Hace unos días os hablé del primer prostíbulo de muñecas sexuales de Europa, que abrió sus puertas en España (concretamente Barcelona). Pues bien, dos semanas más tarde, no queda ni rastro del negocio...
Tras popularizarse a través de los medios y las redes sociales, los gerentes han optado por cerrarlo.
¿Fue un mal negocio? No parece ser esta, la causa de tan drástica medida. Probablemente, haya sido el burdel con la carrera más exitosa y efímera de la historia de Barcelona.
Tras popularizarse a través de los medios y las redes sociales, los gerentes han optado por cerrarlo.
¿Fue un mal negocio? No parece ser esta, la causa de tan drástica medida. Probablemente, haya sido el burdel con la carrera más exitosa y efímera de la historia de Barcelona.
El enorme interés suscitado en todo el mundo, dejó al descubierto las irregularidades del establecimiento. El club, ejercía sin licencia de actividades y el propietario del inmueble ni siquiera sabía lo que se estaba cociendo en su piso.
Pues bien, ahora, Lumidolls ha echado el cierre sin avisar: allí ya no queda ni rastro de muñecas, ni toallas ni hilo musical romántico...
Sospechas, irregularidades... El caso es que Lumidolls ha sido un claro ejemplo de mala praxis empresarial. Si hubiesen gestionado el negocio dentro de los márgenes de la legalidad, seguramente se habrían forrado.
Pero la historia no acaba aquí. Ya han anunciado en su web que reabrirán en breve, pero en otro sitio (y por su bien espero que, esta vez sí, en las condiciones legales debidas).
Muy bien. Cuando hice al anterior vídeo sobre la apertura de este burdel, algún comentario insinuó que no veía la relación con la ciencia ficción. Para mi es evidente: se trata del primer paso hacia los androides sexuales; hacia el sexo con robots y máquinas.
Pues bien, la realidad es tozuda y no hemos tenido apenas que esperar, para que este razonamiento se haya empezado a materializar:
Un científico catalán de nombre Sergi Santos, ha creado una muñeca sexual dotada con inteligencia artificial.
El mercado de las muñecas eróticas de tamaño y aspecto humanos tiene cierto recorrido en países como Estados Unidos, y un notable éxito comercial en algunos países asiáticos como Japón. En Europa, esta industria es aún incipiente y como os dije, el budel de Barcelona era el primer ‘burdel’ de muñecas en Europa.
Y ahora, Sergi Santos, un experto en nanotecnología (un visionario diría yo), ha aplicado sus vastos conocimientos científicos a un producto que dé respuesta a una de las necesidades primarias de los seres humanos: el afecto.
Este proyecto ya es un prototipo y se llama Samantha. Pesa unos 40 kilos, tiene los ojos verdes, una larga cabellera de color castaño. Sus medidas son 90-55-90.
La muñeca incorpora un microprocesador en la cabeza que funciona mediante un “algoritmo potentísimo” creado por él mismo.
Este sistema le permite interactuar con las personas en distintos modos: desde familiar (haciendo compañía en el sofá mientras se ve una película, por ejemplo), hasta sexua (lo que incluye la capacidad de la muñeca de “llegar al orgasmo”, siempre que su acompañante, sea capaz de estimularla convenientemente).
La mayor parte de sus colegas de la comunidad científica con los que ha compartido sus planes, no comprenden ni aceptan el paso que está a punto de dar. Pero él lo tiene claro: Está decidido a dejar un trabajo espléndidamente remunerado en uno de los Emiratos árabes, para emprender su propia empresa de venta de muñecas inteligentes de compañía por internet (e intuyo, que le va a ir muy bien).
Su objetivo es que los clientes ansiosos por ver a su muñeca, lo puedan hacer lo antes posible, en pocas semanas, y que el precio se ajuste a todos los bolsillos para que mucha más gente pueda acceder a esta tecnología.
Y oye, Sergi es feliz. Porque cree que está haciendo ciencia y que eso ayudará a muchas personas de nuestra sociedad que sufren por la falta de afecto.
“Mi objetivo no es sólo que copulen con Samantha, sino que se enamoren de ella”, concluye.
Quizá todavía sea demasiado pronto pare esto, pero sin duda, esa parece ser la tendencia...
¿Te parece que el suyo, será un buen negocio?
Mas aún: ¿Realmente nos acabaremos enamorando de androides?
Yo pienso que sí... ¿Y tú?
El mercado de las muñecas eróticas de tamaño y aspecto humanos tiene cierto recorrido en países como Estados Unidos, y un notable éxito comercial en algunos países asiáticos como Japón. En Europa, esta industria es aún incipiente y como os dije, el budel de Barcelona era el primer ‘burdel’ de muñecas en Europa.
Y ahora, Sergi Santos, un experto en nanotecnología (un visionario diría yo), ha aplicado sus vastos conocimientos científicos a un producto que dé respuesta a una de las necesidades primarias de los seres humanos: el afecto.
Este proyecto ya es un prototipo y se llama Samantha. Pesa unos 40 kilos, tiene los ojos verdes, una larga cabellera de color castaño. Sus medidas son 90-55-90.
La muñeca incorpora un microprocesador en la cabeza que funciona mediante un “algoritmo potentísimo” creado por él mismo.
Este sistema le permite interactuar con las personas en distintos modos: desde familiar (haciendo compañía en el sofá mientras se ve una película, por ejemplo), hasta sexua (lo que incluye la capacidad de la muñeca de “llegar al orgasmo”, siempre que su acompañante, sea capaz de estimularla convenientemente).
La mayor parte de sus colegas de la comunidad científica con los que ha compartido sus planes, no comprenden ni aceptan el paso que está a punto de dar. Pero él lo tiene claro: Está decidido a dejar un trabajo espléndidamente remunerado en uno de los Emiratos árabes, para emprender su propia empresa de venta de muñecas inteligentes de compañía por internet (e intuyo, que le va a ir muy bien).
Su objetivo es que los clientes ansiosos por ver a su muñeca, lo puedan hacer lo antes posible, en pocas semanas, y que el precio se ajuste a todos los bolsillos para que mucha más gente pueda acceder a esta tecnología.
Y oye, Sergi es feliz. Porque cree que está haciendo ciencia y que eso ayudará a muchas personas de nuestra sociedad que sufren por la falta de afecto.
“Mi objetivo no es sólo que copulen con Samantha, sino que se enamoren de ella”, concluye.
Quizá todavía sea demasiado pronto pare esto, pero sin duda, esa parece ser la tendencia...
¿Te parece que el suyo, será un buen negocio?
Mas aún: ¿Realmente nos acabaremos enamorando de androides?
Yo pienso que sí... ¿Y tú?
Fuentes: