Cerrado por negociaciones editoriales.
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Cerrado por negociaciones editoriales.
Enviado en privado
Un fragmento...
"Le dolía su mirada. Sus ojos de oscuridad impenetrable. No hablaba ni se movía, solamente lo observaba. A su alrededor la habitación se sumía en una iluminación azulada. A través de la saetera de lo que parecía una torre de homenaje se entreveía un prado de brillante hierba, también azul, que se mecía al ritmo de un viento tibio y juguetón. Una afilada y obstinada lluvia descendía desde el firmamento lapislázuli convertida cada gota en una pequeña lágrima de plata. Y en el horizonte, una cordillera ribeteada por la luz de las estrellas parecía indicar los lindes de aquel mundo artificial y misterioso. Lo vigilaban el escurridizo fragor de la noche sempiterna, el infinito insondable, inalcanzable, del universo, y la luna desolada, de pálido cristal, que brillaba entre una franja de nubes espumosas. Sin embargo, él no prestaba atención a lo que quedaba más allá del hueco de la pared, sino que continuaba absorto en las partículas de luz cianea que chispeaban suspendidas sobre aquel cuerpo desnudo, perfecto y prohibido. Estaba sentada, con las manos apoyadas en el suelo, perniabierta; con el sexo y los senos al descubierto. Pero sus atributos físicos no importaban en aquella habitación ilusoria, ya que en ningún momento había sido capaz de apartar la vista de aquellas pupilas negrísimas que parecían no tener fondo. Tenía ganas de hablar, de susurrarle al oído que la echaba tremendamente de menos, de preguntarle por qué se había marchado. No obstante, fue incapaz de articular sonido alguno. La lluvia al ser barrida por el viento provocaba el único murmullo audible de aquel mundo. Pero entonces, tras lo que pareció una eternidad entre alfileres, la mujer se incorporó y a gatas comenzó a acercarse hacia él. Gabriel no sintió miedo al ver cómo se aproximaba. Estaba clavado al suelo de glacial y áspera piedra, como si estuviera atado a unas cadenas invisibles. Ella avanzaba con movimientos torpes, casi mecánicos, y con la luz zafirina de la irrealidad guiando sus pasos. Cuando llegó hasta él se detuvo, se irguió y le apoyó las manos sobre los hombros. Su tacto era cálido y suave como la seda. Permanecieron admirándose un tiempo incalculable, hasta que repentinamente la mujer se encorvó y mostró unos colmillos ensangrentados; también su expresión cambió y en apenas unas décimas de segundo se había transformado en un ser esperpéntico. Dumas no fue capaz de defenderse cuando aquel demonio que instantes antes poseía la figura de la única mujer que había sido capaz de amar le clavó los dientes en el cuello y empezó a absorberle la sangre. Mientras el líquido de vida abandonaba su cuerpo, también sintió cómo se le apagaba la conciencia. Una vez el engendro se hubo saciado, el mundo fue progresivamente cubriéndose con un velo de penumbra. En sus últimos estertores de existencia, a Gabriel le pareció distinguir por última vez la mirada inabarcable de su asesina".
Y no, prometo que la cosa no va de vampiros :xDD:
Es un sueño premonitorio no?
Pelín barroca la escena
Me temo que mi estilo es bastante barroco :pensar2:Cita:
Pelín barroca la escena
No tiene nada de malo. Yo soy muy directo, casi cinematrográfico.
Cita:
Iniciado por Bukovy
Vaya pues parecía que iba a ser una de vampiros (nada malo habría en ello, a mí me encanta el género de terror).
así me has dejado...:baboso:
Mi tercera novela, de la que tengo las directrices básicas, y que está prevista para 2012, es de misterio y terror. Aunque todavía tiene que llover bastante para eso.Cita:
Iniciado por Indíbil
Por otro lado, Noctalia tiene su toque de terror en bastantes partes. Esta Ciudad de Piedra es de intriga y aventuras; nada que ver, vamos.
:botando:
Otro fragmento más...
"Amaneció sorprendido por los ruidos inesperados que se estaban produciendo dentro de la habitación. Lo que no podía imaginar es que al abrir los ojos el tipo al que había venido a buscar lo estuviera esperando a punta de pistola. Lo encañonaba sentado tranquilamente en una silla. Gabriel dio un respingo y se irguió, apoyando la espalda contra la pared.
—¿Quién demonios eres tú? —preguntó en español.
El desconocido se reclinó un poco en su asiento sin dejar de apuntarlo. Luego habló en un francés dialectal muy propio de las colonias pertenecientes al departamento de ultramar del país galo. Por el deje de su voz, puede que perteneciera a la isla de Guadalupe, o tal vez a la de Reunión. Lo cierto es que Gabriel no lo entendió.
—Tranquilo, amigo. O hablas más despacio o no me voy enterar de nada de lo que me digas.
El caballero de fortuna utilizó esta vez el francés. La poca luz nocturna que se colaba por la ventana teñía de una coloración azulada al visitante. Sus globos oculares eran de color amarillo.
—¿Por qué me estás siguiendo?
La cadencia utilizada y el silabeo premeditado permitieron a Dumas comprender al asaltador.
—No te estoy siguiendo. —Tenía que meditar cada palabra antes de pronunciarla—. En realidad no sé quién eres.
—Estuviste en casa de Giorgio, husmeando con la policía. Y ahora en Niza.
Explicó el desconocido mientras empuñaba la pistola amenazadoramente.
—En primer lugar, no soy policía, ¿vale? Y en segundo lugar, no te estoy siguiendo. Ha sido una desafortunada casualidad.
—No creo en las casualidades.
La frase fue clara y rotunda a la vez. Tras pronunciarla, el hombre se levantó de su sillón y se acercó a Gabriel.
—¿Qué vas a hacer con eso?
Dumas buscaba con la mirada algo con lo que defenderse de aquel tipo que avanzaba hacia él sin buenas intenciones.
—No hagas ninguna tontería y dime quién eres.
El caballero de fortuna sudaba generosamente. Levantaba los brazos en un gesto de rendición que no parecía surtir ningún efecto.
—Soy…, soy Gabriel Dumas.
El asaltador guardó silencio con las palabras todavía retumbando en la sala. Con la boca del arma orientada hacia su corazón y los ojos clavados en él, aquel pistolero de acento colonial era fácilmente confundible con un jinete del apocalipsis.
Unos segundos después apretó el gatillo".
Parece que mantienes un buen ritmo de escritura. No suena ni atropellado ni forzado.
Tengo tu libro Noctalia entre los siguientes a leer. He leido algunas de las estupendas críticas que está recibiendo y eso es algo que anima sin duda a su lectura. Al parecer una de las cosas que más se parecia es que no entres a intentar explicar los fenómenos "sobrenaturales" dejando al lector se espectador y juez de la historia.
En cuanto tenga ese hueco lo leeré y de seguro que confirmo esas críticas tan favorables.
Favorables o no, espero con ansias poder leer tus valoraciones al respecto :fumando:Cita:
En cuanto tenga ese hueco lo leeré y de seguro que confirmo esas críticas tan favorables.
Más...
"Tras despedirse de Cilleros con la promesa de reencontrarse ya en Nassau, cinco días más tarde, se puso en camino hacia la casa del joven informático. Escoltado por un bisoño amanecer que arrojaba aristas escarlatas que tapizaban los irreductibles rascacielos y las lánguidas calles, caminaba bajo una cortina de nubes manchadas de verde que navegaban los cielos como navíos a vela. El alba amenazaba a la ciudad con el reflejo de un posible día enterrado bajo el frío y firmamentos ahorcados por la lluvia".
:botando:
Otro más:
"Situó la mano derecha sobre la cadera esbelta y cedió al calor de los labios entreabiertos. El corazón le latía de forma tan descontrolada que parecía palpitarle dentro del cuello. Luego deslizó la mano por la pierna de piel suave y tensa, casi de terciopelo. Y mientras se bamboleaba sobre la curvatura del vientre, en aquella autopista hacia el paraíso, se esmeraba en escuchar los gemidos que le regalaban el oído, excitándolo. Disfrutaba del contacto de su busto firme y generoso pegado contra su pecho, de sus incontrolables contracciones cuando estaba en su interior. Experimentaba una extraña excitación con cada espasmo, excitación que se convertía en éxtasis cuando aceptaba estoicamente los arañazos que le rasgaban la espalda.
Entregados a la noche y sus sombras, acoplados el uno al otro, en una sinfonía de susurros largos y deliciosos; eran como chispazos de un fuego que crepita en la oscuridad. Besos que se entrecortaban por los quejidos de placer, silencios que pregonaban el cénit de un delirio dulce y agotador. Y de repente, sus ojos se encontraban con los de ella. Se cruzaban con aquellas dos esferas negras que lo miraban con la tristeza de Marco de Setiñano al contemplar su ansiado Prometeo; con la expresión muerta y fría de un Orfeo condenado al silencio".
Empezamos con el proceso de menearla por ahí. Primero mediante carta de presentación y fragmentos.
:botando:
Que tengas más suerte, si cabe, que con noctalia... :xDD:
Joan Bruna y Carmen Ballcells han aceptado leerlo, que no es poco. No significa nada, pero es el primer paso. A ver si les consigo convencer. Tres meses de margen me han dado.
:xDD: