DIANA: Teodoro
TEODORO: (La misma es.) Aparte
DIANA: Escucha.
TEODORO: A tu hechura manda.
TRISTÁN: (Si en averiguarlo anda, Aparte
de casa volamos tres.)
DIANA: Hame dicho cierta amiga
que desconfía de sí
que el papel que traigo aquí
le escriba. A hacerlo me obliga
a amistad, aunque yo ignoro,
Teodoro, cosas de amor;
y que le escribas mejor
vengo a decirte, Teodoro.
Toma y léele.
TEODORO: Si aquí,
señora, has puesto la mano,
igualarle fuera en vano,
y fuera soberbia en mí.
Sin verle, pedirte quiero
que a esa señora le envíes.
DIANA: Léele.
TEODORO: Que desconfíes
me espanto: aprender espero
estilo que yo no sé;
que jamás traté de amor.
DIANA: ¿Jamás, jamás?
TEODORO: Con temor
de mis defetos, no amé;
que soy muy desconfïado.
DIANA: Y se puede conocer
de que no te dejas ver,
pues que te vas rebozado.
TEODORO: ¡Yo, señora!¿Cuándo o cómo?
DIANA: Dijéronme que salió
anoche acaso, y te vio
rebozado el mayordomo.
TEODORO: Andaríamos burlando
Fabio y yo, como solemos,
que mil burlas nos hacemos.
DIANA: Lee, lee.
TEODORO: Estoy pensando
que tengo algún envidioso.
DIANA: Celoso podría ser.
Lee, lee.
TEODORO: Quiero ver
ese ingenio milagroso.
Lee
«Amar por ver amar, envidia ha sido;
y primero que amar estar celosa
es invención de amor maravillosa,
y que por imposible se ha tenido.
De los celos mi amor ha procedido
por pesarme que, siendo más hermosa,
no fuese en ser amada tan dichosa,
que hubiese lo que envidio merecido.
Estoy sin ocasión desconfïada,
celosa sin amor, aunque sintiendo:
debo de amar, pues quiero ser amada.
Ni me dejo forzar ni me defiendo;
darme quiero a entender sin decir nada:
entiéndame quien puede; yo me entiendo ».
DIANA:¿Qué dices?
TEODORO: Que si esto es
a propósito del dueño,
no he visto cosa mejor;
mas confieso que no entiendo
cómo puede ser que amor
venga a nacer de los celos,
pues que siempre fue su padre.
DIANA: Porque esta dama, sospecho
que se agradaba de ver
este galán, sin deseo;
y viéndole ya empleado
en otro amor, con los celos
vino a amar y a desear..¿Puede ser?
TEODORO: Yo lo concedo;
mas ya esos celos, señora,
de algún principio nacieron,
y ése fue amor; que la causa
no nace de los efetos,
sino los efetos de ella.
DIANA: No sé, Teodoro: esto siento
de esta dama, pues me dijo
que nunca al tal caballero
tuvo más que inclinación,
y en viéndole amar, salieron
al camino de su honor
mil salteadores deseos,
que le han desnudado el alma
del honesto pensamiento
con que pensaba vivir.
TEODORO: Muy lindo papel has hecho:
yo no me atrevo a igualarle.
DIANA: Entra y prueba.
TEODORO: No me atrevo.
DIANA: Haz esto, por vida mía.
TEODORO: Vuseñoría con esto
quiere probar mi ignorancia.
DIANA: Aquí aguardo: vuelve luego.
TEODORO: Yo voy.
Vase [TEODORO ]
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