Cita Iniciado por Admin Ver Mensaje
La mesa era preciosa, grande y barnizada. Encima de ella había un libro roñoso. Cogí mi paraguas y el libro. La puerta estaba abierta; llovía.
Mi mujer gritaba desde la cocina. La cocina estaba en penumbras.
Muy pronto ella se hundiría en un sueño eterno, apenas encontrase en el viejo libro la receta de un buen veneno, claro que el pedicuro no dejaba de limarle las uñas de los pies con esa vieja lima desgastada, mareándome con su charla y su con su aliento; mezcla de alcohol y tabaco...

Yo tenía hambre de Pizza.

Precio
Yo tenía hambre de pizza, pero será más tarde; porque, en ese momento, era más importante encontrar esa receta con las instrucciones precisas para cocinar el veneno para que que mi mujer besara a la muerte a los labios y las dos se alejaran de mi para siempre.

En el sueño eterno, quería sepultarlas en la desmemoria y alejarme yo de todo esto, después de todo ella se lo merecía...

Coño, ¿por qué el pedicuro está tardando tanto? Si tuviera frente a mi esa pizza, pero, joder, el precio de 50 Euros por una pizza casera me parece exagerado, por ese precio podría cocinar mi propia pizza y comprar una botella de tinto barato, de esos que saben a vinagre de uva.

Tinto barato, eso es, voy a mezclar el veneno con tinto barato, esta mujer desde su resaca perpetua va a ser incapaz de disntinguirlo...



ALQUIMIA