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Bicerofonte
21-Oct-2019, 23:58
EL PAR DE ESMERALDAS

“¡Usted tiene qué encontrar ese par de esmeraldas, ya que de no ser así, mi padre nunca va a nacer, y por lo tanto yo no tendré razón de ser! ¡Si usted no encuentra las gemas, profesor, me disolveré en el tiempo y de mí no quedará ni el recuerdo!”…

El profesor Anthony Austin dormía plácidamente en su cama cuando lo despertó el insistente sonar del timbre de la puerta.
Muy molesto se levantó. Se había desvelado hasta las 4 de la mañana por tratar de perfeccionar una máquina que él mismo inventó, y por culpa de una persona inoportuna que estaba llamando, ya no pudo descansar hasta las 12 como se lo había propuesto.
Se asomó por la ventana del balcón y vio a un joven como de 20 años de edad quien le suplicó que bajara pues tenía algo importante qué decirle. Se notaba muy nervioso.


Ya estando juntos le dijo que se llamaba Bernard, y que venía del año del 2063. Una fuerza o energía lo había transportado al pasado, hasta el 2018.
Asombrado, el profesor Anthony recordó que anoche había estado probando su Disociador Molecular Cuántico, una máquina con la que pretendía viajar hacia el pasado o al futuro, pero todavía no estaba perfeccionada.
El caso era que había programado su Disociador para que transportara una moneda de medio dólar al año 2063 y la moneda había desaparecido.


Esto se lo contó a Bernard, quien sonrió perplejo, a la vez que sacaba de su bolsillo la moneda que tenía el año del 2018 y se la entregó al profesor.
- ¡Ahora entiendo! –Dijo Anthony- ¡Cuando volví a activar la máquina para regresar la moneda al pasado, tú la recogiste y en ese momento viniste junto con ella!... ¡Pero no entiendo por qué no te materializaste en el laboratorio!
Bernard asintió con la cabeza y comentó:
- Por alguna razón extraña aparecí en su patio trasero y me quedé ahí confuso hasta que amaneció. Los Registros Akáshicos que son una memoria universal de la existencia, un espacio multidimensional donde se archivan todas las experiencias del alma, son los que me trajeron aquí.


El muchacho prosiguió:
- Mire, profesor, le diré algo muy difícil de entender, algo que ni yo lo comprendo... A pesar de que vengo del 2063 tengo altas probabilidades de no nacer… ¡A menos que usted encuentre las dos esmeraldas!
Anthony se quedó con la boca abierta y dijo:
- ¿Las dos esmeraldas? ¡No entiendo…!


- Si, las dos esmeraldas. ¡Tiene qué encontrar ese par de gemas verdes, ya que de no ser así, mi padre nunca va a nacer y por lo tanto yo no tendré razón de ser!... ¡Si usted no las halla, me disolveré en el tiempo y de mí no quedará ni el recuerdo!
¡Encuéntrelas!... No puedo quedarme más tiempo en el 2018, ya que como en el futuro no he nacido hasta que usted tenga las gemas, tengo qué volver al Plano Etérico. ¡Por favor, transpórteme al 2063 con su máquina!
El profesor Anthony transportó a Bernard al futuro con el Disociador Molecular Cuántico. Ahora tenía qué resolver el enigma de las dos esmeraldas.


Pasaron los días y por más vueltas que le daba a éste asunto, no pudo encontrar una respuesta al problema. Muy agobiado, salió a la calle a caminar para despejar un poco su aturdido cerebro.
Se encontraba sentado en la banca de un parque y en ese momento pasó a su lado una muchacha muy bonita.
Ella cayó al suelo al pisar una grieta y se torció el pie. Anthony la ayudó a levantarse y a sentarse en la banca.
Él comenzó a sobarle con delicadeza su pie desnudo y ella le dijo ‘Gracias’. Sus miradas se encontraron y en ese momento él sintió como una descarga eléctrica al ver sus ojos… ¡Sus hermosos ojos verdes!


Sintió que su alma pendía de un hilo, ya que ese par de ojos parecían gemas… ¡Parecían dos esmeraldas finas y refulgentes! Tenían un brillo especial, y en ese momento recordó las palabras de Bernard:
“¡Usted tiene qué encontrar ese par de esmeraldas, ya que de no ser así, mi padre nunca va a nacer, y por lo tanto yo no tendré razón de ser! ¡Si usted no encuentra las gemas, profesor, me disolveré en el tiempo y de mí no quedará ni el recuerdo!”…
Sintió como que una venda cayó de sus ojos. El chico con el que había hablado días antes y que venía del futuro era nada menos que… ¡Su nieto!


Las piezas del rompecabezas comenzaron a encajar…
El padre de Bernard era su hijo, y ese hijo no nacerá si él no se casa… ¡Con la chica de los ojos de esmeraldas!
La muchacha se llamaba Brittany. A partir de aquel encuentro, ella y el profesor Anthony iniciaron una linda amistad que con el tiempo fue fructificando, y pronto los dos dieron paso al amor.
Se casaron a los seis meses de ese primer encuentro. Dos meses después, estando ya acostados en su recámara Brittany le comentó que estaba embarazada.


Esa noche fue de dulces sueños para la pareja. Ella soñó con el bebé más sano del mundo y Anthony vio en sus sueños a Bernard quien lo abrazaba con lágrimas en los ojos, a la vez que le decía: “Gracias, abuelo”…