MECANISMO DE PROYECCIÓN


Consiste en atribuir a los demás aquellos rasgos indeseables que padecemos nosotros mismos y es por tanto, un mecanismo de defensa. Desde el punto de vista experimental, Sears hizo uno de los primeros estudios sobre la proyección hacia 1937. En una residencia de estudiantes, donde todos se conocían bastante bien entre sí, Sears repartió unas hojas de calificación. Cada estudiante tenía que calificar a cinco o seis individuos y a sí mismo en cuatro rasgos: avaricia, desorden, timidez y terquedad. Tres de ellos muy reprobables y uno más aceptable. Sears calculó para cada individuo una media de las calificaciones que le daban los demás en cada uno de los cuatro rasgos y la comparó con la puntuación que el sujeto se daba a sí mismo en el rasgos en cuestión.

Al inspeccionar los resultados advirtió que aquellos individuos que eran calificados de avariciosos por los demás, pero no por ellos mismos, eran los que proyectaban más avaricia en la cuenta de los demás. De otra parte, los individuos calificados también de avariciosos por la mayoría, pero que lo admitían, eran mucho más generosos con los demás a la hora de calificarlos en esos mismos rasgos. En otras palabras, los que más proyectaban su avaricia sobre los demás eran los que no reconocían su propio defecto.