Inserción y borrado de recuerdos en la actualidad

Inserción y borrado de recuerdos en la actualidad

Popular
 
0.0 (0)
Escribir Opinión
Hoy vamos a hablar de un tema importantísimo en nuestras vidas, que quizá no os suene demasiado espectacular en el primer momento, pero que es sin duda absolutamente fascinante... ¡A la vez que inquietante!



Es muy probable que estés convencido de que  tienes algún recuerdo (más o menos nítido) de tu más tierna infancia, incluso de cuando eras un bebé. Pues siento decepcionarte, pero tu recuerdo  es falso. Cualquier cosa que creas recordar de antes de cumplir los dos años y medio de vida, es un recuerdo falso. Antes de esa edad, no tenemos el cerebro tan desarrollado como para ser capaces de almacenar recuerdos. Por tanto, esos recuerdos seguramente se hayan generado a partir de fotos de la infancia o por las historias que te hayan contado tus padres. El caso, es que los interiorizamos y convertimos en recuerdos.
Vamos incluso un poco más allá: ¿tienes la certeza absoluta de que alguno de tus recuerdos fue tal y como tú lo recuerdas? ¿Estás seguro?, ¿pondrías la mano en el fuego? Pues siento volver a decepcionarte, pero probablemente no fue como tú lo recuerdas (y es en parte producto de tu imaginación).
No sólo recordamos cosas que no han pasado, sino que las que realmente hemos vivido resulta que no las recordamos con mucha fidelidad, que digamos.
Mediante la memoria somos capaces de almacenar los recuerdos en distintas zonas de nuestro cerebro, para poder evocarlas posteriormente cuando las necesitemos.
El recuerdo se almacena mediante conexiones entre grupos de neuronas, de forma que: cuanto más importante, traumático, o más veces se use el recuerdo, mayor número de conexiones se formarán y habrá más caminos para acceder a dicho recuerdo.
Además, existen distintos neurotransmisores que se liberan en distintas situaciones, que aumentan la forma en que se fija el recuerdo en nuestro cerebro, haciendo así que sea mucho más difícil de eliminar.
Es por esta razón, que habremos comprobado que ante la misma situación, dos personas pueden recordar cosas diferentes, según sus puntos de vista, lo que sintieron y lo que pensaron en ese momento.

Bien, ahora sabemos que nuestra memoria no es un fiel reproductor de las cosas que nos han pasado, sino que es más bien caprichosa...
Con el tiempo nuestros recuerdos evolucionan y les añadimos o eliminamos información en función del contexto. Este retoque continuo se produce por la adquisición de nuevas experiencias y por influencias externas de otras personas. De esa forma, algo que hemos vivido de una manera determinada que podemos evocar perfectamente al poco tiempo de almacenarlo, con el tiempo se alimenta de otros recuerdos y sufre una verdadera transformación.
El cerebro, por tanto,  guarda la información de manera incompleta, como un rompecabezas al que le faltan piezas. Pero el cerebro, coloca partes de otros recuerdos para terminar de armar el cuadro (o rellena los espacios vacíos con información inventada), lo que trae como consecuencia una imagen distorsionada, con piezas que no encajan del todo. El cerebro, no busca la fidelidad y la verdad real de las cosas, sino que construye solamente para la conveniencia de su supervivencia.
Al igual que somos capaces de coger un recuerdo, contaminarlo y dejarlo irreconocible, también podemos crear uno nuevo e interiorizarlo como propio. Basta con pensar y visualizar muchas veces un evento, para que empecemos a recordarlo (incluso, basta con soñarlo con cierta insistencia).
Entonces, ¿qué validez o confiabilidad podemos dar a nuestra memoria? Pues por lo que parece, más bien poca.
A nadie le importa que pienses que sacaste mejores notas, o que recuerdes como te acunaban cuando eras un bebé. El problema viene cuando “recuerdas” ante un jurado, quien fue la persona que te agredió o cómo sufriste malos tratos en la infancia.
Muchas terapias psicológicas (particularmente indicadas en los casos de traumas infantiles), tienden a revivir recuerdos de esas experiencias para proceder a su curación mediante la integración consciente del trauma en la psicología del sujeto. Pero por lo visto, en muchas ocasiones, debido a mala praxis de manipulación al paciente con sus insistencias, puede ser que la recuperación de un recuerdo no signifique que realmente haya ocurrido.

En efecto, hay casos de pacientes que, inducidos por sus propios psicólogos y psiquiatras, han recordado erróneamente haber sido víctimas de abusos o malos tratos, destrozando así la vida de muchas familias.
El trabajo de Julia Shaw así lo demuestra. Bien. ¿Qué hace esta mujer? Ahora os lo ciento:
La facilidad con la que es posible modificar los recuerdos, tiene implicaciones importantes en ámbitos como el de la justicia, según esta una hacker de la memoria que explica cómo introducir falsos recuerdos en la mente. "En el laboratorio, manipulo las mentes de las personas para hacerles creer que han cometido tropelías que no han cometido", afirma. "El propósito es el de demostrar que durante los interrogatorios, es posible distorsionar los recuerdos de forma sistemática".
Después de contextualizar su historia y mostrarse sumamente convincente, les obliga a imaginar el supuesto delito una y otra vez. Transcurridas un par de semanas, al sujeto le resulta complicado discernir lo que es producto de su imaginación de un verdadero recuerdo recurrente. Al final, es fácil que acaben creyendo que ocurrió realmente.
Es posible que un hecho que nos haya sido narrado una y otra vez, se convierta en un recuerdo personal tal como si hubiésemos estado allí, ya que el cerebro lo asoció con otro recuerdo verdadero. Pero a medida que recibimos más y más estímulos, el proceso de asociación comienza a traicionarnos, creando memorias falsas.

En un experimento, se le habló a un grupo de personas sobre el atentado a las Torres Gemelas el 11 de septiembre del 2001, introduciendo en la conversación la descripción de grabaciones en video que nunca existieron y que suponen un hecho falso.
Asimismo, se utilizaron palabras "engañosas", aquellas que el cerebro percibe y puede interpretarlas como otras. Consultadas después por los hechos acaecidos en ese día, un porcentaje importante de personas mencionó esas grabaciones de hechos que jamás existieron como parte de sus recuerdos.
Julia Shaw demuestra cómo puede hacerse... como se pueden implantar falsos recuerdos; un proceso que pueden padecer los testigos de un juicio en el agotador proceso de interrogatorios  y asociaciones por parte de la policía, abogados, etc.

Un recuerdo falso no es una mentira; quien cuenta como cierta una memoria falsa, cree estar diciendo la verdad. No por nada cientos de personas terminan en la cárcel por testigos que fueron traicionados por sus recuerdos, o narran un hecho de forma diferente a la que ocurrió.
Obviamente, la implantación de falsos recuerdos no intencionados tiene consecuencias desastrosas en el ámbito judicial: como sentencias a personas inocentes.
Más del 80% de las condenas a inocentes, tienen como base reconocimientos erróneos de víctimas y testigos.
Ello nos lleva a plantearnos si el testimonio de una persona que declara ante un tribunal de justicia, incluso sin obrar con mala fe, pudiera ser falso por estar contaminado con información errónea que podría haber incorporado a su recuerdo.
El arma es una prueba física y tangible de la que se puede obtener información muy útil: quién era su dueño, quién la había empuñado por las huellas sobre ella, etc. Pero la memoria del ser humano no es algo objetivo ni convincente. No funciona como una cámara fotográfica, tal y como han demostrado diversas investigaciones en psicología.
Estos recueros falsos son también la explicación a los llamados "recuerdos imposibles", explica Shaw, como los que experimentan las personas que aseguran haber sido abducidas por alienígenas. Si se descartan las enfermedades mentales u otras explicaciones, "la causa más probablemente es que sean recuerdos falsos", asegura. A base de imaginar esas abducciones de forma reiterada o de recibir influencias externas que los sugestionen (como películas, medios de comunicación insistentes al fenómeno u otros testigos con los que se reflejan), acaban por creer que lo que está en su mente es cierto.
Un hecho imaginado lo suficientemente vívido, puede dejar en nuestro cerebro la misma marca (o similar), que un hecho realmente ocurrido. Pasado algún tiempo, determinar si ciertas cosas las hemos vivido o nos las hemos imaginado, resulta difícil.

La “técnica del centro comercial”, es una investigación  llevada a cabo en los años 90, que citaba a varias personas para que leyeran recuerdos sobre su infancia (según unos relatos que habían preparado familiares cercanos). Pero una de estas narraciones era falsa: una que indicaba que a la edad de 5 años, la persona se había perdido en un centro comercial.
Cuando se les solicitó a los participantes que contaran con sus palabras esos hechos e intentaran recordar las situaciones, el 25% dijo que podían acordarse de lo ocurrido en el centro comercial (y hasta daban detalles sobre ese día). Recordaban algo que jamás sucedió.

A todo esto, surge la interesante pregunta de cuándo será posible hacer lo contrario a introducir falsos recuerdos; es decir, eliminar de la mente recuerdos reales, por ser dolorosos o no deseados.
Los científicos ya han sido capaces de eliminar el miedo asociado a los malos recuerdos en experimentos con roedores, aunque todavía no se ha puesto en práctica con sujetos humanos, debido a que requiere practicar una perforación en el cráneo.
Si nuestros recuerdos son tan fáciles de manipular y están en cambio constante, cabría preguntarse si no podrían ser también ficticios, muchos de los recuerdos que tenemos almacenados sobre nuestro pasado y que damos por sentados.
Llegados a este punto, ¿es posible insertar un recuerdo concreto en la mente de otra persona? Este un tema que ya vimos en la película Origen, y la respuesta es sí (y de forma mucho menos espectacular y más sencilla que en la película).
Ya lo hace Julia Shaw, como hemos visto, y obviamente, no es la única: La Dra Loftus, ha realizado distintos experimentos en los que ha conseguido introducir con éxito falsos recuerdos en personas. En uno de ellos, consiguió que un grupo de personas recordara lo felices que habían sido en su infancia cuando Bugs Bunny les abrazó en su visita a Disney World.
 
Así pues: ¿Quiénes forman recuerdos falsos?
Todos.  Todos podemos crear un recuerdo falso y almacenarlo en nuestro cerebro creyéndolo como verdadero (pero existen personas que son más propensas a tener una memoria falsa).
Los adultos forman muchos más recuerdos falsos que los niños, y aquellas personas con una excelente memoria, tienen menos probabilidades de crear recuerdos falsos.
En el terreno más fisiológico, la tendencia a tener recuerdos auténticos está asociada a las vías axonales cerebrales que conectan áreas de la corteza cerebral, que conecta las zonas del hipocampo y el parahipocampo; mientras que la tendencia a generar falsos recuerdos está relacionada con el fascículo longitudinal superior, que conecta estructuras fronto-parietales.
También no dormir lo suficiente daña el recuerdo, y produce la aparición de falsos recuerdos.  De ahí que quienes duermen menos de 5 horas, sean más propensos a rememorar detalles falsos que aquellas personas que han dormido las horas convenientes.
El consumo de Cannabis, se ve que también favorece el surgimiento de falsos recuerdos.
¿Sabías todo esto? ¿Te inquita tener recuerdos falsos sin saberlo?
Y en el futuro... ¿Se implantarán o borrarán recuerdos a la carta?

Fuentes:

Opiniones de los usuarios

No hay opiniones para este listado.
Asignar una puntuación (mientras más alta mejor es)
5
Comentarios