Me habían hablado pestes de esta película pero he de decir que me ha sorprendido para bien (claro que las espectativas eran mínimas). Eso sí, absoluta inverosimilitud de planteamiento que no se agarra por ningún lado. Vamos, que te dicen que si usas el 100% del cerebro (cosa estúpida, pues ya usamos el 100% pese a las leyendas urbanas), te conviertes en poco menos que un dios. Lo dicho; entretenimiento pasable pero de rigor cero.