77 grados Kelvin, novela de José Luis Peñalver
D.H. despierta en una habitación de hospital desconocida. Sospecha que convalece de una nueva operación o que va a comenzar otra absurda terapia de rehabilitación. Protesta porque sabe que su tetraplejia es incurable, por mucho que se nieguen todos a admitirlo.

El equipo médico le comunica que la reanimación ha sido un éxito: acaba de ser sacado de un tanque de criopreservación. Escéptico e indignado, pronto deberá dejar de protestar por lo absurdo de la situación. El dónde y el cuándo no son nada comparado con la realidad que tendrá que asimilar, enfrentado a pruebas irrefutables.

Esa avanzada civilización ha conseguido descifrar las comunicaciones neuronales, la actividad eléctrica del cerebro humano. La revolución que se ha desencadenado, las nuevas tecnologías y aplicaciones surgidas han cambiado para siempre la forma de vida conocida.