La esperanza de la humanidad son los avatares
El proyecto de Dmitry Itskov, un multimillonario ruso de 32 años, llamado Iniciativa 2045, por el año en el que espera que esté acabado, prevé la producción a gran escala de avatares muy reales y de bajo coste en los que se puedan cargar los contenidos de un cerebro humano, con todas las peculiaridades de la conciencia y la personalidad incluidas.
El plan consiste en reproducir una copia digital de nuestra mente en un portador no biológico, una versión de una persona plenamente sensible que podría vivir cientos o miles de años.
Cuenta con la atención, y en algunos casos el apoyo entusiasta, de voces respetadas de la Universidad de Harvard y el Instituto Tecnológico de Massachusetts que destacan en campos como la genética molecular y las neuroprótesis.
Las leyes de la oferta y la demanda se cumplen en la utopía de Itskov y él da por hecho que, una vez que la producción de avatares aumente, su coste caerá en picado. También cree que las organizaciones benéficas que ahora se dedican a alimentar, vestir y curar a los pobres se centrarán en el objetivo de fabricar y distribuir cuerpos asequibles; es decir, máquinas.