Transmisora
por Lewis Shiner
Bajo licencia de Creative Commons
(Original Title: Relay)
Traducción Casera: Sirius
(Homemade Translation)
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Stevens rebobinó la cinta fingiendo concentrarse en el zumbido de la máquina.

-"¿Qué es lo que se supone que tengo que oir?", preguntó. "¿Voces?"

Al otro del escritorio, frente a él, Blair estaba pálido y sudoroso.

- "Es Weston, el otro hombre con en que yo estaba... viajando."


-"Al futuro.", dijo Stevens, sin molestarse en presentarlo como una pregunta, sin creer ya que Blair lo negaría.

-"Sé lo que estás pensando. Con la cinta de esa forma y todo. No se que le ha pasado. Pero si te concentras, aún se puede escuchar. Se le puede oir decir mi nombre."

La madre de Blair se sentaba al lado de él con su cara lívida como el papel maché.

"Qué mayor parece de repente.", pensó Stevens. "Sólo desde la semana pasada."

"Mira," dijo Blair. "Déjame ponerlo otra vez."

Se inclinó sobre el escritorio y pulsó PLAY. Mientras el extraño zumbido y traqueteo empezaba de nuevo, Stevens dejó que su atención vagara hacia la ventana abierta de su oficina. En el largo ocaso podía ver kilómetros de las praderas de Kansas extenderse lejos de él. El centelleo del río Fall en la distancia, más allá de los vivos rosas, púrpuras y naranjas de la puesta de sol. Una cálida brisa mecìa las cortinas de encaje blanco y el olor de la hierba cortada enviaba su mente de vuelta al pasado, veinte años atrás, al día en que conoció por primera vez a la madre de Blair.

Ella hacía entrar al chico con varicela. Stevens se había sentido atraído por ella immediatamente: fuerte, delgada, guapa, con un acento educado de la costa este. Él esperó, de inicio, que fuese viuda o duvorciada. No lo era, por supuesto, de modo que se hicieron amigos y Stevens no lo lamentaba realmente.

Aunque le rompía el corazón verla ahora. Tenía tanta angustia encerrada dentro y él no tenía modo alguno de ayudarla. Lo que fuera que no iba bien con su hijo requería un psiquiatra para descubrirlo, quizá un equipo de ellos.

Stevens detuvo la cinta a mitad de la escucha.

-"Mira," dijo Blair. "Me dijiste que escucharías el Projecto."

-"Escuché sobre él, sí. Oí que había algun tipo de estación espacial que estaban usando para investigar el tiempp o algún sinsentido similar."

-"Una estación transmisora. En órbita geosíncrona. Con transportadores de materia y un simulador de Schwartzchild. que puede producir aceleración casi infinita. Por eso tenían que ponerla en el espacio."

Stevens extendió sus manos sobre el escritorio.

- "Obviamente has leído sobre ello. No voy a debatir esto contigo. Ni siquiera sé lo que significa la mitad de esas palabras. El hecho simple es que cancelaron el proyecto hace cinco años. Y tú nunca formaste parte de él."

Stevens pulsó el botón de EJECT y le tendió el cassette a Blair.

-"Hasta hace dos días tú estabas en California, en la escuela de graduación. Tu madre tiene cartas que lo prueban. Luego, de repente apareciste sobre un tren en Wichita, balbuceando un montón de sinsentidos sobre proyectos del gobierno y máquinas del tiempo. No hay nada más que pueda decir."

Blair asintió, pareciendo resignado.

- "Sabía que era inútil venir a verte. Pero Mamá insistió."

-"Vete a casa. Duerme un poco. Si aún te sientes...desorientado mañana, quizá pueda prescribirte algo."

-"Ya, vale," dijo Blair, levantándose despacio de la silla.

Stevens se preguntaba si alguna vez se acostumbraría a la visión de los adultos que él recordaba cuando era niño.

-"Te espero en el coche, Mamá."

Cuando la puerta de la oficina se cerró, Stevens dijo,

-"Lo siento. Es que no no creo que haya nada yo pueda hacer."

Unas lágrimas comenzaron a aparecer en los ojos de la mujer, aunque se negaban a caer.

-"Lo sé. Yo...ya no podía guardarlo dentro por más tiempo."

Ella se levantó y le tendió una mano hacia él.

Stevens tomó la mano y la sujetó, pero ella no quería mirarle a los ojos.

* * * * *

Blair yacía tumbado en la oscuridad de la casa de sus padres y pasaba por todo aquello otra vez. Él y Weston, suiting up en la estación transmisora. Entrando en la cámara de transporte. El campo de energía haciendo su hair crepitar y su estómago chum. La sensación de caer, un pequeño impacto contra los dientes inferiores. Luego, su primera visión del futuro.

Estaban de pie en una interminable plataforma de hormigón, de tosca textura, sin pintar, quebrada sólo por una red de líneas agrietadas finas como pelos. El cielo estaba nublado y un incansable viento enviaba arena y grava rebotando contra sus cascos.

-"¿Blair?" dijo Weston. "¿Sientes algo...?"

Blair se volvió para mirarle. A través del cristal de la placa frontal vió la boca de Weston tensarse de dolor. Blair fue hacia él cuando Weston comenzó a gritar.

El traje de Weston parecía alargarse y contraerse. Un instante después había desaparecido.

Luego Blair lo sintió él mismo, su cuerpo entero flexionándose y retorciéndose como un reflejo en una lámina fina. Algo apareció en el sistema de refrigeración de su traje y, de pronto, estaba inundado de aire congelado. Le dolió el estómago. Dió un paso al frente, tanteando a ciegas y luego, el mundo entero se desvaneció en la distancia, lejos de él en todas direcciones. Perdió el conocimiento.

Llegó sobre el suelo de la estación transmisora. Su piel estaba cubierta de marcas de congelación dentro del traje, sus dientes castañeaban y sus brazos instintivamente envolvían sus piernas para mantener el calor que no llegaba.

Gateó hasta la consola de control y leyó los instrumentos. Energía pero sin aire, sin calor. Estaba atrapado en el traje averiado.

Una luz roja parpadeaba al lado de la grabadora de cassette. Blair la cogió con su mano temblorosa y reprodujo la cinta mediante la radio del traje.

"Blair...He esperado aquí dos horas y no puedo esperar mas. No sé lo que ha pasado pero el transportador parece funcionar. Voy a intentarlo.

"Blai...ésta no es la estación de la que salimos. Algo ha ido mal. En este mundo, la estación ha estado desconectada durante años. Si acabas aquí, usa el transportador. Trataré de encontrarte de algún modo."

Blair tenía la cinta en su mano mientras caminaba por el pasillo hacia transportador. La sala estaba vacía. Podía sentir el impacto del aire escapando cuando abrió la compuerta. Una vez dentro, la sala comenzó a represurizarse automáticamente. Salió del traje congelado tan pronto como hubo aire que respirar.

Sus ropas no estaban en la taquilla donde las había dejado. En su lugar, había un traje de cubretodo con el nombre de otro en el pecho. Entró y comprobó los controles del transportador. Todo parecía estar funcionando. Las coordenadas de destino estaban fijadas por la NASA en Houston.

Comenzó a encender la máquina con una mano que aún tiritaba. Se preguntó si algún día estaría caliente otra vez. Luego dudó, si Weston tenía razón y este mundo no era el mismo que habían dejado, podía transportarse en medio de un muro de hormigón.

Su mente tuvo un recuerdo de Neodesa, la tierra vacía y plana donde él había ceecido. No había cambiado en cientos de añs y recordó la longitud de sus días de escuela. Ajustó las coordenadas y, mientras pulsaba el botón TRANSMITIR, estaba pensando en su hogar.

Si mente se saltó el resto: el tambaleo del transporte, caer en el campo fuera del pueblo y coger el tren de Wichita. Se concentró en lo terrícola, la realidad visible frente a él, la fría brisa que llegaba desde la ventana, el sonido de los grillos y el viento.

Todo va bien, pensó. He vuelto. Estoy a salvo. Es 1990 y esto es Kansas y he vuelto otra vez.

Encontró su albornoz de franela roja y grís en el armario y se lo puso, abrazándose para entrar en calor. No quería volver a dormir, no quería dejar que la frágil ilusión de la realidad se desvaneciera.

Caminó descalzo hasta el salón, sin.pisar el tablón suelto que había hecho crujir toda su vida. Se sentó en el sofa floral azul con sus piernas encogidas bajo él, deseando una taza de café pero no queriendo arriesgarse a despertar a su padre que aún se levantaba a las seis cada mañana para trabajar en l carpintería. Recordó el embarazoso silencio cuando él trató de hablarle a su padre sobre el proyecto, la mirada obsesionada en los ojos de su madre.

Cogió el periódico de la mesa de café y lo miró a la luz de la luna que entraba por la ventana. El pasatiempo de la pequeña ciudad con anuncios y exibiciones de flores le tranquilizaba, le tenía al borde del sueño.

Entonces percibió la fecha en la parte superior de la página.

23 de Abril de 1997.

Dobló su estómago para ahogar su grito.

A través de la ventana pudo ver la hierba meciéndose del césped sin cortar, las calles de asfalto, el roble partido por el rayo en el patio de su vecino. Había crecido con esa vista pero, ahora era terroríficamente extraña.

Cuendo la voz dijo su nombre casi salta fuera de su piel.

-"Blair..."

Se volvió para ver a Weston en el umbral de la puerta.

-"Tenía que avisarte," dijo Weston.

Estba vestido con pantalones vaqueros y una camisa, con la mano hacia él.

-"No está aguantando ... voy a volver a la estación transmisora de nuevo ... no sabría decir si era la misma o no ... usé el transportador otra vez pero algo va mal..."

Weston se apoyó en la pared y su mano pasó a través de ella.

- "No sé cuanto tiempo me queda. Escucha, Blair, tienes que..."

Claras chispas de relámpagos surgían de la imagen de Weston. Su voz se.volvió estática. Un segundo después, había desaparecido. Blair se quedó con la memoria de su cara, distorsionada en un dolor insoportable.

Blair corrió hasta el lugar donde Weston había estado. No quedó nada, ni olor a ozozno, ni manchas en el suelo de madera, nada que mostrara que no había sido un sueño.

* * * * *

La mañana vino soleada con un ligero frescor que se acabó cuando el café estuvo hecho.

Ella no había querido despertar a su hijo todavía pero siempre había sido de sueño ligero. Era imposible que siguiera durmiendo después de todo el ruído que ella había hecho. Puso azúcar en la taza de café y la llevó a la habitación.

Se detuvo frente a su puerta. Una marea de sensaciones, de pérdida, se desplomó sobre ella sin razón. Tuvo que tragar, apenas, y peinarse el pelo hacia atrás para recuperar el control. Luego llamó suavemente con un nudillo y vió que la puerta estaba abierta.

Era como si ella hubiera sabido que él desaparecería.

Se sentó en la cama desordenada, tocando las sábanas frías y dejó que sus lágrimas silenciosas caer por la cara.

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FIN