Presento algo nuevo y con una ambientación conocida, no se si será al gusto de todos, pero espero que les divierta.

Mass effect Stories: Crisol de oportunidades

Michael miraba a través de la ventanilla de su cabina como aquellos astros estáticos empezaban a moverse bajo un cierto resplandor azul, en ese momento estaba pensando si era un buen momento haber dejado la estación espacial Omega para encargarse de un trabajo que cualquiera de su misma organización habría conseguido. Pero ahí estaba, se había dejado convencer de nuevo en una misión arriesgada sin el apoyo de nadie mas que de unos pocos miembros, su hermano y su mejora miga.

Los soles azules, una banda de mercenarios que hacen contrabando y algo mas, esta vez llevaban algo importante al planeta Gellix, un planeta situado dentro del sistema Arrae y perteneciente al Yermo de Minos. Un planeta en que la mayor parte esta lleno de minas, y la otra parte es que las ventas y alquileres son tan caros que son una estafa y un robo, muy pocos quieren vivir allí y menos hacer una vida normal, pero en los sistemas terminus muy pocos llevaban una vida honrada.

Salta el comunicador cuando Michael sale de su estupor y escucha brevemente:

-Señor Reynolds, se le requiere en el puente de mando inmediatamente, en unos minutos habremos llegado al destino.

-Estoy de camino – contesta Michael y en ese instante se encamina hacia el ascensor, apretando el botón correspondiente hacia el puente de mando.

No tarda demasiado en alcanzar el puente de mando cuando observa a parte de la tripulación presente batarianos, humanos, krogans y turianos, una mezcla heterogénea en el que solo se relacionaba con los de su misma especie, no porque fuera racista sino porque no confiaba en ellos, sabiendo que estaban en el mismo bando. Pero se aproxima a la cabina donde el único piloto en el que puede confiar es su hermano, Joshua Reynolds, al menos el único que cree que sabe lo que hace.

-Y aquí esta nuestro capitán – comenta Joshua sin girarse apenas de su propio asiento – perdón, perdón, una broma sin gracia, ¿Qué le trae a mi cabina?

-No tener que decirte donde tienes que aterrizar este trasto, y que medes buenas noticias.

Joshua mira a Michael con extrañeza, siempre habían tenido disputas y desacuerdos en el pasado, aunque no olvidaba quien estaba al mando y claramente era su hermano.

-Bueno, podemos alquilar el único hangar seguro y abarrotado de todo el planeta por unos 3000 créditos o la segunda decisión es llegar ala mansión Sidonis y aterrizar en su hangar privado, pero tendrás que negociar con ese turiano y no soy muy bueno en eso.

Michael asiente y luego al darse la vuelta le comenta a su hermano.

-Entonces mantente en orbita, hasta que hayamos negociado nuestro aterrizaje.

-Claro, tampoco quiero ser acribillado tan pronto – comenta a si mismo mientras escucha los pasos de su hermano alejándose de el.

Michael tendría que afrontar otra decisión complicada, pagar por una cuota de atraque demasiado cara o confiar que un rico cualquiera le extorsionara solo por mantener su nave en condiciones y sin ningún percance momentáneo. A el le costaba decidirse sin contar con su mejor amiga, Sarah Lether, uno de los pocos activos valiosos de la “Trident” una fragata de clase Razor vieja que fue rediseñada y arreglada para la única función que tenia, un viaje de ida y vuelta rápido y sin complicaciones. Michael volvió a bajar por el mismo ascensor al modulo de carga donde estaba ella y unos pocos ingenieros de la nave, ocupados de cualquier cosa que pudiera dar problemas el mismo motor o lo que fuese, ya que con las naves viejas rediseñadas y reparadas constantemente uno nunca sabe lo que puede pasar.

Michael pasa al lado de Sarah que estaba tan distraída con sus quehaceres que no nota la presencia de Michael, hasta que carraspea y esta se gira torpemente hasta tropezar con el. Luego se echa un poco hacia atrás manteniendo la compostura y olvidando ese tropiezo.

-¿Que le trae al capitán al modulo de carga?

-Que tus dotes diplomáticas nos ayudaran con una importante decisión, la primera de todas ellas es, pagamos una cuota de atraque que resulta ser una estafa y un robo o atracamos en la mansión privada del único turiano esperando que la cosa no pase a mayores.

Sarah miraba a Michael sin decir nada todavía, mientras encendía su omniherramienta y consultaba unos datos que asentía para ella misma, Michael a veces tenia que lidiar con el extraño comportamiento de Sarah, que parecía mas absorta en sus pensamientos que en lo que tenia alrededor suya, hasta que finalmente ella rompió el silencio:

-¿Tenemos salgo de valor que pueda querer el turiano?

Michael suspira en ese momento, a esos tipos solo les interesaban las armas, si hay alguna propiedad de valor o si de repente encuentran a alguno de su tripulación útil para sus deseos y caprichos.

-No, tendremos que pagar la cuota de atraque y hagamos esto rápido, solo me molestaría ahora que no pudiera despegar porque a alguien se le olvido subir un cero a nuestro pago…

Sarah asiente, pero ladea un poco la cabeza al no estar satisfecha con la decisión que ha tomado, Michael comprueba su reacción, tan solo para decir:

-¿Hay algo que quieras decir?

-No, nada, solo que no estas hecho para ser mercenario – Sarah expresa con cierta broma.

- Ja ja– dice en tono irónico, ambos sabían entenderse, aunque Michael no era muy dado a las bromas – por cierto, cuando volvamos, acepta otro trabajo que no nos lleve al otro lado de la galaxia, ¿vale?

Michael se vuelve a sus alojamientos, haciendo todos los preparativos y buscando su únicas herramientas que le ayudarían en este encargo, una pistola Stinger y una escopeta Hydra, aparte de su armadura explorer y algunas cargas de medigel, esperando no tener que usarlas aunque esta vez nunca se sabría que iba a pasar.
Luego volvió a la cabina, solo dio la orden:

-Bajanos al puerto de atraque y dile a las demás que preparen 3000 créditos.

-Adiós a nuestra paga

Michael empieza a organizarlo todo, su hermano se quedaría en la cabina dela Trident mientras se llevaba consigo a dos miembros de la tripulación y su mejor amiga, Sarah, sin olvidarse de la importante carga que tenían abordo en uno de sus camarotes. Cuando lo sacaron de los camarotes, tuvieron especial cuidado con ella, pues los bioticos son peligrosos y mas una Asari, que tenían que tener vigilada en todo momento.

Cuando aterrizaron por el puerto de atraque, que constaba de una especie de hangar montado en el suelo con paneles sólidos, salieron por la rampa buscando una manera de buscar a su contacto que no debería estar muy lejos de allí con la sorpresa de que no esperaban a un señor de la guerra Krogan por aquellos lares y mas con una comitiva tan grande como la que llevaba el.

-¿Eres tu con quien tengo que tratar?

-Claro, bueno, salvo que estés esperando a otro, en tal caso puedo largarme tranquilamente…

Michael es interrumpido cuando aquel Krogan se acerca a el abruptamente, mirándolo cara a cara.

-Puedo llevarme lo que sea, pegarte un tiro y no pagarte ni un crédito –dice con una leve carcajada – pero me pillas con buen humor y creoque podemos empezar de nuevo

Michael se había puesto tenso en ese momento, puesto que ambos bandos ya tenían sus armas desenfundadas por aquello se descontrolaba, luego asintió al respirar profundamente y trajeron a la Asari.

-Llevatela si quieres y así estamos en paz, con el pago acordado claro.

El krogan abrió su omniherramienta para pasar el pago a Michael cuando algo había estallado a su alrededor, tumbando a ambos al suelo, Michael intenta levantarse cuando Sarah se tira encima de el, solo escucha el sonido del intenso tiroteo en todos lados.

-No te levantes aun… sino quieres acabar acribillado – decía mientras se mantenía en el suelo junto a el, en el momento en el que cesaro nlos disparos, pudieron levantarse pero vieron como su nave despegaba delante de ellos y ambos se quedaron allí viendo como el resto aun les apuntaban dudando de si eran amigos o enemigos.

Ambos alzaron las manos en señal de rendición y no paso mucho tiempo hasta que una patrulla de turianos los escoltaron hasta sus dependencias, y luego en una habitación que parecía mas una sala de interrogatorio, apareció Alerco Sidonis, uno de los peces gordos de Gellix y su segunda decisión que no había tomado.

-Michael Reynolds y Sarah Lether, supongo que se preguntaran porque se sus nombres y porque han venido, pero creo que esa parte ya la conocen.

-Si, así es, supongo que el tiroteo fue fortuito y usted vino a mantener el orden, y todo una coincidencia. - respondió Michael con cierto sarcasmo.

-No voy a pedirle a un mercenario que me trate con cierta formalidad, aunque un poco de respeto no le haría daño – Alerco mira a Michael con una mirada seria y bastante dura.

-Discúlpenos señor Alerco, pero hemos tenido un día muy duro y ahora mismo no tenemos ni nave ni tripulación, por lo que estamos en sus manos. -Alerco alivia la tensión creciente al escuchar a Sarah, luego se dirige a ambos.

-Tengo una proposición que hacerle, señor Michael, y se que no soy de su agrado, pero tendrá que aceptarla si quiere recuperar lo que ha perdido.

Michael mira a Alerco de forma atenta, sabia que no quería tratar con un turiano y mas alguien como el, pero tendría que conformarse.

-¿De que se trata?

-Recuperar a su nave a condición de que su amiga, sea mi huésped hasta su regreso y, claramente, acordemos otro trato satisfactorio.

-Hijo de.. - dijo Michael en un alarde de ira momentánea – esta bien…lo haremos a su manera.

Alerco sonríe al ver que Michael había aceptado su trato inicial, y luego comenta.

-Alégrese, a la vuelta le podría ofrecer un crisol de oportunidades que ni usted habría contemplado.

Los tres salieron de aquella sala y tras uno de los mamparos falsos que simulaban la pared de una habitación, una silueta oculta movió su brazo derecho y abrió su omniherramienta, con una voz sintetizada expreso lo siguiente:

-Tenemos lo que hemos venido a buscar, ¿Cuál es el siguiente paso?