El problema no es la falta de conocimientos y alternativas energéticas viables a las clásicas, sino los grandes intereses económicos que se generan a partir del petróleo, gas, carbón, etc.
No hay voluntad de cambiar de modelo, porque quien manda (como siempre), es don dinero (por encima de cualquier otra consideración).

He visto documentales en los que investigadores desarrollaban energías limpias revolucionarias, pero el gobierno de turno incautaba y desmontaba sistemáticamente todos estos laboratorios para salvaguardar los intereses de la indústria energética actualmente establecida.

Cuando nos demos cuenta que los gobiernos en realidad ya no pintan nada (y son meros esclavos de megaempresas , lobbies, y acaudaladas dinastías que controlan la banca), mucho me temo que el mundo estará ya bajo el control absoluto de las megacorporaciones (sí, muy al estilo de algunas películas de ciencia ficción que todos hemos visto).

Seamos realistas; No hay intención de entorpecer el entramado monopolístico económico de las grandes empresas energéticas convencionales que actualmente controlan los recursos del planeta.

En mi opinión, más que trabajar en nuevas energías sostenibles (que ciertamente no viene mal y tiene su valía), el mayor esfuerzo ahora es cómo desmontamos el monopolio energético al que estamos sometidos (que no permite aflorar alternativas viables que ya existen).