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La Sombra de la Nave Nodriza (2/4)
por Cory Doctorow
(Shadow of the Mothaship)
Traducción Casera: Sirius
(Homemade Translation)
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Son cerca de las cuatro y mi preciosa cometa es un pájaro bailarín en el cielo antes de que los buenos chiquillos de mi Avenida Chestnut comiencen sus truco-tratos tras sus días de negación, jugando a la normalidad en la cara del Juicio.

Linus es el primero en llegar a casa y casi se decapita con la tensa cuerda cuando avanza con su bicicleta. Se detiene en un stop y me observa incrédulo, luego mira la casa volante, luego al hueco donde antes tenía un vecino.

-¡Maxes Fuentes Shumacher! ¿Qué significa esto?

-Volar una cometa, Linus. Sólo volar una cometa. Bonito día para ello, ¿a que sí?

-Esto es, dice, luego balbucea.

Linus es un gran devoto del Proceso de Felicidad Duradera de Papá y puedo en verdad verlo tratando de sacar alguna escritura que cubra la situación mientras traga con su boca llena de bilis.

-Esto es un Incorrecto Irresponsable, Maxes. Estás siendo un Incompetente Impuro. Esto es un abuso de la propiedad, un Azotamiento a una Figura en Ausencia. Pones en peligro a los demás, al tráfico aéreo y a la gente y la propiedad que hay debajo. Insisto en que Hagas-Correcto esto ahora, en este instante.

-Sí, ajá, sí.

Y ladeo mi cometa, el sol ahora descendiende tras ella y es un gran punto de fuego naraja. El viento es más mordiente que amistoso. Tiro del jersey de espuma un poco más cerca del cuerpo y cierro los botones de en medio.

-¡Maxes!, grita Linus, su felicidad se disipa.
Tienes treinta segundos para hacer descender eso hasta aquí o lo Haré-Correcto yo mismo

No he vivido durante veinte años con mi papá sin haber aprendido algo de la jerga del Proceso.

-Pareces estar Ego-Presionado aquí, Lin. Esta Culpa-Charla es una Barrera a la Alegría, colega, y a la marca del Hombre-Feliz de Fin-de-Semana. ¿Porqué no ves un rato la TV o algo?.

Me ignora y hace una gran muestra de abrir su comunicador y comenzar a cronometrar.

-Venga, hombre, mi cometa es una obra de arte. Megadiver.

-Se acabó el tiempo, Incompetente Impuro, dice Linus y hace serpentear la cuerda y golpea el botón de succión de mi carrete de monofilamento. Se acciona con un WHIZ y la línea comienza a desaparecer dentro de sus tripas.

-No se baja una cometa de ESA manera; cara-loco. Se va a estrellar.

Cosa que hace, perdiendo toda su aerostática es un sólo segundo y cayendo a plomo como una casa.

Arranca algunos árboles de Chestnut y oigo unos snap-crack-pops de un bol de Rice Crispies a lo lejos. Uso un cortador para mantener la línea y se pierde con un ZAP, como una serpiente hiperactiva.

-Idiota, le digo a Linus.

Los buenos chiquillos de la Avenida Chesnut hacen ahora sus truco-tratos en los hogares en parejas y tríos y miran al hueco de la sonrisa con ojos de tal estupidez bovina que los contemplo con disgusto mientras dejo el carrete pegado en la carretera para siempre.

Construyo un fortín con un sofá y algunos cojines derramando baño fijador sobre las uniones para que queden permanentes y me oculto dentro, temblando.
* * * * *
Los niños Truco-Trato no llamaron a mi almohada-fortín la noche anterior. Perfecto para mí. Dormí bien.

Me levanté con el sol, el rocío y los dolores de una fría noche sobre un colchón de ropas y toallas.

Desdoblo mi comunicador y hay media docena de avisos que mi agente encontró durante la noche. Cinco son sobre los bugouts; ignoro esos. Uno es sobre la cometa.

Se estrelló cerca de la Autopista 7 y el 400 de Vaughan, rebotando y resbalando.
El tráfico era ligero y, aunque hubo unos pocos choques y rebotes, nada serio se vino abajo. El Ayuntamiento despachó unos jardineros para que salieran con disolvente y fundieran aquello pero, para cuando llegaron, una brisa errante la había levantado de nuevo y volaba otros setenta Kas hasta que se cruzó con el campo anti-asteroides en la Internacional Jean Paul Aristide de Barrie.

Tengo hambre, tengo frío. Mis dientes llenos de porquería. Linus llega sacando al Noel Cobarde de su puerta delantera y siento que quiero patearle el culo. Me ve observándole.

-¿Pasaste buena noche, Maxes?

-Elegante, estrictamente, un regalo del vecino. Come mierda y muérete.

El chasquea y niega con la cabeza y monta en su bicicleta. Trabaja en Yonge y Bloor, en el gran HQ del Proceso. Su papá era el teniente de mi papá y puesto que ambos fueron a la confabulación de la nave nodriza (junto con todos los otros creciditos de mi Avenida Chestnut), es como si estuviera al mando. Capullo come-mierda. Cecea un poco cuando habla y es algo rechoncho, no como Papá, que puede orar como un tirano Romano con una tabla de lavar en el estómago.
Espero que le atropelle un semi.
* * * * *
Paso la mañana con mi comunicador hasta que que llego a la foto de Mamá y Papá y sus colegas del Proceso en la Jetpista hacia la lanzadera de Aristide, que asciende a los cielos como los reps de la humanidad. Ambos están desnudos, brazo con brazo y tan castos como John y Yoko y mi ojos se llenan de lágrimas. Me arrastro de vuelta a mi fuerte y duermo y sueño sobre una Avenida Chestnut zumbante con una carga de disolvente fundiendo todas las casas en chorretes que desaparecen dentro de las alcantarillas.
* * * * *
Despierto por segunda vez ese día con el sonido de un motor de gasolina, una rareza en la Avenida Chestnut y en los alrededores del ambiente de Toronto Norte. Es un camión de la ciudad, del tipo que solían usar para llevarse la basura antes de que el pneuma estuviera terminado. Papá señalaba cómo fue un Punto de Excelencia los planos para el pneuma subterráneo y sus acólitos lo aceptaron en silencio. Tres hombres con sobretodos y chalecos reflectantes se agarran detrás del camión. Aparca en mi portal y me suena el comunicador.

Es un mensaje de sólo texto, firmado y encriptado con la clave de Linus, con letras de encabezado del Proceso. La primera cosa que hace es flashear un gran mensaje sobre cómo, por el hecho de leerlo, he registrado que comprendo su contenido y es ahora oficialmente servido a mí, como per blah blah blah. Jerga legal.

Deslizo hacia abajo.

- non compis mentis, destrucción de propiedad anti-social, peligro de vida inocente, violación de los términos, triste deber de los Trustees y, para cuando he terminado el mensaje, estoy desheredado, eliminado del fondo de confianza del Proceso. Propiedad esquilada. Convocado para una audiciencia de competencia.

El conductor del camión ha estado esperando a que termine la nota. Cruza la mirada conmigo, yo cruzo la mirada con él. Los otros dos saltan abajo y empiezan a lanzar mis pilas de lastre dentro del camiòn.

Cojo mi bicicleta por el sillín, me abro camino a patadas a través de la pila de basura y pedaleo hacia el ocaso.
* * * * *
Para Navidad, colgué algunos oropeles de mi manillar y puse una estrella de plata en el gran nudo hexagonal que sostiene el cabezal de las horquillas frontales.

Tony el Tigre piensa que es muy divertido. Paró por mi sala de enfermo esta mañana mientras yo yacía plano con la espalda sobre mi horrible futón sudoroso con un brazo colgando fuera, la mano descansando en el retorcido resto de mi rueda frontal. Se quedó en el dosel de la puerta, sonriendo sin camisa con el flamante mostacho rojo y me ladró:

-Já.

Esta es su prerrogativa puesto que esta es su casa en la que estoy. Aquí, en una decadente mansión de Rosedale encaminada a ser una ruina espectacular de la Familia Adams. Aquí es donde me llevó cuando regresé sobre mi bicicleta de la ciudad fantasma de las cataratas del Niágara donde yo había construído un nido de trastos a partir de los museos de cera y los almacenes de guantes para la nieve hasta que el ambiente kitsch de todo aquello exprimía mi cabeza con demasiada fuerza y pedaleé a casa, a un Toronto
totalmente distinto al que había dejado atrás. Había estado tan conmocionado por todo aquello que olvidé por completo el cráter entre Queen y Brock, cayendo en barrena a cuarenta kas. Me caí como la hija de un predicador, aplastando mi pobre rodilla y mi pobre bici en fragmentos igualmente tristes.

-¡Já!, ladré en respuesta a Tony el Tigre.

-Feliz alegría, colega.

-Para tí también.

Y así es, más o menos, para los canallas como nosotros que viven de los instintos paternales y las cajas de Corn Flakes de supervivencia tamaño jumbo de Tony el Tigre.

Y ahora rompe el mediodía y mi ombligo es contemplado minuciosamente y mi adorable público espera. De modo que es hora de luchar con valor y darle de comer a mi rostro.

Había tenido una chaqueta que solía ser blanca y con una capucha. La capucha aún estaba allí pero la chaqueta misma tiene ahora el matiz gris-sudor de todo lo que hay en el dominio de Tony el Tigre. Me la pongo y alargo el brazo hasta mi bastón. Bajo la mirada hasta la bola de fútbol estrujada donde solía tener la rodilla y me fijo alegremente en la muleta que Tony
ha hecho con espuma y velcro. Tras esto, es hora de ponerse en pié.

-¡Maldita-hijade-mierda-joder!

Grito y me ahogo y mi rodilla aúlla como protesta.

-¿'Tas bien?, la voz de Tony flota escaleras arriba.

-¡Estupenda vida!;

Grito de nuevo y empiezo mi mezcla de viejo fogey y descenso de veintidos años de edad: paso y arrastre.

En la planta baja, alguien ha usado un abrillantador en aerosol para platear los sacos de arena que usamos para detener las balas disparadas al azar en nuestra puerta.

-Es una vida maravillosa.

Me inspecciono en el espejo. Estoy escuálido y obsesionado y hecho un rastrojo. Torpe.

Hay un par de Kodiaks del tamaño nueve en un charco de fango fundido y las huellas de alguien con calcetines húmedos y delicados se dirigen a la cocina. Es el hogar de Daisy Duke durante las vacaciones. Denegado el acceso a la cocina para mí.

Y ahí está ella, una visión de valerosa perseverancia en su rostro ante un clima no cooperativo. Mide la media de uno-ocho, no está en la media flaca ni la gorda, ojos de avellana media; tetas: dos, brazos: dos, piernas: dos y la piel del color del invierno de Toronto, un blanco privado-de-sol con una matiz gris-polución. Mi Ángel de la Guarda.

Salta de su silla y ya está bajo mi brazo aguantándome antes de que me de cuenta.

-¡Maxes, hola!, dice, arrastrando el 'hola' como un innuendo.

- Daisy Duke, como vivo y respiro, digo y ella tiene la misma mezcla de sudor y olor raro en su pelo como cuando se sentó conmigo mientras yo gritaba y rabiaba por mi rodilla una semana después de venir a la casa de Tony el Tigre.

Me pone en su silla tan suavemente como lo haría un controlador aéreo. Echa una mirada de disgusto profesional a mi rodilla como si pensara que está hinchada y fea sólo por que quiero molestarla.

-Pareces desanimado y abstraído, Maxes. ¿Aún no has ido a un médico?.

Tony el Tigre, sentado sobre la estufa con la cabeza escondida bajo la exhausta capucha, mete su cara en maíz de caramelo y resopla.

-El chico no irá. Le he dicho que vaya pero él no irá. ¿Qué hacemos?

Siento que debería estar molesto con él por machacarme con el tema, pero no funciona. Papá se ha ido, recogido con todos los otros mandamases del Proceso en la nave nodriza que se desvaneció tan pronto como había aparecido. Los disturbios comenzaron inmediatamente. El HQ del Proceso de Yonge y Bloor fue incendiado con pompa, seguido de franquicias a nivel mundial. Presumiblemente, ahora estamos siendo Juzgados y estamos esperando. Ahora es sólo una cuestión de tiempo.
Por eso no funciona. No puedo estar molesto con Tony por actuar paternalmente. Creo que incluso me agrada.

Y además, ahora que los hospitales son de la turba, probablemente me castigarán tanto como curaran, especialmente cuando descubran que mi viejo querido Papá era el toro-ganso de los mandamases del Proceso. Gracias pa.

-¿Es verdad?. ¿No irás a coger tu medicina, Maxes?.

Ella sabe hacer esa cosa del parpadeo de ojo, encenderlo y apagarlo a voluntad y cuando lo hace... no hay nada sobre ella que esté en la media en absoluto.
Soy demasiado guapa para hacerlo aquí dentro.

Daisy se vuelve hacia Tony e intercambian esa mirada de líderes de comuna que me hace sentir como mierda de simio.

-¿A lo mejor podemos hacer que un médico venga aquí?, dice Daisy al final.

-¿Y practicar cirugía en la cocina?, respondo.

Mientras tanto, mi rodilla me
pulsa y empuja bajo la ropa.

Daisy y Tony quedan cabizbajos y se sienten mal. Esos dos, si no pueden ayudar, se sienten inútiles.

-Bueno,¿cómo te ha ido?, pregunto a Daisy, que ha estado AWOL durante tres semanas buscando a sus amigos en la Cocina-Warerloo, llena de espíritu vacacional.

- Nene, hace frío fuera. Tomé la autopista 2 casi todo el camino. La 407 estaba a tope hasta la ciudad. El calentador del escarabajo se paró a los diez minutos de salir, así que conduje con una toga, mitones y todos mis jerseys. Pero fue bonito encontrarse con los amigos, ¿sabes?, No divertido sino bonito.

Genial, espero que le claven un poste en el culo a Papá y lo pongan en lo alto del árbol de Navidad.

-Está bien volver a casa. No hay suficiente diversión en La Cocina Soy, positivamente, una hambrienta de diversión

No lo parece, parece seca y exprimida, pero, diablos, yo soy un gran hambriento de diversión también.

-¿Y qué hay en la agenda de Yuletide, Tony?, pregunto.

-Pensé que podiamos incendiar el vecindario, hacer un fuego animado. Cosa que me gusta. Los vecinos se separaron hace dos semanas. Los idiotas de Scarborough creían que la gente de Florida sería cálida y amistosa. Hey, si no se les puede molestar para ver las luchas tácticas en los túneles bajo el Mundo Disney, no es mi mierda.

-Suena como un buen plan, dije.

Esperamos hasta después de las tres, cuando todos están en sus felices casas o fuera de la cama. Éramos casi veinte cuando hicimos asamblea, desde el pequeño Tiny
Tim al bulldog de Maggie de la tienda de empeños. Todos nosotros: nudos recalcitrantes en la maraña
de las habilidades hipertrofiadas de Tony.

La cocina de Tony era lo bastante grande como para preparar cena para cuarenta invitados. Apenas cabíamos mientras luchábamos por meternos en nuestras botas y parkas. Yo acabé con un par de cubretodos aislantes y con una pierna descubierta para dejar sitio a mi rodilla/pelota de fútbol. Si estuviera con Papá y Mamá, esto sería como una reunión para una audiencia, esperando que el Ayudante de Cámara nos diera la entrada. Pero eso no era el estilo de Tony. Esperó hasta que estuvimos casi listos, luego empezó a moverse hacia la puerta sacando el arnés. Daisy Duke llevaba a hombros una cubeta de espuma y otra llena de queroseno y
Grandville llevaba el baño fijador. Tiny Tim el saco de marshmallows y nos escurrimos al patio.

Había pasado semana y media desde Halloween cuando las vastas inteligencias más allá de las estrellas hicieron ZAP y se esfumaron. En el año entero desde su llegada, el mundo había mantenido el aliento y andado de puntillas con su mejor comportamiento. Cuando se fueron, soltó el aire. El soplo de esa exhalación cargaba el tufo del profundo malestar por la ofensa de los Procesadores que habían actuado como adecuados monitores de sala Nazi hasta que los bugouts se marcharon. Yo mismo había lanzado un cóctel molotov en el centro del Proceso en Falls y había gritado ante el fuego hasta que ya no pude oirme.

De modo que ahora soy un refugiado en Nochebuena, esperando que el valiente líder haga algo primordial y catárquico. Cosa que hace, incluso si comienza por tomar el, decididamente no primordial, paso de llenar de espuma el lado de nuestro escuadrón que encara el del vecino, luego lo llena de fijador. Daisy Duke reventando el sello de la cubeta con una roca para despejar el hielo. Una vez que tu casa está protegida del fuego, Daisy Duke enciende el quero y todos vitoreamos y aplaudimos mientras los vierte sobre el del vecino, una cochera de dos pisos. El quero deja lustrosos parches en la escarcha que cubre el lugar. Mi rodilla pulsa, así que me siento/arrodillo contra el poste de teléfono de enfrente.

Los chicos empiezan a sobreexcitarse, lanzan rocas de beisbol al cristal haciendo agujeros para el chorro de quero. Tony corta el flujo y pienso por un minuto que está molesto, que va a zurrarle a alguien, pero está calmado y tranquilo. Pide a la gente que busque mangueras, cubos y sillas de la cocina. La seguridad lo primero y me tengo que reir.

El grupo se pone a ello, extrayendo voluntarios de un, nada obvio, movimiento Browniano y, antes que tarde, todo el equipo de Tony se extiende en el césped. Tony, entonces se agacha y excava en la nieve un profundo bolo. Inclina la cuba de fijador, usa sus guantes para esculpir una depresión. Vierte baño fijador encima, luego llena su bolo de nieve-espuma con el resto del quero.

-¿Listos todos?, dice, como si se creyera un showman.

La mayoría de nosotros tiene frío y desea que él termine pronto, pero Tony es de los que quieren dar un ánimo harapiento.

Quita la nieve de alrededor de la bola y la sujeta como un disco.

-Maestro, si no le importa, le dice a Daisy Duke, que usa una larga cerilla de chimenea para darle el toque. Esa cosa arde como un brasero y Tony el Tigre la lanza al estilo frisbee y la cuadra en medio del porche.
Se oye un pequeño CHUFF y entonces el quero parece que toma de golpe y la casa entera es de naranja alegría y cálida como el verano.

Nos pasamos los marshmallows y Tony es un jodido genio.
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