La estimulación magnética transcraneana (EMT), una técnica que consiste en estimular magnéticamente zonas profundas del cerebro, puede liberar zonas cerebrales responsables de la actividad inteligente de alto nivel, posibilitando así que personas con limitaciones intelectuales sean capaces de comprender arduas teorías científicas o de adquirir conocimientos complejos. La EMT, se emplea solamente para el tratamiento de las depresiones, pero sin embargo, esta tecnología permite al mismo tiempo aumentar la capacidad intelectual de las personas, según ha revelado el director del Center for The Mind. El descubrimiento ha revolucionado las investigaciones sobre la exploración funcional del cerebro a través de técnicas electromagnéticas.
Los investigadores comenzaron estudiando el comportamiento de pacientes autistas que destacaban por sus talentos intelectuales. Partiendo del hecho de que grandes sabios como Einstein o Newton eran de alguna forma autistas, los investigadores concibieron la hipótesis de que las excepcionales cualidades intelectuales de estos genios se debían no a que poseían un cerebro extraordinario, sino más bien a que padecían un defecto en el funcionamiento cerebral que les impedía mantener relaciones sociales normales.
La teoría se basa en que cuando una zona del cerebro no desempeña su función por estar dañada, otra parte del cerebro "destapa" sus habilidades. Por ello, asumiendo que el daño causado a una parte del cerebro, el lóbulo frontal temporal izquierdo, desbloquea la capacidad creativa del resto del órgano, los investigadores australianos experimentaron con voluntarios que se prestaron al bloqueo temporal de las señales cerebrales relacionadas con la atención cotidiana (lo que produjo el efecto de liberar capas más profundas del cerebro capaces de asimilar trabajos intelectuales complejos). El 40 por ciento de ellos adquirió habilidades intelectuales extraordinarias en tan sólo quince minutos. Este procedimiento a lo “Matrix”, suscita nuevos interrogantes acerca de la forma en que entendemos los límites de la inteligencia humana y, en general, el funcionamiento del cerebro.
La EMT modifica la liberación de sustancias químicas específicas del cerebro, como la serotonina o la dopamina en los animales, lo que hace concebir la idea de aplicarla a enfermedades asociadas a estas sustancias. Allan Snyder no tardó en pensar que, de la misma forma que la EMT actúa de manera favorable en el cerebro de personas aquejadas de ciertas enfermedades, también sería susceptible de mejorar la capacidad intelectual de las personas.