Hoy os voy a hablar de una novela de ciencia ficción, titulada “El problema de los Tres Cuerpos” del escritor chino Cixin Liu. La reseña me ha pasado David Santos López, y yo le pongo la voz:
Sin duda, hay que empezar diciendo que esta obra fue ganadora del premio Hugo 2015 a la mejor novela, siendo la primera novela originalmente no escrita en inglés en hacerlo.
Para quien no lo sepa, los premios Hugo son otorgados a novelas de ciencia ficción o fantasía, por la asociación mundial de ciencia ficción (y gozan de bastante reconocimiento y prestigio dentro del mundo literario de la ciencia ficción).
Esta novela fue publicada en chino (como digo), y traducida al inglés por Ken Liu. Sin embargo, la edición española está traducida directamente del chino por Javier Altayó, para la colección Nova de la editorial Ediciones B. Por tanto, al ser una traducción directa y bien realizada además, se conservan muchos de los matices de la obra original.
Su autor, Cixin Liu, es el escritor de ciencia ficción más relevante en China, capaz de vender más de un millón de ejemplares en su país y convencer a lectores de la talla de Barack Obama (quien seleccionó esta obra como una de sus lecturas navideñas del 2015), y Mark Zuckerberg (que la convirtió en la primera novela de su club de lectura).
Ahora, el público y la crítica de los cinco continentes se rinden ante esta obra maestra, enormemente visionaria, que trata el papel de la ciencia en nuestras sociedades, que nos ayuda a comprender el pasado y el futuro de China, y también, del mundo en que vivimos.
Entrando ya en materia, el argumento trata de la infiltración de un investigador en nanomateriales (de nombre Miao Wang), en una organización secreta conocida como “Fronteras de la Ciencia”. Para ello, entre otras acciones, tendrá que jugar a un juego de realidad virtual cuya finalidad es resolver el problema físico del mismo título que la novela (El problema de los Tres Cuerpos). Además, conocerá la historia de Wenjie Ye, una reputada astrofísica víctima de la represión de la Revolución Cultural China delos años 60 y 70.
Esta novela empieza en el contexto de la Revolución Cultural china, cuando un proyecto militar secreto envía señales al espacio para contactar con extraterrestres. ¿Tendrán éxito? No os voy a decir nada más: y si queréis saber qué relación tiene todo esto con ese juego virtual que hablaba, tendréis que leerla...
Bien. La acción transcurre en el presente, pero contiene algunos pasajes flashback sobre la historia de la astrofísica. Prácticamente, toda la trama está ubicada en China con los elementos comunes que podríamos encontrar en ambas épocas, y con algunos inventos electrónicos totalmente ficticios, pero que no desentonan con la realidad de la historia.
El autor define el carácter y la apariencia de los personajes, lo justo para que tu imaginación recree la escena porque, sin embargo, da mucha mayor importancia a las acciones que llevan a cabo y a la escena donde se sitúan. Es aquí donde se puede apreciar una de las diferencias en el estilo oriental, con respecto al occidental.
Es una novela muy amena y diferente: no tanto por el argumento en sí, sino por su forma de narrarlo; los diálogos de los personajes son fluidos y directos; hay matices de filosofía oriental que se mezclan con teorías físicas; y, por supuesto, es intrigante de principio a fin.
El único problema es que se trata del primer volumen de una trilogía, aunque hay que señalar que la novela tiene un final destacado y satisfactorio.
Mi opinión personal es que sin duda alguna estamos ante una novela impresionante, y recomendadísima para los amantes de la ciencia ficción.
Se trata de una novela de unas 400 páginas, muy entretenida, y que ha dado mucho de qué hablar en el mundo literario de la ciencia ficción (y lo seguirá haciendo durante unos cuantos años más, seguramente), y con un estilo narrativo único al más puro cine chino.
Si tenéis alguna propuesta para reseñar, escribidla en los comentarios.
Para quien no lo sepa, los premios Hugo son otorgados a novelas de ciencia ficción o fantasía, por la asociación mundial de ciencia ficción (y gozan de bastante reconocimiento y prestigio dentro del mundo literario de la ciencia ficción).
Esta novela fue publicada en chino (como digo), y traducida al inglés por Ken Liu. Sin embargo, la edición española está traducida directamente del chino por Javier Altayó, para la colección Nova de la editorial Ediciones B. Por tanto, al ser una traducción directa y bien realizada además, se conservan muchos de los matices de la obra original.
Su autor, Cixin Liu, es el escritor de ciencia ficción más relevante en China, capaz de vender más de un millón de ejemplares en su país y convencer a lectores de la talla de Barack Obama (quien seleccionó esta obra como una de sus lecturas navideñas del 2015), y Mark Zuckerberg (que la convirtió en la primera novela de su club de lectura).
Ahora, el público y la crítica de los cinco continentes se rinden ante esta obra maestra, enormemente visionaria, que trata el papel de la ciencia en nuestras sociedades, que nos ayuda a comprender el pasado y el futuro de China, y también, del mundo en que vivimos.
Entrando ya en materia, el argumento trata de la infiltración de un investigador en nanomateriales (de nombre Miao Wang), en una organización secreta conocida como “Fronteras de la Ciencia”. Para ello, entre otras acciones, tendrá que jugar a un juego de realidad virtual cuya finalidad es resolver el problema físico del mismo título que la novela (El problema de los Tres Cuerpos). Además, conocerá la historia de Wenjie Ye, una reputada astrofísica víctima de la represión de la Revolución Cultural China delos años 60 y 70.
Esta novela empieza en el contexto de la Revolución Cultural china, cuando un proyecto militar secreto envía señales al espacio para contactar con extraterrestres. ¿Tendrán éxito? No os voy a decir nada más: y si queréis saber qué relación tiene todo esto con ese juego virtual que hablaba, tendréis que leerla...
Bien. La acción transcurre en el presente, pero contiene algunos pasajes flashback sobre la historia de la astrofísica. Prácticamente, toda la trama está ubicada en China con los elementos comunes que podríamos encontrar en ambas épocas, y con algunos inventos electrónicos totalmente ficticios, pero que no desentonan con la realidad de la historia.
El autor define el carácter y la apariencia de los personajes, lo justo para que tu imaginación recree la escena porque, sin embargo, da mucha mayor importancia a las acciones que llevan a cabo y a la escena donde se sitúan. Es aquí donde se puede apreciar una de las diferencias en el estilo oriental, con respecto al occidental.
Es una novela muy amena y diferente: no tanto por el argumento en sí, sino por su forma de narrarlo; los diálogos de los personajes son fluidos y directos; hay matices de filosofía oriental que se mezclan con teorías físicas; y, por supuesto, es intrigante de principio a fin.
El único problema es que se trata del primer volumen de una trilogía, aunque hay que señalar que la novela tiene un final destacado y satisfactorio.
Mi opinión personal es que sin duda alguna estamos ante una novela impresionante, y recomendadísima para los amantes de la ciencia ficción.
Se trata de una novela de unas 400 páginas, muy entretenida, y que ha dado mucho de qué hablar en el mundo literario de la ciencia ficción (y lo seguirá haciendo durante unos cuantos años más, seguramente), y con un estilo narrativo único al más puro cine chino.
Si tenéis alguna propuesta para reseñar, escribidla en los comentarios.