Bueno, volviendo al tema, lo más grave de Teresa no es tanto lo que hizo o dejó de hacer, que lo es. A ver. Sino estar presente en la creación de un falso ídolo, cosas de las que pocas veces somos testigos, no es que la iglesia haga santos muy a menudo.

Mientras nos critican a los ateos, que lo hacen, engañan de mala manera a los buenos, pero incultos cristianos y la utilizan como una herramienta más para reclutar nuevos e incautos adeptos.

Si no la hubiesen ascendido a santa, creo que casi nadie hubiese opinado. Pero haciéndolo, la iglesia se ha retratado. No quiero que los jóvenes y futuras generaciones sean embaucadas con leyendas falsas sobre personas que no se deben imitar, ya no digo admirar.

Es un deber cívico.