Capitulo 4.- El cazador

Medio año despues despues de haber llegado los humanos al planeta HDD15F002 ya habian colonizado una pequeña parte del planeta, alejada de la ciudad abandonada de Space Jockeys, ahora, segun los informes, convertida en un nido de xenomorphs. Muchos marines desaparecian cada mes, pues, presumiblemente los Jockaliens, a falta de huespedes para los atrapacaras, los robaban, principalmente a guardias y exploradores para engendrar mas xenomorphs, o como popularmente los llamaban, Aliens. Ahora, la principal mision de los humanos era exterminar todo rastro xenomorph del planeta.
Sin embargo, muchos seguian odiando a la corporacion japonesa Weyland-Yutani, pues alegaban que la conquista espacial debia ser de todos y para todos, no para que una corporacion tuviera mas poder y dinero.

Aquella mañana, 5 marines se encontraban en horas de guardia, en una caseta de vigilancia, en un paso entre varios acantilados que conducia a los centros de operaciones poniente. 2 se encontaban adentro de la caseta, frente a las pantallas de las camaras de seguridad y 3 estaban afuera, esperando, pues un camion APC iba a pasar. De repente, un marine, Arnold Sydney grito y apunto su arma a un arbol que estaba cerca -Que pasa?- le grito su superior, Alex Rakhimov -un alien? -No...- contesto Sydney temeroso -otra criatura...- observo bien el lugar donde habia visto movimiento y de repente algo se movio -No puede ser- murmuro Sydney -esa cosa era algo invisible -Voy a ir a explorar- dijo Rakhimov -Karim, ven conmigo, Sydney, quedate aqui-, Sidney se quedo ahi, aguantando un viento glacial y cortante, observando a sus dos compañeros revisar los alrededores de el arbol -Voy adentro por algo caliente- penso Sydney frotandose las manos, abrio la puerta, entro y toda la habitacion estaba oscura -Rupert? Tracy?- pregunto, entonces busco el interruptor de luz y lo prendio, y entonces, como una vision horripilante, vio 2 cuerpos totalmente desollados colgando de los pies en el techo, gimio un grito ahogado y se inclino a un lado para vomitar, lloriqueo y con la mano temblorosa apago el interruptor de luz, se le cayo el arma de las manos y casi arrastrandose salio de la caseta, sus dos compañeros todavia seguian cerca del arbol, trato de gritarles pero nada salio de su voz.

Alex Rkhimov veia el arbol detenidamente, pues sabia que ahi habia algo, si era un xenomorph, estaban perdidos -Ahi!- grito su compañero Karim, y disparo a una cosa humanoide casi invisible, la criatura rugio quedamente, se movio y desaparecio, unos segundos despues, una cosa azul, una bola de plasma salio disparada del arbol y le estallo en el pecho a Karim, destrozandolo. Entonces la criatura dio un salto increible y aterrizo unos metros mas adelante de Rakhimov, y se hizo visible, rugiendo quedamente. Era en verdad, una vision sorprendente: era un humanoide, pero mas alto que cualquier hombre, era muy musculoso y tenia una malla que recubria todo su cuerpo, y encima de este, una ligera armadura, tenia unos cabellos muy gruesos y lisos, parecidos a rastas y tenia una mascara rara y fascinante. Tenia como arma unas cuchillas que salian de una especie de estuche. Rugio terriblemente y corrio en direccion de Rakhimov, y este, asustado y perplejo, no pudo ni disparar, la criatura le dio alcance y enterro sus cuchillas en el pecho de un Rakhimov totalmente desconcertado e impresionado.

Sydney veia toda la escena amedrentado y aterrorizado, y entonces, vio que la criatura se acercaba lentamente, cambiando sus cuchillas por una larga lanza. Recordo que el capitan Winston les habia avisado a todos los marines de unos extraterrestres llamados Yautjas, que tenian todas las caracteristicas de esta criatura. Tiro a un lado el cuchillo que traia recordando que los Yautjas no atacaban seres indefensos, y tragando saliva, espero.
El Yautja llego a los pies de Sydney, pues este no se habia levantado del piso desde que viera los cuerpos desollados. Sydney, palido y tembloroso, murmuro: -Yautja...Yautja...Yautja...- intentando apaciguar a la criatura. El Yautja ladeo su cabeza, rugiendo quedamente, moviendo sus largas rastas. De repente, un ruido que se oyo fortisimo despues del largo silencio, se escucho, y entonces, el Yautja rugio y se desplomo en el suelo, muerto, de una herida en la espalda. Entonces Sydney comprendio: habia llegado el camion APC.