Cuelgo mi particular copla a la Muerte. Lo escribí en 2008, es decir, con 21 años.

Copla a la Muerte


Dentro de mí habita un temor
más anciano que la tumba del rey Salomón,
más candente que el más fogoso amor,
y tan terrible como la más sonada traición.

Con guadaña y capa negra te presentas,
impasible para llevarte mi alma allí donde reinas,
arrogante como el olor de tus vacías cuencas,
y fría como el calor de las llamas eternas.

¡No! No quiero partir en tu barca de madera,
no he traído monedas que me atranquen en tierra,
Ni tengo valor para enfrentarme al guardián de tu puerta.
Por eso te pido que las Parcas no corten aún mi cuerda,
Para poder disfrutar de lo que me ofrece la Tierra.

Hazle un hueco al olvido entre los recovecos de tus vértebras,
y mete en él todas esas sombras,
que me persiguen hasta las más oscuras sendas,
que acrecientan todas mis tormentas.

¡Por favor! Olvídate de mí, inmortal segadora de almas,
tenebrosa muñeca de asesinas tendencias,
infame imagen de dolor entre personas,
común maldición entre todas ellas.

Ya sé que un día llegarás para llevarte mi ser
a ese lugar perdido al que nunca querría pertenecer,
allí donde lo vivo no puede crecer,
donde los hombres van tras fenecer.

Pero un último favor te pediré, mi sombrío vecino,
para que mi aliento no muera con mi conocido destino,
te pediré que me lleves hasta los Campos Elisios,
más allá del Averno donde habitan los perdidos,
hasta el lugar donde mi alma pueda alcanzar el descanso merecido.