Pienso que el ser humano no cambia sus costumbres por concienciación sino por obligación. Seguiemos igual hasta que la polinización de las abejas haya mermado muy significativamente y estemos obligados al cambio.
Supongo que el conocimiento científico permitirá subsanar este problema aunque no se realizará el cambio hasta el último momento (y todo dependerá en gran medida y una vez más, de cuestiones económicas).