Desde el año 2011, el Espectrómetro Magnético Alfa (AMS-2), instalado a bordo de la Estación Espacial Internacional (ISS), ha registrado ya más de 200.000 millones de eventos de rayos cósmicos. Y aunque la mayoría de las partículas energéticas detectadas eran 'normales' e impactaron el instrumento al final de sus largos viajes a través del espacio, diez de ellas resultaron ser de todo menos típicas.
De hecho, eran una extraña forma de antimateria, núcleos de antihelio formados por pares de antiprotones adheridos a uno o dos antineutrones. Algo muy difícil de explicar con los actuales modelos de la Física.
Algunos investigadores consideran la posibilidad de que estemos ante la manifestación de una física totalmente nueva, más allá del Modelo Estándar e incluso llegan a sugerir que la materia oscura podría estar involucrada en el caso.