Que necesitó el desmantelamiento del gobierno durante los años '20s? ¿Qué pusiste tú?"

La chica marcaba los puntos en el aire con la mano sin sujetar la barra. "Necesitaba una economía más eficiente, Combatír la corrupción, sin tomar la acción militar contra los terroristas ecológistas... uh. . . creo que eso era todo lo que puse."

-"Mierda, olvidé lo de la corrupción," dijo el delgado.

-"Y yo olvidé todas." dijo el alto y todos se rieron. "Pero ¡esa era una pregunta tan injusta! Apenas dimos nada sobre el gobierno en clase. Era casi todo Fondo Monetario Internacional. Sí, ¿cuándo se convirtió el IMF en el Concilio de Intereses Corporativos Unidos?"

-"2023," dijo Steve.

-"No, eso fue cuando el CICU se trasladó a la Casa Blanca," dijo la chica con pecas. "Cambiaron el nombre en el 2008."

El delagado asintió. Doug lo había identificado como el chico nuevo: las arrugas de su uniforme y si timudez general le delataban.

-"Bueno, el CICU no es impprtante hoy..." dijo Steve expansivamente. "Hoy es todo sobre... ¡el GEDS!" miró alrededor, asintiendo y sonriendo.

Pasaron unos segundos antes de que lo rubia lo descifrara y dijo: "Guerrero Elfo: Disputa Sangrienta." Todos rieron.

"Aajá," dijo el delgado.

-"¡Eso iba yo a decir!" dijo la alta. "¡No me acordé de eso en el test!"

Doug notó un adolescente de más edad, vestido con una chaqueta moteada,
burlarse por la mención de la serie popular de fantasía. Ninguno de ellos captó su mirada y Doug quedó extrañamente aliviado.

No podía realmente oir a los adolescentes ahora pero su lenguaje corporal era interesante. La chica alta y su exagerada carencia de pistas, sus agarres obvios al brazo del delgado. Steve y su blanda mirada hacia la rubia. La seria observancia de la rubia. El delgado... el delgado estaba, en realidad, mirándo justo hacia él.

Doug mantuvo la mirada hasta que el chico miró a otra parte y, luego, evitó mirarle. Steve dió un leve brinco, bromeó con blandir una espada y dijo: "¡Venid, valientes!" El adolescente hipster hizo rodar los ojos ante ésto y el delgado lo captó. Doug observaba, casi con tristeza, como el chico devolvía la mirada a Steve con nuevos ojos, ojos que sospechaban que su nuevo amigo Steve no era tendencia. Doug miró al hipster, se preguntó si sabía lo corrosivo que era, se preguntò si él estaba corrompido de cinismo hasta el núcleo. Quiso agarrar al hipster y zarandearlo, decirle que conocía a alguien que trabajaba para la persona que diseñó la campaña para hacer de esas estúpidas chaquetas la nueva ola de tendencia urbana.

En vez de eso, caminó hacia la puerta.

Siguió a los chicos, sintiéndose ligeramente bobo pero mayormente en lo cierto sobre perseguir su urgencia de salir varias paradas antes de casa.

("...las partes atraídas al inmaculado entusiasmo de los Guerreros Elfos y las repelidas por hipsters de chaqueta pre-empaquetada de sarcasmo.")

Tomó nota mental para llevarle algo a Olivia después. Alzó la mano del reloj hasta la cabeza para usar el fono y dijo: "Cheryl."

Para cuando salió de las escaleras, ella respondía:"¿Trabajas hasta tarde?"

-"Sí," dijo Doug. "¿Porqué no os adelantáis, tú y Olive. Voy a comer algo aquí."

Los chicos se encaminaron al cine.

-"Muy bien," dijo su esposa en acuerdo. "Suerte que has llamado antes de que empezara a cocinar."

-"Oh, lo sé," dijo Doug escaneando los carteles de comida. "Sé lo que es bueno para mí."

Se despidió y desconectó, tratando de decidir sobre la cena mientras la gente se arremolinaba en torno a él.
KFC estaba regalando un juguete con sus cenas, de modo que pulsó por un cuarto de carne de pollo usando su pañuelo porque la pantalla estaba grasienta y esperó. Tuvo que aguardar lo justo para contemplar lo anti-higiénico que, probablemente, sería el interior de la máquina si el exterior estaba tan sucio. Cuando la caja humeante salió hacia él para llevar, casi olvida el juguete, que había caído en un contenedor separado.

Sentado a una mesilla naranja y beige con vista a la entrada del cine, colocó su sombrero en el asiento contiguo y comenzó su cena. Mientras masticaba un muslo de pollo, leyó la fina impresión de advertencia en el lateral de la caja:

PUEDE CONTENER TRAZAS DE CACAHUETE Y ADN HUMANO,

Doug hizo rodar los ojos.

("¿Y qué no?")

Miró el juguete, que era más o menos como una bolsa de plástico de algodón blanco.

("Recién recogido de la plantación del Coronel!"), escupió el cerebro de Doug.

Sin embargo, al girarla, reveló ser una peluca, barba y gafas de moldura negra.

("Oh, perfecto."), pensó Doug amargamente.

Aunque Olivia podría parecer mona como el Coronel, justo unas semanas antes, ella le había pedido a Cheryl que recortara sus cejas porque parecían como "las de un chico". Aunque a él le gustaron las gafas. Las sacó y se las puso. Tenían lentes limpias hasta que, naturalmente, las embadurnó con sus dedos con pollo.

Percibió a un hombre algunas mesas más allá, bebiendo algo y observándole. Cuando se levantó, vió y reconoció la atenta mirada en la cara colorada del viejo y, en lugar de llevar la caja a la papelera, la dejó allí. Caminó hacia el cine, parando para absorver el holoclip del Guerrero Elfo: Disputa Sangrienta sobre la entrada. Una diminimuta figura se doblaba sobre un camarada slain.

La cámara avanzó despacio mientras la figura estaba de pie, encuadrando su cara angulosa y sombría, ampliando más cerca. Cuando sólo el ojo reluciente era visible, el avance se detuvo. Sólo se oyó su respiración ronca por un momento y, luego, dentro del ojo, un fuego explotó a la vida.

Doug no vió la secuencia de venganza Acuchilla Y Rebana que siguió después, sólo alzó su reloj hasta la placa de pago. Miró atrás hacia el patio del KFC y notó que el hombre se habìa acercado hasta su mesa sin que el guarda de seguridad lo percibiera. Hubo un suave "ping" y el registrador de dinero le informó de que la campaña estaba ya acabando: ¿Continuar?. Doug dijo que sí y se produjo un resplandor de luz como si tomara su foto. Apareció una versión élfica giratoria de Doug, con gafas y todo. Era asombroso pero no lo que quería. Navegó por la configuración por defecto hasta que encontró uno que no era tan viejo.

Se quedó con un joven elfo de ojos grises con bermudas de piel de ciervo y un arco cruzando el pecho. El registrador preguntó si quería armas extra: se podía conseguir desde un carro con catapulta hasta una electro-cimitarra, pero tras comprobarlas se quedó con su arco y daga de plata. Había un montón de otras cuestiones sobre atuendo y comida, pero él sólo escogió lo básico.

Le dijo el número de cabina y la encontró, usando su reloj para abrirla. La puerta se cerró tras él y se hizo la más completa oscuridad de modo que tuvo tantear en busca del yelmo que colgaba desde arriba.

Mientras se ajustaba el yelmo a su altura, escuchó voces que surgían desde otras cabinas de techo abierto.

El sol apenas estaba elevándose cuando la banda de aventureros caminó a través del claro de un bosque. Uno de ellos, un rechoncho elfo con ballesta, mantenía la mano alzada. Los otros: un mago encapuchado, una gerrera elfa con cota de malla y una elfa bajita con una uzi, se detuvieron.

El elfo rechoncho apuntó su ballesta a un arbusto que crujía levemente y conectó la mira láser: "Sal o sé muerto."

El arbusto crujió algo más y, al fín, se separó para revelar a un joven y esbelto elfo con las manos separadas en súplica.

-"¿Qué armas tenéis vos?" dijo el elfo rechoncho.

El elfo pulsó la cuerda del arco y giró para mostrar la daga que llevaba en la espalda, encajada en el cinto de sus bermudas de piel de ciervo.

-"Por favor, guerreros, mi nombre es Doug. Deseo unirme a vuestra partida."

El elfo rechoncho miró a sus camaradas. Ellos se encogieron de hombros pero él no estaba plenanente satisfecho por ésto.

-"¿Cómo sabemos que no es un agente del Mineral Sobreengendrado?"

-"¿Porqué no pruebas tu hechizo de Revelación, Mike?" preguntó la elfa de la cota de malla.

-"Ya OK," dijo la figura encapuchada buscando en un zurrón de cuero y lanzando polvo brillante sobre Doug.

Doug se sintió un poco incómodo, confió que no mostrase su cara real. Fue como si pudiera sentirlo miestras giraba a su alrededor aunque sabía que ése no podía ser el caso. Cuando llegó a su cabeza, unas palabras de fuego surgieron sobre él:

NEUTRAL. CASA
CIUDAD: Brentwood Mall.

-"Bien hallado, amigo Brentwoodiano," dijo Steve, golpeándole sobre el hombro. El personaje de Doug se tambaleó por el impacto aunque Doug permaneció firme en la cabina. Steve apoyó los puños en sus caderas y asintió mientras miraba al elfo más pequeño.

-"Vos debéis venir con nosotros ya que acabamos de venir de Brentwood. O, más bien, acabamos de escapar de Brentwood."

-"¿Escapar?" dijo Doug. "¿Qué significáis vos con ésto?" puso una mirada alarmada y miró cara por cara.
-"El bastardo Sobreengendrado mató a cada último de nuestros buenos conciudadanos," dijo la elfa con cota de mallas. "Y, luego, antes de que pudiéramos darles adecuado funeral, les maldijo para atacarnos...como muertos vivientes."

-"¡Gran Zeus!" dijo Doug sabiendo que estaba fudging sus mitologìas y confiando en que no les importara. "Te refieres a...¿Zombies?"

-"Seguían viniendo y viniendo," dijo la otra elfa disparando una salva de su uzi al aire. "Fue totalmente asombroso."

-"Conserva tu munición," dijo Steven severamente mientras los otros se reían. "Asombrosamente terrible, eso es. Nuestros propios hijos, amigos, familia, manipulados por fuerzas malignas hasta el punto que tuvimos que...abatirlos..." negó con la cabeza y se giró hacia Doug con los puños aún en las caderas. "Esta es Elsie, por cierto. Nuestro usuario de magia responde al nombre de Mike, la amazona de las coletas es Christina y yo soy Steven. Siempre nos viene bien un alma valiente."

Doug asintió con cuidado de no sonreir pues el yelmo recogía movimientos faciales misteriosamente bien.

Habiendo hecho las presentaciones, continuaron el camino al que se dirigían, Christina y Steven iban en cabeza y los otros tres iban juntos.

-"¿Has jugado mucho antes?" dijo Elsie. "Yo no. Por eso tengo la uzi. Para... como...compensar lo cutre que soy."

Doug negó con la cabeza, mirando en tirno al bosque. "No, no desde...no mucho. Ninguna de las series de Guerrero Elfo."

El detalle era muy crisp y, aunque que la gente tenía un raro titubeo ocasional, eran enteramente creíbles.

-"He completado dos de ellas," dijo Mike. "Steven las ha terminado todas."
-"¿Cómo llegaste a ser usuario de magia?" preguntó Doug.

Más adelante, Christina estaba comprando su brújula y diciéndole algo a Steven.

-"Bueno, Steven dijo que iba conmigo. Dice que soy misterioso," dijo Mike riéndose un poco. "Creo que me gusta la magia."

-"Sí, yo iba a ser usuaria de magia también," dijo Elsie mirando a Mike. "Son lo más. Pero entonces Mike me mostró todo el asunto del lanzamiento de hechizos." giró su mano espasmódicamente. "Y me quedé como...olvídalo...demasiado complicado."

La mano de Mike se movió en rápidos gestos y una bola de fuego surgió brillando lentamente a la vida. Sus ojos resplandecían mientras el hechizo se completaba.

-"Lo más," dijo Doug.

Mike deshizo el hechizo con los mismos gestos en orden inverso y el fuego se desvaneció.

Elsie aplaudió, sus manos eran un poco borrosas por la velocidad: "¡Asombroso!"

-"Es mucho más sensible en el servidor," dijo Mike con una sonrisa. "Cuando lanzo desde casa tengo que repetirlo como tres veces antes de que funcione. Mi configuración es tan cutre y el retardo es, como, olvídalo."

El bosque se había despejado y había una ciudad de torres retorcidas en la distancia. Doug se les quedó mirando, pensando sobre las montañas que podía ver desde su oficina.

("¿Era eso humo saliendo de ellas?")

Doug levantó la mano para darse sombra en los ojos y sintió su mano real golpear el yelmo. Su cuerpo dió una extraña sacudida.

-"Cuidado," dijo Mike. "Puedes reiniciarlo si lo golpeas lo bastante fuerte, son muy sensibles."

No era humo, era algo volando. Volaba hacia ellos.

- "Hey, uh, ¿véis vosotros eso, tíos? Hey, Steven," dijo Doug.

Pero Steven ya estaba en ello. Había sacado un telescopio de bronce de su mochila, lo extendió y lo llevó hasta su ojo. Todo el mundo se detuvo.

-"¿Qué es eso?" dijo Christina con voz grave.

Steven estaba cerrando el telescopio, lo guardó sin decir nada. Fue como si el...

¡Shing!

...cuando desenvainó su espada ancha fuera a ser su única respuesta.

Pero luego dijo: "Minerales." Un segundo después, cuando los animales aladimos eran casi discernibles, miró a las caras de todo el mundo. "Minerales montados en dragones."



Mientras todos en torno a él estaban listos para la batalla, Doug se dió cuenta de que no había comprado flechas para su arco. Tomó la daga en su mano, una diminuta hoja plateada para pelar pescado y esperó la muerte.

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