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    21-August-2017
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    Post Todos de Silicio: Doug (I)

    (4) Jim Munroe: "Todos de Silicio"
    Bajo licencia Creative Commons Attribution-
    NonCommercial-ShareAlike License.

    ************************************

    Doug (I)


    Doug aleteaba por los números de nuevo, sus largos dedos se movían espasmódicamente.

    ("Nop. No hay forma de hacerlo.")

    Suspiró e inclinó la cabeza para apoyarla contra la palma de la mano, dejándola allí como una bola de cristal sobre una almohada de seda.

    Y aunque no le daba ninguna respuesta, la cabeza de Doug era, de algún modo, como una bola de cristal: la cima calva de su cabeza relucía suavemente, anillada por una orla de monje bien cuidada. Su oblonga cara encajaba con su actual estado depresivo: la miseria de unos finos labios acompañada por un fino bigote.
    Doug se levantó, se estiró y miró por su ventana.

    A través de un pequeño trozo cuadrado de 30 cm de lado, podía ver las montañas. Sólo las cumbres pero eso era suficiente. No tenía ni idea de cómo el trozo se había desgastado, ni porqué permanecía sin arreglar. Había considerado decírselo a alguien pero no era que sus jefes hicieran dinero de los tableros que cubrían el exterior de los edificios. Eso era competencia del dueño del edificio.

    Daba un poco de miedo, no obstante, ese espacio de anuncio principal se había dejado desperdiciar. Era la indicación más clara que Doug había tenido de que las cosas estaban realmente cambiando, de la emigración o como fuera que los inventores de retruécanos la llamaran estos días. Realmente.
    debería haber sabido eso, por supuesto, pero Doug había sentido que su preocupación por tales asuntos disminuía de forma creciente con los años, un gotera que era incapaz de arreglar.

    Miró su reloj. Doce menos cuarto.

    ("Mierda.")

    Se reclinó en su silla. Dió golpecitos en los reposabrazos, miró a su trozo de cielo. Contempló la hoja de finanzas que flotaba ante él en su cuboespacio.

    ("Oh, que le den. Está bastante cerca.")

    Se levantó apartando la hoja extendida y se abrió paso a codazos dentro de su abrigo negro. Se encaminó a salir por la puerta comprobando su reloj para ver si tenía bastante para ir al Pilar.

    ("Maldición. No hay bastante para una comida decente y propina.")

    Paseando entre la gente en el pasillo, ocultaba su decepción.

    ("Joder, cómo odio el día antes de la paga.")

    — "Hola, Gloria."

    -"Almuerzos tempranos para los ejecutivos."

    ("Chismosa") — "Bueno. No estamos todo el día de chismorreo al teléfono, así que necesitamos un descanso adecuado."

    -"Ja ja."

    ("¿Qué estoy haciendo, boxeando con la secretaria?")

    -"¡Doug! ¿Cómo te va eso compinche?."

    -"Manteniendo, Mike, ya sabes cómo lo hago." ("¡No! no subas al ascensor ah mierda") -"...y qué, ¿a dónde sales?"

    -"Al Pilar. Nunca tengo bastante de esa cosa, piñata de kelp. ¿Y tú?"

    ("Es paella, idiota.) - "Oh, McDonald's."

    - "¿McDonald's?"

    ("No actúes como si nunca hubieras oído hablar de él, so gordo bastardo") — "Claro. Me obligo a mí mismo una vez por semana al menos. Mantiene mi oreja pegada al suelo."

    -"Hmm."

    -"Todo es la misma comida, me refiero. El Pilar es un McComedor." ("Dios, eso fue desesperado").

    -"Cierto, cierto. Bueno, vigila esos McNuggets, ja ja."

    -"¡Ja! Nunca los toco." ("¿Pueden estas puertas abrirse más despacio?)

    -"Bueno, cuídate."

    Mientras el ascensor barría fuera a Mike hacia el centro comercial subterráneo, Doug pescaba en su bolsillo en busca de un pañuelo. Se impulsó a través de las puertas, vagamente, giratorias hacia un día bastante agradable, pero Doug tenía su pañuelo de puntos-polka firmemente presionado en la boca mientras se dirigía hacia los arcos dorados.

    Captó un fogonazo de sus montañas entre dos masivos edificios y casi tropezó con un anciano que cargaba una bolsa de basura de aspecto bastante húmedo.

    -"Que De Dén," le dijo el anciano a través de los labios hinchados y Doug se avino con un movimiento de cabeza y salió de la nube de olor tan rápido como fue posible.

    El signo de McDonald's brillaba por encima, rezando de forma imprecisa:

    "Servidos a 99 Billones."

    Se había congelado ahí desde que Doug había estado vivo e incluso él había escrito un ensayo sobre ello para una clase de historia corporativa.

    - "Obviamente, existía la consideración práctica del coste relacionado con la adición de nuevos espacios para números mayores," había escrito él a los gallitos adolescentes de nativa auto-seguridad. "Y estaba también la numeración de los '90s y '00s a considerar. Una reacción de último suspiro contra el modelo de crecimiento ilimitado. Así que los escalones superiores de McDonald's se sentaban firmes, sabiendo que ya habían declarado sus opiniones: que todo el mundo adora sus hamburguesas asadas a la llama."

    De pie en la fila, el olor grasiento le recordó que no estaban asadas a la llama en absoluto. Él había perdido marcas por eso, aunque había recibido altas marcas por el análisis. Eso es lo importaba desde que estuvo seguro, incluso entonces, de que su futuro yacía en la caza de tendencias.

    Doug pulsó con el pulgar por una hamburguesa y patatas fritas, teniendo que apretar el gastado icono de fritas dos veces antes de quedar registrado. Presionó su reloj contra la placa de pago y lo mantuvo allí. Se emitió un "ding" de aprobación y al alivio que Doug sintió por ello le siguió rápidamente el auto-desprecio. Preocupado sobre el coste del almuerzo en Mickey Dee's...

    La bandeja se deslizó hacia él. La recogió y se dirigió a una mesa vacía rodeada por otras mesas vacías, tan lejos de un grupo de jóvenes como pudo llegar. Un Doug
    Patterson más joven habría tratado de llegar un poco más cerca, escuchar la conversación y hacer notas mentales de la jerga, pero Doug Patterson con 37 desenvolvió su hamburguesa y los observaba con aburrida indiferencia fortificada por la precaución.

    -"Pero las dos pistas se estaban uniendo, vale. bueno-bueno-bueno, yo le digo... como" el chico dió una calada, "Vamos, mierdecilla. Tú querías hacer una carrera, pues corramos." tenía enormes vacíos entre los dientes y la total atención de su personal. "Unoveinte-unocuarenta-unos/xZy. . . el jodido no paraba, le concederé eso. Debería haber pensado. Acabó chafado como la pantalla del Macy. ¿Totalmente?" dió otra calada y soltó un flujo de humo a su dedo pistola, escuchó a su personal hacer ruídos de impresión. "Mi Camaro no tuvo ni un rasguño."

    Una de las chicas, de unos nueve años, gritó. Luego, se quedó quieta, llevando las rodillas al pecho: "Oh mira, bueno-bueno-bueno, esta es mi fantasmada, alar-ma."

    -"Verifícalo. Que te den, so...¡Lárgate! Vete y verifíca. La pasada noche. Granville con la Séptima." El chico cruzó los brazos, grandes como en los dibujos animados a causa de su chaqueta hinchada blanca y estiró su barbilla. "¡Vete! Pareces estúpida."

    La chica habló exageradamente a su reloj "Lista de fallecidos. "

    -"¿Dije yo que había muerto? No, no lo hice..."

    -"Cancela. ¿Ocurrió un accidente de coche ayer en Granville con la Séptima?"

    El chico y la chica se clavaron la mirada mientras esperaban, sonsacando las risitas del resto. Al fín, el reloj verificó un accidente. El chico extendió sus manos hacia afuera, con una sonrisa con dientes vacíos en la cara: -"Y eso es... "

    -"¿Coches involucrados con esta colisión?" continuó la chica, su cara era un estudio en marco redondo sobre la inocente curiosidad.

    -"Dos coches, un Camaro Extremis y un Lightfoot, fueron remolcados del lugar."

    Un chico se cubrió la cara con las manos, gimiendo, y los sonidos de hilaridad mísera inducida abatieron al fanfarrón de dientes vacíos.

    -"Tocado," pronunció la chica con un leve indicio de sonrisa en sus labios.

    -"¿A quién le importa?, llevé ese Camaro hasta... como unos doscientos cuarenta" comenzó.

    Cantinela: "Tocado"

    -"Ah, Gano dinero todo el tiempo", dijo el chico levantándose y moviéndose hacia el mostrador.

    -"¿Cuántos cargos de remolcado se han pagado?" preguntó la chica a su reloj mientras él se alejaba.

    -"Cero dólares." Risas. "Aumentando un 13% de interés por año."

    Uno de los chicos se levantó y llamó:

    -"¡Tú, Cero! ¡Tráeme una hamburguesa, maderfaker!" Luego pareció ver a Doug. "Bueno-bueno-bueno, fisgón cobardica. ¿Te gusta ésto?" Señaló a la tableta de abdominales en su cuerpo pre-púber, visible a través de una camiseta transparente.

    Doug negó con la cabeza y miró a otro lado terminando su burger y empezando con las fritas. Vació el paquete en la bandeja y las llenó de ketchup, concentrándose en sus movimientos, deseando alejar la atención sobre él como un convicto en escapada se aleja del foco en el patio.

    Doug levantaba puñados de fritas hasta su boca en un esfuerzo de comer más rápido con disimulo. Sólo así podía engullir el derivado de patata tan rápido y alzó la vista para ver al chico dientes vacíos yendo hacia él cuando volvía del mostrador.

    -"Bueno-bueno-bueno," dijo el chico, sacando un paquete de canutos y deslizándolo a su lado. Dió lumbre al canuto y a Doug un rápido examen, pausando en su extensa coronilla calva. Doug se dió cuenta de que lo que había pensado que eran huecos eran dientes tatuados de negro.

    -"¿Cómo te va, tío?"

    -"Bien." Doug elevó sus ojos hacia los del chico pero éste ya estaba mirando a sus amigos que hablaban entre ellos. Sólo la chica estaba en verdad prestando atención. Doug seguía segando su pila de patatas fritas.

    -"¿Sabes, tío?," dijo el chico. "Estos Marlboros son muy suaves. Es una mezcla perfectamente equilibrada de tabaco y marihuana que atesta un golpe mientras mantiene el sabor."

    -"En serio," dijo Doug, feliz de que el chico sólo estuviera haciendo publicidad en vez de cualquier otra cosa. "Marlboros, dices," dijo con voz de interés, recogiendo lo último de ketchup con la última de sus fritas.

    -"¡Sí! ¿Porqué no pruebas uno?"

    Doug cogió uno de los canutos del paquete verde y blanco y lo puso sobre su bandeja:

    -"Gracias."

    -"Sí, Marlboros. Los Marlboros son..." el chico estaba comprobando su reloj.

    ("Inútil"), pensó Doug:

    -"¿Sabroso?" sugirió. "¿Con un efecto que dura todo el día?"

    -"Bueno-bueno-bueno, con-un-efecto-que-dura-todo-el-día," dijo el chico, más a su reloj que a Doug.

    Un segundo después:

    -"Joder. ¿Porqué no me llevo nada por ésto?"

    Doug se levantó. "Tendría que habértelo dicho antes. Deberìas haberme ofrecido también un encendedor."

    El chico buscó en su bolsillo.

    -"No fumo, pero te llevas algunos dólares extra por ofrecer un encendedor," vació la bandeja en la papelera, el cigarrillo se quedó pegado durante un segundo antes de obedecer a la gravedad.

    -"¿Porqué has tirado el canuto?," dijo el chico amargamente.

    -"Ya no son tendencia." dijo Doug, caminado lejos de allí, sacando el pañuelo del bolsillo y quitándose la grasa de los dedos.

    -"¿Qué demonios sabes tú sobre tendencias?," balbuceó el chico, "Tío calvo."

    Doug salió empujando la puerta, oyó al chico gritar:

    -"¡Dinero, Alia, hora de hacer dinero!" mientras se reunía al grupo.

    Por la ventana, vió una escena: el chico de la chaqueta blanca mostraba a alguien el saldo bancario en su reloj; ese alguien parecía desdeñoso; la chica de los rizos contemplaba al chico de dientes vacíos con rostro tan plácido y vago como el de una víbora segundos antes de atacar. Había algo en su cara que le recordaba a su propia hija y Doug salió caminando rápidamente, tratando de distanciarse de ese pensamiento.

    Tras llevar el pañuelo hasta su nariz, decidió guardarlo en el bolsillo.

    ("Mejor aire sin filtrar que aire filtrado con grasa de patatas fritas.")

    Mientras sorteaba a los indigentes que ensuciaban las aceras, recordó un artículo que había leído el día anterior sobre Frisco: supuestamente, algunos indigentes habían sido introducidos en localizaciones seleccionadas "para facilitar la transición psicológica." Doug pensó que el artículo entero lo había, probablemente, inventado Usted por razones de marketing, pero aún así...él podría haberlo admirado excepto que era incapaz de pensar sobre Frisco sin que una bola de ansiedad viva girara en su estómago.

    Y, naturalmente, había un anuncio en el asensor que le hizo pensar sobre ello. El logo de Usted latía de vida:

    - "Si ya se hubiera mejorado, no tendría que perder el tiempo en esta estúpida caja. Horas de su vida pasan enviando su carne de un lugar a otro, representando miles de pérdidas..."

    Doug emitió un sonido de rabia.

    El anuncio de Usted tomó otra forma:

    -"¿Problemas de impulsos agresivos? Todos los tenemos pero, ¿no sería genial si pudiera controlar sus emociones y, simplemente, relajarse? Con el paquete Plata de Usted..."

    Una señal de estremecimiento de Doug transformó el anuncio de nuevo:

    -¿Se siente deprimido? ¿Sus días tristes reducen su productividad? Si..."

    -"¡Cállate," dijo Doug en tono tan neutro como pudo.

    El anuncio hizo una pausa durante un segundo y Doug casi pensó que le había escuchado. Pero no:

    -"¿Harto de anuncios bombardeándole en cada segundo de cada día? ¡Conseguir el paquete Oro de Usted hace que los anuncios sean opcionales!"

    Las puertas se deslizaron para abrirse y el anuncio le animó mientras salía:

    -"¡Hágalo por Usted!"

    El tono de guitarra reverberó hasta que las puertas se cerraron piadosamente.

    Doug retomó el camino a su oficina por el recibidor, sintiéndose más derrotado de lo que estaba cuando salió. Apenas se había sentado cuando un hombre de pelo corto blanco asomó la cabeza del umbral de una oficina:

    - "¿Preparado para las dos en punto, deporte?" preguntó a Doug.

    -"¡Será a las dos en punto!" disparó en respuesta Doug confiando en haber usado un tono cordial.

    Se levantó y cerró la puerta tras él. Su Puerta. El, y el único, resultado de la expansión de la compañía, que, al menos, ese idiota de Stevens había dejado libre dos meses atrás.

    ("Stevens no era tan malo")

    Se recriminó Doug mientras volvía detrás de su escritorio. Más que tener que compartirla con él era como enviar el mensaje:

    -"Él ya no era merecedor de su propia oficina a los ojos de la gerencia. Ya no era el joven tiburón que había sido en su mejor tiempo, sacando tantos datos como ellos necesitaban."

    ("Ah, fue mala suerte.")

    El hecho de que él había estado allí desde el principio del asunto Ripper, de que se había deslizado tan fácilmente dentro de la comunidad allí...

    ("Demonios, de que había comenzado en Vancouver. Fue mala suerte.")

    Pero había estado bien durante, al menos, diez fáciles años en la compañía, años en los que sus palabras se recogían como frutas sagradas cuando caían de sus labios.

    Doug comprobó su agenda para ver sobre lo que Lauden quería hablar.

    ("Tendencias de Consumo, Tabaco.")

    Lauden era un tradicionalista y quería algo bueno con lo que alimentar a Philip Morris para mantenerlo como cliente aunque hubieran serios problemas con las transiciones actuales.

    ("Se cómo te sientes, Phil, viejo amigo.")

    Pensó Doug mientras escaneaba la conversación que había tenido con el chico en el McDonald's.

    Sólo había dos o tres pedazos que podía usar pero, él estaba en la mayoría de ellos. Trabajó en su análisis, feliz de concentrarse en algo durante un rato y, muy pronto, la cabeza blanca puntiaguda de Lauden se asomó. Doug asintió, se levantó, devolvió la información de vuelta a su reloj y siguió a Lauden por el pasillo.

    -"Bueno, le he pedido al chico nuevo que trabaje en esto," dijo Lauden con su cara neutra.

    Doug sintió que algo desagradable le atravesaba, algo que no podía aún identificar.

    -"Maldición. ¿Puede empeorar este día?".

    -"Oh, cálmate, Patterson. ¡Te solía gustar una buena pelea!"

    Doug se mordió la lengua.

    ("Eso era antes de que la oficina central comenzara a contratar escoria de las calles.")

    Miró a la cara pastosa de Lauden, que no revelaba nada.

    -"Quiero decir, al menos entre tú y yo había algo interesante en ello."

    -"Ja ja," dijo Lauden manteniendo la puerta abierta para él.

    ("Oh genial. No sólo el chico nuevo sino también el jefe.")

    Doug rodeó la mesa y sonrió a su jefe.

    -"¡Sr. Harris!"

    El Sr. Harris se levantó y sacó su mano para estrecharla. Doug casi cae en ello, pero:

    -"Oh no, nada de eso viejo bastardo," dijo Doug parando cerca de caer en la trampa, moviendo el dedo a Harris.
    Doug había percibido algo demasiado simétrico en el pelo de su jefe.

    -"¿Cómo lo has sabido?" dijo Harris, "¿Es por la resolución?"

    -"Dios, no," dijo Doug escogiendo un asiento frente al jefe y dos más allá del chico, cuyas emanaciones de desprecio ya casi podía sentir.

    -"La resolución es fan-diver-tas-tica. Mejorar va con usted, señor. No, era sólo que sabía que usted no había entrado en el edificio."

    -"Parece muy buena desde donde estoy, también. Derechos al grano," dijo Harris golpeando la mesa.

    -"Wow, el sonido de esta configuración es muy ñam," dijo el chico.

    ("Dios, no ha pasado ni un minuto y ya está soltando jerga."), una parte del cerebro de Doug se enfureció.

    El chico vestía, como era habitual, al último estilo del conjunto de 12-17 años, su cara era tan fresca que parecía sin cocinar.

    -"Bueno, me alegra verle señor," dijo él. Y era cierto, parcialmente.

    Harris era el único cazador de tendencias con el que Doug podía hablar sobre algo más que tendencias, alguien con el que podía hablar de altos conceptos y teoría. Pero también sabía que Harris se estaba impacientando.

    -"Muy bien, bueno..." comenzó Lauden. "¿Que tienes para nosotros, Doug?"

    Doug empezó a sacar archivos, agradeciendo silenciosamente a los dioses por su escasez.

    -"He reunido pequeños datos sobre la materia," dijo mirando sus notas. "No sé si vamos en la dirección correcta con nuestra asunción de que fumar es una tendencia en declive. Podríamos estar precipitándonos."

    -"Mira, todos los estudios hasta ahora han mostrado que está en fase terminal," comenzó el chico en un tono que a Doug le sonó ensayado. "No hay peligro-appeal, ni vice-appeal. El mono listo dice que va a desaparecer. Philip ha tenido una larga carrera, es hora de cerrar la tienda."

    -"Nuestro trabajo no es aconsejarle sobre operaciones," dijo Lauden.

    -"Estamos aquí para analizar el Coeficiente de Tendencia Actual de sus productos y producir datos útiles para nuestro cliente. El CTA es el único factor en su decisión."

    El tono protector que Lauden estaba usando con el chico asustó a Doug.

    * * * * *
    CONTINUARÁ
    Última edición por Artifacs; 17-May-2018 a las 11:04
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