Lo que ocurre es que las necesiades básicas, pronto son abrumadoramente ampliadas debido a una taladrada de deseos que te dicen poco menos que si no consigues ese producto, estás incompleto o fuera de onda. Digamos que del mismo modo como el cánon de belleza genera frustación debido a lo idealizado del asunto en comparación a lo que comunmente eres, si no consigues determinado coche, por ejemplo, eres un perdedor por tener un cacharro del montón (y aunque te funcione, sientes como que debes cambiarlo si no quieres hacer el rídiculo). La presión para que compres, pronto convierte tus deseos en una malsana obligación de compra que si no la haces, te hace sentir mal; si no compras cremas antiarrugas, sientes como que envejeces más y te ves obligado/a a comprarlas, etc.
No sé qué has estudiado de marketing exactamente, pero díme en qué momento se habla de humanidad y no de tácticas para vender productos como sea.