50 años de la llegada del hombre a la Luna: Carrera USA y URSS

50 años de la llegada del hombre a la Luna: Carrera USA y URSS

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El 4 de octubre de 1957 una esfera metálica y brillante de solo 58 centímetros cambió la historia del siglo XX. La Unión Soviética acababa de lanzar el primer satélite artificial de la historia. Era apenas un transmisor de radio cubierto por una esfera de metal. Aunque el Sputnik apenas estuvo funcionando tres semanas, los estadounidenses quedaron aterrorizados: en plena Guerra Fría, su enemigo natural acababa de lanzar al espacio un aparato capaz de volar sobre sus cabezas sin que nadie pudiera evitarlo. Lo que se llamó crisis del Sputnik se convirtió en el interruptor que comenzó la carrera espacial: «¡Controlar el espacio es controlar el mundo!» dijo por entonces el senador, y luego presidente, Lyndon B. Johnson.

Mientras fuentes científicas oficialistas de todo el mundo celebran el 50 aniversario de la llegada del hombre en la luna, todavía hoy muchas personas niegan que las misiones Apolo por parte de los Estados Unidos llevasen realmente humanos a nuestro satélite natural (concretamente se habla de 12 astronautas en total, durante distintas misiones Apolo). Para los negacionistas y conspiradores, si el ser humano jamás ha pisado la luna el Apolo 11 fue un fraude (y también lo tienen que ser las consiguientes misiones Apolo 12, 14, 15, 16 y 17).

Pero vayamos por partes. Ningún soviético llegó a pisar la luna, y este sí es un hecho verificado.
Claro que el dinero que invirtió la unión soviética en su programa lunar fue diez veces menor que el invertido por los EEUU en su programa Apolo, esto también es un hecho.
Como lo es que los americanos cohesionaron sus esfuerzos con un único programa, el Apolo, mientras que los soviéticos tenían intereses comprometidos y distintas facciones en disputa.

En realidad, no hubo nunca un interés real para que un ruso pisara la luna. O si lo hubo, estaba muy lejos de las claras motivaciones estadounidenses.
Prueba de ello es que hasta 1964 no se inició un programa para que un ruso fuera el primer hombre en pisar la luna.
El objetivo era lograrlo en 1968 (un año antes que el programa Apolo), pero los americanos ya les llevaban 3 años de ventaja.
Además, la desgraciada muerte del cosmonauta Vladimir Komarov a bordo de la Soyuz 1, en abril de 1967, fue un duro varapalo tanto para el programa de las Soyuz como para el programa soviético en su conjunto.

Un programa americano con mucha financiación y un objetivo claro, retransmitir por TV la hazaña y humillar públicamente a los soviéticos, contra un programa soviético iniciado tardíamente, mal definido, y con terribles problemas de última hora...
El caso es que una vez el programa Apolo 11 tuvo éxito en 1969, el interés en ver a un ruso pisar la luna se desvaneció en el aire.

Los soviéticos habían perdido la carrera espacial. Y es duro decirlo, porque objetivamente, los soviéticos ganaron en prácticamente todo. Habían enviado el primer satélite al espacio (el Sputnik), al primer perro (Laika), al primer hombre (Gagarin), a la primera mujer (Tereshkova), Alekséi Leónov hizo el primer paseo espacial y llevaron al espacio la primera estación orbital. Se disponían a dar el último paso de gigante en la carrera espacial, el más importante... pero fallaron.

Lo curioso es que tenían la tecnología y llevaban ya años orbitando alrededor de la Luna, pero la decisión final la tenía el Gobierno.
Sea como sea y para incomodidad de los escépticos, los rusos nunca han puesto en duda (oficialmente, al menos) las polémicas imágenes del primer alunizaje ni los posteriores. De hecho, existen hasta fotografías de sondas más recientes que confirman los alunizajes Apolo y otras sondas lunares no tripuladas.

Pero este relato estaría incompleto si no recordara que el programa Apolo arrancó desastrosamente. En un comienzo las dificultades técnicas fueron enormes. Tanto, que en enero de 1967 ocurrió una auténtica catástrofe: la tripulación del Apolo 1 murió cuando su cápsula de entrenamiento se incendió en medio de una simulación.
Los soviéticos, he de decir, manifestaron sus condolencias públicamente.

Entre 1970 y 1972 los soviéticos todavía trataron de poner a un ruso en la luna. Pero varios fallos reiterados con los cohetes llevaron a pensar que acabaría siendo imposible lograrlo. Y así fue. El Apolo 17 por su parte, en diciembre de 1972, fue la última misión americana del programa en poner hombres en la luna. Llevar 12 personas a la Luna sigue siendo uno de los mayores logros de la NASA, si no el más grande.

Los astronautas hicieron muchas cosas como recoger rocas, tomar fotos y realizar experimentos (hasta pilotaron rovers), pero como el presupuesto de la NASA se ha visto reducido drásticamente en la actualidad, no ha vuelto a parecer una buena idea insistir en el satélite. Al menos no en los mismos términos, ya que se prevé la construcción de una estación en la superficie de la luna en el futuro.

Volviendo a los soviéticos. Muchos expertos interpretan la muerte del diseñador de cohetes soviético Korolev en 1966 (y su rivalidad interna con el ingeniero de cohetes Vladimir Chelomei) como la causa determinante de que la Unión Soviética perdiera el tren de la carrera espacial en el último vagón.
Además, el 27 de marzo de 1968 Yuri Gagarin, el emblema del dominio soviético del espacio, perdió la vida durante un vuelo de prueba. Fue una tragedia nacional.

Los soviéticos se olvidaron rápidamente de la Luna y se fijaron una nueva meta que resucitaría su programa espacial: la colonización. Buscarían la forma de vivir y trabajar en el espacio. Para ello, el 19 de abril de 1971 lanzaron en órbita la Salyut 1, la primera estación espacial temporal de la historia. La ocuparon tres cosmonautas durante tres semanas. A esta le seguirían misiones y estadías cada vez más prolongadas.

En mayo de 1974, Mishin fue destituido y reemplazado por Valentin Glushko, que suspendió el programa lunar de inmediato. La última sonda lunar soviética partió en octubre de 1976, pero los soviéticos ya estaban centrados en el desarrollo de su propia competencia contra los transbordadores espaciales americanos. La era lunar había llegado a su fin.

El 20 de febrero de 1986, mientras los estadounidenses se concentraban en vuelos de corta duración con los trasbordadores espaciales, los soviéticos colocaron en la órbita terrestre la primera estación permanente, la MIR, que fue completada a lo largo de una década.
Equipos de cosmonautas visitaban la estación por periodos de un año y se convirtieron en verdaderos expertos en la vida en el espacio.
A fines de 1991, mientras la MIR orbitaba el planeta, la Unión Soviética se disolvió.
El programa espacial soviético pasó a manos de Rusia y la falta de fondos amenazaba su existencia.
En Washington temían que numerosos ingenieros aeroespaciales quedaran desempleados y fueran a trabajar a Irán o Corea del Norte, por lo que ofreció a Rusia unirse en la exploración del Universo y, tras décadas de rivalidad, las dos potencias espaciales se convirtieron en socios.

Era una relación conveniente para ambos: los estadounidenses se beneficiarían de la experiencia de los cosmonautas en largas estadías en el espacio, y los rusos se mantendrían a flote con los fondos de EE.UU.
Como primer paso, astronautas estadounidenses fueron a vivir y trabajar a la MIR. Luego se sumaron decenas de representantes de otros países.
Cuando la MIR fue se desintegró al reingresar a la Tierra en 2001, su reemplazo, la Estación Espacial Internacional, ya estaba siendo ensamblada en órbita.
Era la primera aventura totalmente internacional en el cosmos, con 15 países que colaboraban estrechamente para construir una estructura cuatro veces más grande que la MIR. Recordad esto cada vez que alguien pretenda haceros creer que la ISS depende únicamente de la NASA.

Bien, pero volvamos a la luna. Sería injusto no reconocer que los rusos fueron en realidad los primeros en llegar a la Luna, sólo que lo hicieron con un robot y no con seres humanos. Determinante diferencia, me temo.
Pese a ello, esa misión constituyó una maravilla de ingeniería que ayudó a responder cuestiones fundamentales sobre la superficie lunar.

Tal era el desconocimiento en aquella época, que se temía que la superficie lunar estuviese cubierta de una especie de polvorienta "arena movediza" profunda que haría que cualquier sonda se hundiera.
Luna 9 demostró que el suelo era sólido, un hecho que ayudó a los soviéticos y a los estadounidenses a seguir adelante con sus misiones tripuladas. Trasmitió fotos y datos durante tres días.

Para la opinión pública de la época, el hito soviético de Luna 9 era una prueba de que estaban en el camino de derrotar a los estadounidenses en la carrera espacial. Sin embargo y contra todo pronóstico, los americanos se llevaron la gloria en el último momento al poner humanos primero pisando a la luna.

Pero los verdaderos pioneros de la exploración espacial fueron sin duda los cosmonautas soviéticos, y gran parte de los avances que hoy se usan en la Estación Espacial Internacional se deben a conocimientos e innovaciones suyas.

En esos fervorosos primeros años de carrera espacial y pulso contra los americanos, el cosmos se convirtió en Rusia en una auténtica religión, y sus gestas siguen alimentando de una manera muy especial el imaginario ruso en la actualidad.

Ahora, 50 años después de la llegada del hombre en la luna... el misterio persiste. Sería absurdo por mi parte a estas alturas volver a los desmentidos, explicaciones y a las conspiraciones que alimentan el supuesto fraude, porque ha se ha dicho de todo y a estas alturas lo que pueda añadir yo al respecto no va a aportar nada a lo que todos ya sabemos (o creemos saber) sobre este tema.
Pero sí podríamos preguntarnos por un instante qué habría pasado si los soviéticos hubiesen pisado la luna en lugar de los americanos. ¿Estaríamos igualmente planteando conspiraciones para desmentirlo? Seguramente sí.

Fuentes:

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¡Genial!

¡Muy bien resumen! Super completa y balanceada. Ojalá algún día vea la reconstrucción de momentos tan álgidos como la puesta orbita de los Gagarin o Tereshkova. Debe ser realmente emocionante.

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