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  1. #1
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    Respuesta: Artículo homenaje a Ray Harryhausen

    Yo creo que tu propuesta tiene cabida en la revista, pero la redacción no acaba de gustarme; es gramaticalmente confusa y poco elaborada.

    He retocado la redacción del artículo, resumiendo algunas partes. Personalmente a mi me gusta más de este modo;

    Raymond Frederick Harryhausen nació el 29 de junio de 1920 en Los Ángeles, California, EE.UU, en los felices años veinte o años locos; una época de grandes alegrías y penurias (crisis del 29).

    Desde su infancia sintió la necesidad de coleccionar muñecos, en especial de dinosaurios. Es fácil comprender el impacto que debió suponer a un niño de aquella época, obsesionado con los animales prehistóricos, y en especial por el movimiento como forma de hacer volver a la vida a aquellos fascinantes seres que vivieron sobre la tierra hace millones de años. Un hecho debió marcar su vida profesional; el estreno de KING KONG. Con 13 años, pudo ver al fin todo lo que había soñado; dinosaurios que cobraban vida de una forma impresionante, nunca vista en esa fecha, ni tan siquiera imaginada por el gran público. Esta película supuso su despertar artístico y sus ganas de averiguar cómo se podían hacer aquellos efectos, le llevaron a investigar. Y lo hizo denotando una de sus facetas más importantes y meritorias; el ser autodidacta.

    Siempre mostró su predilección por el género de ciencia ficción, hecho sin duda, acrecentado por conocer a un genio del género: Ray Bradbury. En seguida se dieron cuenta que tenían muchas cosas en común. Es difícil valorar la influencia de esta relación en su carrera, pero es evidente que fue muy positiva, ya que ambos tenían una imaginación portentosa y eran muy afines en conceptos y perspectivas. Todo esto tuvo su concreción material en la entrega de los Oscar de 1992, en el que el propio Ray Bradbury le entregaba el preciado galardón como reconocimiento a toda su larga carrera. Mucho antes en 1949 con la película Mighty Joe Young ( El gran gorila), ya le concedieron un Oscar junto a Willis O'Brien, por los mejores efectos especiales.

    Harryhausen era un apasionado de los monstruos, de la historia animal, de la prehistoria, de los dinosaurios, de los muñecos… pero sobre todo, del cine.
    Revivió muchas criaturas reales como Brontosaurios, Alosaurios, Estegosaurios, Triceratops y demás animales, sobre todo del Jurásico y Cretácico, gracias a su famoso Stop Motion; técnica que consiste en dar vida a un objeto inmóvil, a través de sucesivas imágenes para provocar la ilusión de movimiento.
    Ello suponía un gran trabajo de artesanía en las diferentes maquetas considerable, ya que cada pequeño movimiento debía hacerse a mano y por consiguiente, cambiar la postura del muñeco y filmar fotograma a fotograma.
    También creo criaturas de su propia imaginación, con marcada influencia mitológica; El Cíclope, la mujer serpiente, Talos, Harpías, Hydra, Esqueletos, kali, Centauro, Calibos, Medusa y el Kraken como los más reseñables.

    Comprendió que en su profesión no podía ser todo improvisación. Ser autodidacta estaba muy bien, pero era necesario formarse y lo hizo en Southern California, donde aprendió dirección artística, montaje y fotografía.
    El comienzo de su carrera profesional se vio interrumpido por el estallido de la Segunda Guerra Mundial. Se alistó y el ejército supo apreciar su habilidad en muchas películas de propaganda, encargándose de los efectos especiales; barcos torpedeados, aviones derribados, explosiones....etc. Se licenció con honores en 1946 y sin duda su trabajo fue muy valorado.

    Pero su primer gran trabajo le llegó de la mano del celebérrimo Merian C. Cooper con la mencionada Mighty Joe Young de 1949. Debió ser la culminación de todos sus sueños de la infancia. Por fin, podía emular aquella obra maestra de 1933 (King Kong) y de la mano de su creador (a pesar de no poder desarrollar sus propias ideas). Pese a ello, fue un trabajo muy meritorio y vanguardista.

    Se sucedieron otros proyectos como productor, y algún proyecto fallido. Hasta que en 1954 con The Beast from 20,000 Fathoms (la bestia de los tiempos remotos), obtuvo gran transcendencia y por consiguiente repercusión, dando vida a un increíble dinosaurio llamado Rhedosaurus.
    En 1956, realizó los efectos especiales de Earth vs. the Flying Saucers (la tierra contra los platillos volantes). La película es hoy en día todo un clásico, un icono dentro de la ciencia ficción. Está llena de grandes momentos, en especial los que están rodados gracias a la mano de Harryhausen. Es inolvidable la aparición del primer platillo volante en mitad del desierto, o los platillos volantes destrozando los edificios emblemáticos de Washington D. C. Hoy en día es necesaria verla con perspectiva, es decir, tratando de ponerse en los ojos del espectador de 1956, obsesionado y aterrado con el tema de las invasiones alienígenas. Hoy pueden parecernos preocupaciones pueriles, pero en aquella época infundía verdadero terror.

    En mi opinión, una sus películas más conseguidas fue The 7th Voyage Of Sinbad de 1958 (Simbad y la princesa). Es obvio que se reunió con Nathan Juran (el director), y planificaron juntos las escenas de efectos especiales. Pero las creaciones, la situación, los movimientos, la expresión...eran de Ray. El trabajo de los actores fue más digno que en otras de las películas de Harryhausen (tal vez, se notó aquí el oficio de Nathan eligiendo un elenco de actores, baratos, pero bastante aceptables). Nunca olvidaremos a la Mujer Serpiente ni a Roc (un terrible buitre de dos cabezas), pero sobre todo, al Cíclope y su terrorífica aparición en la playa buscando algo muy humano; la venganza.

    Otro de sus grandes trabajos lo realizó en 1963; Jason and the Argonauts. Esta vez de la mano de un director de prestigio como era Don Chaffey. Una película estilo "peplum" repleta de acción y de personajes "genuinamente harryhusianos" como fueron; los esqueletos, las harpías, Hydra, Talos (una colosal estatua de bronce que cobra vida de forma espectacular, tanto en animación como en sonido), etc. Sin embargo esta película pasará a la historia por tener uno de los momentos más famosos del cine; la lucha con los 7 esqueletos. Aunque de forma increíble, ni tan siquiera fue nominada a los Oscars como mejores efectos especiales.

    En 1966 pareció volver a sus orígenes con One Million Years B.C. (hace un millón de años). Otra vez, trabajando con Don Chaffey y con una maravillosa, exuberante, voluptuosa e inolvidable Raquel Welch que no debió tener demasiados problemas para aprenderse el guión. Volvió sus orígenes de dar vida a dinosaurios, lo que no supuso innovación alguna y fue retrotraerse a un proceso creativo ya superado.

    Por fortuna volvió luego a un personaje que le dio la posibilidad de desarrollar toda su portentosa imaginación; Simbad. Y lo hizo con dos películas; The Golden Voyage of Sinbad de 1973( el viaje fantástico de Simbad) y Sinbad and the Eye of the Tiger de 1977 (Simbad y el ojo del tigre). La primera fue una gran película, tanto a nivel visual como de acción, con muy buenos momentos y grandes creaciones del maestro; Homonicus, kali, Centauro (que se enfrentará en una espectacular pelea a muerte al terrorífico Griffin; una especie de enorme hiena alada, encarnación del mal contra el bien). Sin embargo, Sinbady and the Eye of the Tiger resulta un proyecto fallido, sobre todo por su flojísimo guión y unos personajes poco carismáticos; un aburrido Minotón, Walrus (que no es otra cosa que una enorme morsa gigante) o el bonachón troglodita.

    Su último trabajo fue en 1981 con Clash of the Titans (furia de titanes). Una película maravillosa y todo un ejemplo de la madurez creativa de Ray Harryhausen.
    Nuevamente nos encontramos ante una película llena de acción con buenos personajes que por desgracia, están desaprovechados; como en el caso de Perseo al estar encarnado por el actor Harry Hamlin, que no es capaz de transmitir lo más mínimo y que resta mucho interés al personaje central de la película. Ni siquiera un actor del calibre de Laurence Olivier parece estar a gusto, realizando una interpretación de Zeus muy anodina. Sin embargo, a pesar de estos defectos y algún otro, se compensa con creces gracias al trabajo de Ray con criaturas como; Pegaso, Calibos (realmente reseñable y que infunde verdadero medio), el simpático Bubo (un búho que servirá de guía y divertimento a la expedición y de paso a los espectadores), Dioskilos (una especie de loba con dos cabezas), escorpiones gigantes, el Kraken y sobre todo, y muy por encima de las demás creaciones; MEDUSA (de la que el mismo Ray harryhausen le gustaba reconocer en infinidad de entrevistas como su mejor creación, su predilecta).
    Resulta inolvidable la escena en la que Perseo decapita a Medusa. Nos presentan a una medusa que transmite maldad, inquina, poder, seducción, morbo, sensualidad y peligro. Es por tanto una mujer como encarnación del mal, la auténtica viuda negra, que sólo al mirarla nos convierte en piedra como venganza por nuestros pensamientos más lujuriosos.

    En el año 2010, Clash of the Titans es el remake o adaptación del clásico y lo hacen esforzándose en mejorar el lado técnico y en especial, los movimientos de Medusa; siendo más realistas y superando a la famosa técnica de stop motion. Sin embargo, las facciones de Medusa no consiguen transmitir tanto como en la película de 1983 a pesar de las dos décadas transcurridas; no consiguiendo darle mayor expresividad ni intensidad.

    Como reflexión, me gustaría añadir que los nuevos técnicos en efectos
    especiales deberían conocer y comprender el legado Harryhausen. No todo es ordenador, no todo es dominar el software ni las nuevas tecnologías. Si no hay creación no hay arte.
    Muchos realizadores se han dado cuenta que no se puede substituir a los extras por creaciones digitales, ni hacer interactuar a los actores en escenarios verdes en lo que absolutamente todo, es rellenado digitalmente. Un Circo Máximo con extras reales nunca será comparable o las fantasmagóricas creaciones digitales.
    Lo ideal, como en casi todo, es buscar un equilibrio.
    El cine debe seguir avanzando por la senda emprendida por él y por otros muchos hacia el verdadero arte.
    Por mucho que avancemos y progresemos, los viejos métodos o sistemas nos pueden hacer comprender mejor nuestra realidad o al menos, complementarla. Y entender que detrás de muchas películas antiguas, lienzos, libros… podemos descubrir algo que nos haga comprender que lo que vemos, es arte.
    En Harryhausen lo hice al darme cuenta de la mirada de Medusa; convertía en piedra a los aventureros que se atrevían a mirarla a los ojos y nosotros debemos hacer como Perseo; contemplarla a través de un reflejo y así, quizá entender el mundo de su creador.

    Díme qué te parece como ha quedado.

  2. #2
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    Respuesta: Artículo homenaje a Ray Harryhausen

    Cita Iniciado por Admin Ver Mensaje
    Yo creo que tu propuesta tiene cabida en la revista, pero la redacción no acaba de gustarme; es gramaticalmente confusa y poco elaborada.

    He retocado la redacción del artículo, resumiendo algunas partes. Personalmente a mi me gusta más de este modo;

    Raymond Frederick Harryhausen nació el 29 de junio de 1920 en Los Ángeles, California, EE.UU, en los felices años veinte o años locos; una época de grandes alegrías y penurias (crisis del 29).

    Desde su infancia sintió la necesidad de coleccionar muñecos, en especial de dinosaurios. Es fácil comprender el impacto que debió suponer a un niño de aquella época, obsesionado con los animales prehistóricos, y en especial por el movimiento como forma de hacer volver a la vida a aquellos fascinantes seres que vivieron sobre la tierra hace millones de años. Un hecho debió marcar su vida profesional; el estreno de KING KONG. Con 13 años, pudo ver al fin todo lo que había soñado; dinosaurios que cobraban vida de una forma impresionante, nunca vista en esa fecha, ni tan siquiera imaginada por el gran público. Esta película supuso su despertar artístico y sus ganas de averiguar cómo se podían hacer aquellos efectos, le llevaron a investigar. Y lo hizo denotando una de sus facetas más importantes y meritorias; el ser autodidacta.

    Siempre mostró su predilección por el género de ciencia ficción, hecho sin duda, acrecentado por conocer a un genio del género: Ray Bradbury. En seguida se dieron cuenta que tenían muchas cosas en común. Es difícil valorar la influencia de esta relación en su carrera, pero es evidente que fue muy positiva, ya que ambos tenían una imaginación portentosa y eran muy afines en conceptos y perspectivas. Todo esto tuvo su concreción material en la entrega de los Oscar de 1992, en el que el propio Ray Bradbury le entregaba el preciado galardón como reconocimiento a toda su larga carrera. Mucho antes en 1949 con la película Mighty Joe Young ( El gran gorila), ya le concedieron un Oscar junto a Willis O'Brien, por los mejores efectos especiales.

    Harryhausen era un apasionado de los monstruos, de la historia animal, de la prehistoria, de los dinosaurios, de los muñecos… pero sobre todo, del cine.
    Revivió muchas criaturas reales como Brontosaurios, Alosaurios, Estegosaurios, Triceratops y demás animales, sobre todo del Jurásico y Cretácico, gracias a su famoso Stop Motion; técnica que consiste en dar vida a un objeto inmóvil, a través de sucesivas imágenes para provocar la ilusión de movimiento.
    Ello suponía un gran trabajo de artesanía en las diferentes maquetas considerable, ya que cada pequeño movimiento debía hacerse a mano y por consiguiente, cambiar la postura del muñeco y filmar fotograma a fotograma.
    También creo criaturas de su propia imaginación, con marcada influencia mitológica; El Cíclope, la mujer serpiente, Talos, Harpías, Hydra, Esqueletos, kali, Centauro, Calibos, Medusa y el Kraken como los más reseñables.

    Comprendió que en su profesión no podía ser todo improvisación. Ser autodidacta estaba muy bien, pero era necesario formarse y lo hizo en Southern California, donde aprendió dirección artística, montaje y fotografía.
    El comienzo de su carrera profesional se vio interrumpido por el estallido de la Segunda Guerra Mundial. Se alistó y el ejército supo apreciar su habilidad en muchas películas de propaganda, encargándose de los efectos especiales; barcos torpedeados, aviones derribados, explosiones....etc. Se licenció con honores en 1946 y sin duda su trabajo fue muy valorado.

    Pero su primer gran trabajo le llegó de la mano del celebérrimo Merian C. Cooper con la mencionada Mighty Joe Young de 1949. Debió ser la culminación de todos sus sueños de la infancia. Por fin, podía emular aquella obra maestra de 1933 (King Kong) y de la mano de su creador (a pesar de no poder desarrollar sus propias ideas). Pese a ello, fue un trabajo muy meritorio y vanguardista.

    Se sucedieron otros proyectos como productor, y algún proyecto fallido. Hasta que en 1954 con The Beast from 20,000 Fathoms (la bestia de los tiempos remotos), obtuvo gran transcendencia y por consiguiente repercusión, dando vida a un increíble dinosaurio llamado Rhedosaurus.
    En 1956, realizó los efectos especiales de Earth vs. the Flying Saucers (la tierra contra los platillos volantes). La película es hoy en día todo un clásico, un icono dentro de la ciencia ficción. Está llena de grandes momentos, en especial los que están rodados gracias a la mano de Harryhausen. Es inolvidable la aparición del primer platillo volante en mitad del desierto, o los platillos volantes destrozando los edificios emblemáticos de Washington D. C. Hoy en día es necesaria verla con perspectiva, es decir, tratando de ponerse en los ojos del espectador de 1956, obsesionado y aterrado con el tema de las invasiones alienígenas. Hoy pueden parecernos preocupaciones pueriles, pero en aquella época infundía verdadero terror.

    En mi opinión, una sus películas más conseguidas fue The 7th Voyage Of Sinbad de 1958 (Simbad y la princesa). Es obvio que se reunió con Nathan Juran (el director), y planificaron juntos las escenas de efectos especiales. Pero las creaciones, la situación, los movimientos, la expresión...eran de Ray. El trabajo de los actores fue más digno que en otras de las películas de Harryhausen (tal vez, se notó aquí el oficio de Nathan eligiendo un elenco de actores, baratos, pero bastante aceptables). Nunca olvidaremos a la Mujer Serpiente ni a Roc (un terrible buitre de dos cabezas), pero sobre todo, al Cíclope y su terrorífica aparición en la playa buscando algo muy humano; la venganza.

    Otro de sus grandes trabajos lo realizó en 1963; Jason and the Argonauts. Esta vez de la mano de un director de prestigio como era Don Chaffey. Una película estilo "peplum" repleta de acción y de personajes "genuinamente harryhusianos" como fueron; los esqueletos, las harpías, Hydra, Talos (una colosal estatua de bronce que cobra vida de forma espectacular, tanto en animación como en sonido), etc. Sin embargo esta película pasará a la historia por tener uno de los momentos más famosos del cine; la lucha con los 7 esqueletos. Aunque de forma increíble, ni tan siquiera fue nominada a los Oscars como mejores efectos especiales.

    En 1966 pareció volver a sus orígenes con One Million Years B.C. (hace un millón de años). Otra vez, trabajando con Don Chaffey y con una maravillosa, exuberante, voluptuosa e inolvidable Raquel Welch que no debió tener demasiados problemas para aprenderse el guión. Volvió sus orígenes de dar vida a dinosaurios, lo que no supuso innovación alguna y fue retrotraerse a un proceso creativo ya superado.

    Por fortuna volvió luego a un personaje que le dio la posibilidad de desarrollar toda su portentosa imaginación; Simbad. Y lo hizo con dos películas; The Golden Voyage of Sinbad de 1973( el viaje fantástico de Simbad) y Sinbad and the Eye of the Tiger de 1977 (Simbad y el ojo del tigre). La primera fue una gran película, tanto a nivel visual como de acción, con muy buenos momentos y grandes creaciones del maestro; Homonicus, kali, Centauro (que se enfrentará en una espectacular pelea a muerte al terrorífico Griffin; una especie de enorme hiena alada, encarnación del mal contra el bien). Sin embargo, Sinbady and the Eye of the Tiger resulta un proyecto fallido, sobre todo por su flojísimo guión y unos personajes poco carismáticos; un aburrido Minotón, Walrus (que no es otra cosa que una enorme morsa gigante) o el bonachón troglodita.

    Su último trabajo fue en 1981 con Clash of the Titans (furia de titanes). Una película maravillosa y todo un ejemplo de la madurez creativa de Ray Harryhausen.
    Nuevamente nos encontramos ante una película llena de acción con buenos personajes que por desgracia, están desaprovechados; como en el caso de Perseo al estar encarnado por el actor Harry Hamlin, que no es capaz de transmitir lo más mínimo y que resta mucho interés al personaje central de la película. Ni siquiera un actor del calibre de Laurence Olivier parece estar a gusto, realizando una interpretación de Zeus muy anodina. Sin embargo, a pesar de estos defectos y algún otro, se compensa con creces gracias al trabajo de Ray con criaturas como; Pegaso, Calibos (realmente reseñable y que infunde verdadero medio), el simpático Bubo (un búho que servirá de guía y divertimento a la expedición y de paso a los espectadores), Dioskilos (una especie de loba con dos cabezas), escorpiones gigantes, el Kraken y sobre todo, y muy por encima de las demás creaciones; MEDUSA (de la que el mismo Ray harryhausen le gustaba reconocer en infinidad de entrevistas como su mejor creación, su predilecta).
    Resulta inolvidable la escena en la que Perseo decapita a Medusa. Nos presentan a una medusa que transmite maldad, inquina, poder, seducción, morbo, sensualidad y peligro. Es por tanto una mujer como encarnación del mal, la auténtica viuda negra, que sólo al mirarla nos convierte en piedra como venganza por nuestros pensamientos más lujuriosos.

    En el año 2010, Clash of the Titans es el remake o adaptación del clásico y lo hacen esforzándose en mejorar el lado técnico y en especial, los movimientos de Medusa; siendo más realistas y superando a la famosa técnica de stop motion. Sin embargo, las facciones de Medusa no consiguen transmitir tanto como en la película de 1983 a pesar de las dos décadas transcurridas; no consiguiendo darle mayor expresividad ni intensidad.

    Como reflexión, me gustaría añadir que los nuevos técnicos en efectos
    especiales deberían conocer y comprender el legado Harryhausen. No todo es ordenador, no todo es dominar el software ni las nuevas tecnologías. Si no hay creación no hay arte.
    Muchos realizadores se han dado cuenta que no se puede substituir a los extras por creaciones digitales, ni hacer interactuar a los actores en escenarios verdes en lo que absolutamente todo, es rellenado digitalmente. Un Circo Máximo con extras reales nunca será comparable o las fantasmagóricas creaciones digitales.
    Lo ideal, como en casi todo, es buscar un equilibrio.
    El cine debe seguir avanzando por la senda emprendida por él y por otros muchos hacia el verdadero arte.
    Por mucho que avancemos y progresemos, los viejos métodos o sistemas nos pueden hacer comprender mejor nuestra realidad o al menos, complementarla. Y entender que detrás de muchas películas antiguas, lienzos, libros… podemos descubrir algo que nos haga comprender que lo que vemos, es arte.
    En Harryhausen lo hice al darme cuenta de la mirada de Medusa; convertía en piedra a los aventureros que se atrevían a mirarla a los ojos y nosotros debemos hacer como Perseo; contemplarla a través de un reflejo y así, quizá entender el mundo de su creador.

    Díme qué te parece como ha quedado.


    A mí me gusta bastante más el original.......

    De todas formas cualquier cosa que hagas me parece bien. Pero, está claro que eres fiel a tu estilo...(y yo intento ser fiel al mío)

  3. #3
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    Respuesta: Artículo homenaje a Ray Harryhausen

    He mantenido la información y el espíritu, pero a mi personalmente la redacción de tu artículo no me gusta; da muchas vueltas, la redacción es bastante liosa y aveces repetitiva, amén que hay construcciones gramaticalmente incorrectas.

    Yo sinceramente te daría mala nota tal cual lo dejaste, y como pienso que la propuesta tiene cabida en la revista lo reestructuré un poco. No falla el contenido, sino por la forma de expresarlo. Siempre a mi entender.
    Al artículo va firmado por tí, así que si prefieres despreciar mis correcciones obviamente no me opongo.

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